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Justicia

Samuel Schmidt 

El sistema federal es un sistema de equilibrios, aunque es complicado el concepto, porque por una parte implica estabilidad, pero por otro el diccionario dice que es “Estado de un cuerpo cuando fuerzas encontradas que obran en 茅l se compensan destruy茅ndose mutuamente.
O
Situaci贸n de un cuerpo que, a pesar de tener poca base de sustentaci贸n, se mantiene sin caerse”.
La definici贸n seguramente se refiere a un objeto y a las leyes f铆sicas, trasladado a la pol铆tica adquiere otra connotaci贸n.
Hoy en M茅xico parece haber fuerzas que creen firmemente en la opci贸n de la destrucci贸n mutua, tal vez convencidos de que despu茅s se puede construir, pero al destruir al otro se destruye uno y se lleva “entre las patas” el objeto en cuesti贸n que enste caso parece ser el gobierno o el Estado.
Una visi贸n del federalismo supone que este es un sistema de contrapesos; el diccionario nos dice:
“Contrapeso. Cosa que se considera y estima suficiente para equilibrar o moderar otra que prepondera y excede”.
En una bascula en el mercado esto es muy v谩lido pero no tanto en la realidad y mucho menos en la pol铆tica, Todo equilibrio entre poderes es pol铆tico.
Aquellos que sostienen que los poderes federales deben jugar como contrapeso tienen una visi贸n parcial y prejuiciada de la divisi贸n de poderes en un sistema federal.
En la noci贸n ideal del federalismo hay varios niveles de soberan铆a que deben equilibrarse en el sentido de estabilidad: primero est谩 la divisi贸n entre los 3 poderes federales: ejecutivo, legislativo, judicial; le sigue la divisi贸n entre la federaci贸n y los poderes estatales, que a su vez est谩n divididos en tres poderes, y para terminar est谩n los poderes municipales, con una suerte de tres poderes. En cada uno de esos niveles se manifiesta la defensa y promoci贸n de los intereses sociales, ya sea en el voto u otras formas de participaci贸n.
En el federalismo mexicano, prevalece el peso del poder ejecutivo, tanto por su construcci贸n constitucional como por su construcci贸n hist贸rica, que visto ampliamente viene desde el tlatoani, hasta el presidente (federal o municipal). Los otros poderes se han sometido hist贸ricamente al poder ejecutivo, lo que contraviene al modelo ideal, pero se ha generado por las circunstancias nacionales. Cambiarlo implica una reforma radical nacional que debe contar con gran consenso.
Hablar de autonom铆a de un poder respecto a los otros es una aberraci贸n, porque los poderes federales deben verse como un sistema equilibrado donde cada poder tiene atribuciones espec铆ficas, que deben engarzarse con los otros poderes para beneficio del individuo. Hablar de autonom铆a de instancias estatales tambi茅n es aberrante, ¿de qui茅n se autonomizan, del Estado, de uno de los poderes, de todos los poderes? Esta concepci贸n supone que ciertas instituciones navegaran en el limbo.
Hoy se discute la reforma al poder judicial, el que no ha sido menos corrupto que los otros poderes, pero su corrupci贸n golpea directamente contra la libertad e igualdad del ciudadano. La liberaci贸n de criminales por jueces corruptos, tiene un efecto social directo m谩s fuerte que el de la corrupci贸n en la construcci贸n de una presa, suponiendo que la presa est谩 bien constru铆da.
La imagen simb贸lica de la justicia es una mujer ciega con una balanza bien equlibrada, pero el poder judicial de la federaci贸n es algo m谩s all谩 de una cuesti贸n de justicia, mucho menos ciego, porque trat谩ndose por ejemplo de la Suprema Corte, sus miembros sostienen posiciones ideol贸gicas que imprimen en sus decisiones, aunque vayan en contra de los deseos de las grandes mayor铆as y ninguna ideolog铆a es neutral, como no es neutral violar la ley que los obliga a ganar menos que el presidente.
Todas las reformas se enfrentan a inercias conservadoras y a los intereses enraizados en los procesos. Me viene a la mente la reforma de los juicios orales propiciada por Estados Unidos; que empez贸 en 2008; el primer caso en Chihuahua result贸 en que el gobernador aplast贸 al poder judicial, despidi贸 y luego indemniz贸 a los jueces, mientras la sociedad rechaz贸 la sentencia absolutoria de un criminal que acept贸 su culpa en la misma corte. La reforma debi贸 terminarse en 10 a帽os y es la fecha en que todav铆a no termina y no sabemos si ese cambio fue adecuado, yo personalmente no se si alguien haya evaluado lo que esa reforma debi贸 resvolver en la justicia y el respeto a la ley.
¿Qu茅 temas busca resolver la nueva reforma? La corrupci贸n, el nepotismo de los jueces, el peso de la influencia en la determinaci贸n de sentencias.
¿En cu谩nto tiempo veremos los frutos de la reforma?
¿Remover a los ministros de la corte ser谩 suficiente? ¿C贸mo aseguraremos que la elecci贸n de los nuevos jueces llenar谩 al poder judicial de la calidad 茅tica que mayormente ha perdido?
Por 煤ltimo, y tal vez sea el tema central, es que la justicia no se agota en lo jueces, empieza en la polic铆a, los ministerios p煤blicos y hasta las secretarias de los juzgados que invitan y aceptan regalitos para influir en la velocidad de los casos. Mientras no se emprenda una reforma integral de todo el sistema, los parches que se hagan, como la oralidad, est谩n condenados a servir poco, o a la mejor nada.

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