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‘Mateo Inurria. Retratos y Dibujos’

Tres esculturas inéditas del artista, en una exposición por el centenario de su muerte

El Museo de Bellas Artes de Córdoba se suma a la celebración del centenario del fallecimiento del escultor cordobés Mateo Inurria Lainosa (1867-1924) con la exposición Mateo Inurria. Retratos y Dibujos, que a través de una selección de esculturas, dibujos y fotografías analiza el retrato en la producción del artista, además de revisar su producción en el campo del dibujo.




La exposición reúne veintinueve esculturas y veintisiete dibujos que proceden mayoritariamente de los fondos de la pinacoteca cordobesa, institución que alberga la mayor colección existente sobre el artista. Gran parte de las esculturas fueron depositadas por el Ayuntamiento de Córdoba una vez adquiridas a su viuda tras el fallecimiento del escultor. Se completa con otras obras procedentes del Museo Taurino, del Alcázar de los Reyes Cristianos, la Real Academia de Córdoba, las Escuelas de Arte Mateo Inurria y Dionisio Ortiz, así como de varias colecciones particulares.

Junto a las esculturas se muestran veintiocho fotografías referidas a obras cuyo paradero es desconocido o forman parte de monumentos conmemorativos, que complementan las piezas escultóricas. La mayoría de estas imágenes pertenecen al archivo personal de Inurria, convirtiéndola en un documento de enorme valor para la comprensión y valoración de su obra. Esta parte de la exposición ha sido comisariada por Ramón Montes, el mayor especialista en la obra del escultor.

La muestra se articula en cuatro bloques temáticos: Tipismo, Idealización, Retratos personales y Retratos en monumentos conmemorativos. En la sección Tipismo se exhibirán bustos de personajes vivos e imaginarios con sus variantes típicas, como el Busto de Lagartijo (1903), Gitana (1911) o Lobo de mar (1903), esculturas que presentan características antropológicas singulares que reflejan las señas de identidad de su época, siguiendo las costumbres heredadas del siglo XIX.

En la sección Idealización se incide en la dificultad para representar a personajes históricos, mitológicos o religiosos, de los que no se tiene constancia material de su fisonomía, lo que determina que el artista deba construir una concepción formal idealizada de los mismos. Acoge esta sección el Busto de Séneca (1885), la Cabeza del Gran Capitán (1915) el Busto del Cristo del Perdón (1923), o el de algunos otros representativos de valores estéticos, como Sensualidad (1915) o Ensueño (1922).

En Retratos personales, el más numeroso de los cuatro bloques, se exhiben esculturas de personalidades concretas del círculo del artista y del mundo de la política, la tauromaquia, la literatura o el periodismo. En esta faceta de retratista Inurria es considerado un maestro por sus dotes para captar la psicología de los retratados. Se exhiben los bustos de Rafael Luque y Lubián (1885), de Antonio Terroba (1899), Conchita y Luisita Montoya (1915) o José María Montoya (1903), un relieve de Pío Baroja (1901), Cabeza de mujer (1887) o la obra Ella, de 1913.

El último bloque temático, Retratos en monumentos conmemorativos incluye dos esculturas: Cabeza del Gran Capitán (1915) y el Busto de Eduardo Rosales (1922), mostrándose también instantáneas de algunos monumentos y panteones funerarios realizados por Inurria.

Además de su obra escultórica, se exhibe una selección de los mejores dibujos que atesora el Museo de Bellas Artes de Córdoba, realizados por el artista a lo largo de sus más de cuarenta años de vida profesional. Inurria utilizó el dibujo normalmente como paso previo proyectivo para sus esculturas, utilizando diferentes recursos técnicos, como el lápiz, el carboncillo, la sanguina, la tinta o los lápices grasos de distintos colores. Los dibujos han sido seleccionados en función de su calidad, diversidad y capacidad para mostrar todas las fases creativas, desde sus primeros momentos costumbristas, historicistas y realistas, hasta sus obras de madurez de concepto modernista y simbolista.

Se incluyen también ejemplos de sus trabajos para la restauración de las fachadas de la Mezquita-Catedral y Medina Azahara junto al arquitecto Ricardo Velázquez Bosco (1900-1910), apuntes que le servirían para contextualizar obras de tipo histórico o de carácter urbano (1910-15), así como otros relacionados con su obra más experimental, centrada en torno al estudio del cuerpo de la mujer (1915-24). 

El comisario de la exposición y probablemente el mayor especialista en la obra de Inurria, Ramón Montes, posa durante la presentación de la exposición ‘Mateo Inurria. Retratos y Dibujos’. EFE/ Rafa Alcaide
Ni revolucionario ni vanguardista

Tres obras del escultor Mateo Inurria Lainosa se muestran por primera vez en la exposición ‘Mateo Inurria. Retratos y Dibujos’, abierta en el Museo de Bellas Artes de Córdoba, con la que se recuerda el centenario de la muerte del artista. EFE/ Rafa Alcaide

Mateo Inurria. Retratos y Dibujos
Plaza del Potro, 1, Córdoba. Córdoba
03 de Julio del 2024 - 18 de Septiembre del 2024
Martes a domingo y festivos de 09:00 a 15:00. 
Del 16 al 29 de septiembre: de martes a sábado de 09:00 a 21:00; domingos y festivos de 09:00 a 15:00.

Junta de Andalucía

Mateo Inurria Lainosa
(Córdoba, 1869-Madrid, 1924). Escultor español. Inicia su formación en el taller de escultura de su padre y en la Escuela de Bellas Artes de su ciudad, de la que llegará a ser profesor y director. En 1884, gracias a una beca de la Diputación Provincial de Córdoba, comienza sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid que se prolongarán durante tres años. Posteriormente, gracias al apoyo económico de la citada Diputación, viaja a Italia y a París. A partir de 1890 presenta a las Exposiciones Nacionales obras en las que las características formales de la escultura decimonónica se combinan con cierta preocupación social. Buena muestra de ello es su yeso La Mina, con el que gana primera medalla en la edición de 1899. En 1913 se instala en Madrid, donde realiza una serie de desnudos de gran simplicidad formal y pureza de líneas que le convierten en uno de los precursores de la renovación de la escultura española del siglo XX. Buen ejemplo de todo esto es Forma (Prado), con la que recibe medalla de honor en la Exposición Nacional de 1920. También realiza monumentos públicos, como el dedicado a Lope de Vega (1902), el del pintor Rosales (1919-1922), ambos en Madrid, o el del Gran Capitán, en Córdoba (1923). En 1922 ingresa como académico en la Real de Bellas Artes de San Fernando.

OBRAS
Lucio Anneo Séneca, escayola, 1894 [E000587]
Forma, mármol, 62,3 x 29,2 cm, 1920 [E000817]
BIBLIOGRAFÍA
Martín González, Juan José, «La escultura de la rabasf a través de los inventarios y catálogos», Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, Valladolid, 1991.
Pantorba, Bernardino de, El escultor Mateo ­Inurria. Ensayo biográfico crítico, Córdoba, Ministerio de Educación y Ciencia, 1968.
Pantorba, Bernardino de, Mateo Inurria: Exposición Nacional de Bellas Artes 1968, Madrid, Monte de Piedad y Caja de Ahorros, 1967, p. 137.
Pérez Reyes, Carlos, Del neoclasicismo al modernismo. Escultura, «Historia del arte hispánico», Madrid, Alhambra, 1978, t. V, pp. 616 y 618.
Zueras Torrens, Francisco, El escultor Mateo ­Inurria, Córdoba, Diputación Provincial, 1985.




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