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La Pirámide de los Italianos: Un monumento fascista en el olvido que no merece inversión pública


 
La Pirámide de los Italianos: Un monumento fascista en el olvido que no merece inversión pública

El pasado sábado 1 de junio, cerca de 80 personas se reunieron en el Puerto del Escudo, en la frontera entre Burgos y Cantabria, para participar en una ruta guiada hacia la Pirámide de los Italianos. La salida fue organizada por la Plataforma Memoria y Democracia de Cantabria, con el propósito de denunciar la reciente declaración de este monumento como Bien de Interés Cultural (BIC) por parte de la Junta de Castilla y León.

El historiador soriano Luis Castro Berrojo, conocido por su labor en la recuperación de la memoria histórica, fue el encargado de guiar la ruta. Castro Berrojo calificó la decisión de la Junta como una «aberración» y enfatizó que la Pirámide no es una «construcción singular», sino un remanente de la «memoria histórica fascista» que inspiró al franquismo.

La Pirámide de los Italianos, inaugurada en 1939 y abandonada desde 1975, es un monumento funerario dedicado a 362 soldados fascistas del Corpo Truppe Volontarie, que formaban parte del apoyo decisivo de Mussolini y Hitler a los golpistas españoles y murieron en la Guerra Civil Española. Este monumento es parte de una serie de construcciones funerarias apreciados por el fascismo italiano y adoptados por el régimen franquista.

La reciente declaración de la pirámide como Bien de Interés Cultural (BIC) por la Consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León, actualmente gestionada por Vox y con el apoyo del PP, ha sido vista por muchas personas como un intento de evitar los efectos de la Ley de Memoria Histórica y Democrática y un claro ejemplo de cómo las instituciones están siendo utilizadas para reescribir la historia y perpetuar la memoria de los opresores, mientras miles de víctimas de la represión franquista aún esperan ser dignificadas y recuperadas.

La jornada organizada por la Plataforma Memoria y Democracia de Cantabria y La Ortiga Colectiva concluyó con un mensaje contundente: los esfuerzos deben centrarse en la verdadera recuperación de la memoria histórica, no en la preservación de monumentos que ensalzan una ideología que causó tanto sufrimiento.





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