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Los Canto. Estela y Patricio: los enfant terribles de la literatura argentina

Dos hermanos que recorrieron la literatura y la pol铆tica de una porci贸n significativa del siglo XX en una biograf铆a bien investigada y escrita.

Daniel Mecca.

Los Canto. Estela y Patricio: los enfant terribles de la literatura argentina.



1陋 Edici贸n. Ciudad Aut贸noma de Buenos Aires. Emec茅 Editores 2024.

386 p谩ginas.

El autor busca a lo largo de este concienzudo trabajo fundamentar la alusi贸n del subt铆tulo a la modalidad anticonvencional, a menudo de finalidad irritativa y hasta a veces escandalosa de Estela y Patricio Canto. No se queda all铆, agrega pinceladas de toda una 茅poca del ambiente literario y pol铆tico, sobre todo el de Buenos Aires. Y se encarga de la valoraci贸n del fondo de seriedad bajo la pirotecnia. Y de resaltar el nivel intelectual y la formaci贸n cultural de los dos hermanos.

Escribe Mecca. “…los Canto operan como una compleja caja de resonancia de los fen贸menos gravitatorios del siglo XX, sea coqueteando con la 茅lite intelectual de la revista Sur, en los v铆nculos de los intelectuales con el Partido Comunista Argentino e, incluso, como testigos de los resonantes personajes que sacudieron el mapa del arte en el pa铆s como Oscar Massotta.”


Dos hermanos a no olvidar

Rese帽a de Daniel Campione*

Un relato innovador para un recorrido peculiar

Esta biograf铆a at铆pica alberga testimonios de figuras muy conocidas que en alg煤n momento interactuaron con los hermanos o se vieron de alg煤n modo involucradas con sus vidas o sus obras. As铆 desfilan por el libro Juan Jos茅 Sebreli, Jorge Lafforgue, Beatriz Sarlo, Pablo De Santis, Javier Torre, Guillermo Mart铆nez, Abel Posse.  Adem谩s de algunos expertos “borgeanos” como Alejandro Vaccaro, Miguel de Torre Borges o Daniel Balderston.

El libro est谩 estructurado en torno a esas entrevistas. Quiz谩s con excesiva modestia, Mecca coloca su propia escritura como una suerte de “enlace” ya que son los nombres de las y los entrevistados los que asignan denominaci贸n a los respectivos cap铆tulos.

A los ya mencionados se unen personajes menos renombrados, que sin embargo brindan opiniones significativas acerca de los biografiados. Entre ellos se cuentan quienes compartieron de cerca el paso de los hermanos por el Partido Comunista o sus cercan铆as.

La gama de quienes son indagados a prop贸sito de uno o de ambos hermanos es extensa y variopinta. Nada antojadiza, combina disciplinas, generaciones, procedencias ideol贸gicas. Aqu铆 tambi茅n, desde el entorno Sur hasta cr铆ticos por izquierda del Partido Comunista.

No habr铆a que quedarse con la mera descripci贸n del peculiar itinerario de los hermanos y en particular de Estela. Pusieron a prueba el “reinado” de Victoria Ocampo sobre Sur y entre las hermanas Ocampo prefirieron a Silvina, con la que compartieron las reuniones de su c铆rculo 铆ntimo. Estela siempre fue relativamente ben茅vola con Borges, con el que tuvo un famoso y prolongado romance. Lo fue menos con “Adolfito” Bioy Casares, por lo que juzgaba como cierta superficialidad intelectual y un talante m谩s o menos evidente de “estanciero satisfecho”.

Hubo sin embargo una disputa por exhibir un linaje brillante que rivalizara con sus amigas y amigos de “alta sociedad”. Los Canto se adjudicaron una prosapia que remontaba a tiempos pret茅ritos de Uruguay. Uno de los 33 orientales habr铆a sido antepasado suyo. Un precedente al parecer no del todo comprobado.

Dos hermanos, un c谩lido v铆nculo.

Patricio Canto

Una y otra vez a lo largo del libro aparecen quienes recuerdan a Estela como una mujer alegre, fresca, con sentido del humor. Muy culta y con perfecto manejo del ingl茅s y del franc茅s. Tambi茅n propensa en exceso al abuso del alcohol. Alg煤n testigo afirma que sol铆a emborracharse y en ese estado decir “cualquier barbaridad”.

Estela Canto.

Practicante de una libertad sexual no tan com煤n entre las mujeres de la 茅poca. Sobre este aspecto ella y su hermano se complac铆an en orillar lo prohibido. M谩s de un testigo comenta que se rumoreaba acerca de una relaci贸n incestuosa con Patricio. Hay quienes piensan que ellos mismos se encargaron de alentar esa creencia como forma de escandalizar a los “bienpensantes” Los dos eran bien parecidos, sab铆an impresionar y seducir a personas del otro g茅nero y en el caso de Patricio tambi茅n del suyo.

Lo indudable es que su relaci贸n fraternal era fuerte, plagada de complicidades, que abarcaban conspiraciones a d煤o para enfrentarse a rivales m谩s o menos detestados y poderosos. Como H茅ctor A. Murena, que ocupaba un lugar de privilegio en el sector m谩s elitista de las escritoras y escritores.

La batalla a la sordina que daban contra algunas luminarias ceremoniosas abarcaba distintos frentes, sin excluir la vida privada y amorosa del pr贸jimo. Alg煤n entrevistado caracteriza a Estela con expresivo laconismo como “Moderna, libertaria y feminista.”  Mecca trae a colaci贸n un relato de Andr茅s Rivera acerca de ella, titulado con el nombre de la escritora.

El autor, sin quebrar su parquedad habitual, trasmite cierta fascinaci贸n con el personaje, su inteligencia y espontaneidad. Ambos militaban por entonces en el PC; los dos se conocieron en La Hora, 贸rgano oficial de ese partido.  Y se rieron juntos de esquematismos y obediencias irreflexivas que menudeaban en la estructura partidaria.

Rivera hace referencia a su relaci贸n con el grupo elitista en torno a Victoria Ocampo y se帽ala que Estela se le “plantaba” a sus figuras destacadas hasta que se alej贸. El autor de El farmer escribi贸 sobre estas impresiones mucho despu茅s de los hechos, con Estela ya fallecida. Esa lejan铆a temporal le da una perspectiva te帽ida por cierta nostalgia de una 茅poca irrecuperable.

La obra.

Adem谩s de ser figuras del ambiente cultural de Buenos Aires durante d茅cadas, los hermanos Canto se empe帽aron adem谩s en una tarea silenciosa y a veces casi inadvertida; la de traductores.

A煤n se recuerda la calidad y precisi贸n de algunas de las que llevaron a cabo. En particular la de En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust, hecha por Estela; y de El idiota de la familia, de Jean Paul Sartre, trabajo del hermano var贸n.

A diferencia de Estela, Patricio escribi贸 muy poco y privilegi贸 la traducci贸n. De todas maneras a煤n se recuerda un ensayo suyo acerca de Jos茅 Ortega y Gasset, en el que acomet铆a en tono cr铆tico con quien era un 铆dolo intelectual de la 茅poca, reverenciado por buena parte de las elites de aquel momento. La irreverencia como marca permanente.

Se le atribuye, junto a su hermana, una trampa literaria, travesura coronada por el 茅xito. Se presentaron a un premio con la novela Luz era su nombre. Se ocultaron bajo una identidad supuesta y alcanzaron el galard贸n. Lograron enga帽ar a un jurado muy calificado. El justificativo que dieron para el ocultamiento fue que eran conscientes de que por su enrolamiento con el comunismo los dictaminadores, de talante conservador, jam谩s le otorgar铆an la distinci贸n.

Y se atribuyeron el divertido artificio de que distintos pasajes de la obra estaban escritos en estilos diversos, adecuados al gusto de cada uno de los miembros del jurado.

Las novelas de Estela trasuntaron una mirada perspicaz sobre el mundo de las mujeres en la primera mitad del siglo XX. Ello en un contexto que combinaba el realismo con toques fant谩sticos encargados de destacar existencias oprimidas, atadas a convenciones dif铆ciles de soslayar.

El libro est谩 atravesado por elogios y reconocimientos a la personalidad y la obra de E.C. No resultan un谩nimes por cierto. Y recorren l铆neas diferentes: Hay quienes la exaltan como traductora y son m谩s reticentes hacia sus novelas. Est谩n los que destacan la faceta de an谩lisis literario de su Borges a contraluz. No falta quien lo valora s贸lo por el rescate de “an茅cdotas” poco conocidas de la trayectoria del escritor.

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Esta biograf铆a at铆pica viene a integrarse a una atenci贸n lenta pero progresiva que tiende a sacar a E.C. de un relegamiento injustificado, tal vez motivado por su comportamiento at铆pico y su predisposici贸n a protagonizar discusiones fuertes o suscitar rencores perdurables.

Para se帽alar algunos jalones de ese rescate cabe mencionar un largometraje de ficci贸n exitoso Un amor de Borges (2000), de Javier Torre, un precedente ya algo lejano. En estos 煤ltimos a帽os la atenci贸n sobre Estela se intensific贸 y aceler贸. As铆 la reedici贸n de Borges a contraluz y la novela de An铆bal Jarkowski, S铆.  En esta 煤ltima hay una de tres partes dedicada a Estela. Ahora esta biograf铆a. En ella ya no se la visualiza a trav茅s de su romance con Borges, convertido en un componente m谩s entre otros de su trayectoria.

En cuanto a Patricio, el bi贸grafo decidi贸 desenterrar su itinerario peculiar, su existencia de bohemio enemistado con las expectativas que pudo despertar y s贸lo en parte cumpli贸.

El conjunto del libro completa un tratamiento desprejuiciado, a contrapelo de supuestas verdades inamovibles, predicadas por las miradas hegem贸nicas acerca de la historia de la literatura argentina.

*Daniel Campione. Tramas 

@DanielCampione5 





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