Jorge Majfud
La diputada argentina por el partido libertario del presidente Milei, Lourdes Arrieta, se excus贸 de haber visitado en la c谩rcel a uno de los m谩s brutales genocidas de la dictadura militar anterior diciendo:
“No sab铆a qui茅n era Astiz, no sab铆a porque aparte nac铆 en el ‘93, no tengo idea, yo solamente s茅 que se juzgaron a quienes se ten铆an que juzgar, no les conoc铆a las caras hasta ese momento y cuando sal铆 del penal me puse a ‘googlear’ justamente qui茅n era”.
En resumen, no sab铆a nada de la historia m谩s reciente de su propio pa铆s, pero es representante del pueblo en una c谩mara que escribe y aprueba leyes nacionales.
La respuesta, aparte de absurda, actualmente no es una excepci贸n sino la regla. Bastar铆a con considerar las respuestas de los estudiantes en varios pa铆ses o de las m煤ltiples entrevistas callejeras, como la del popular Sergio Rodr铆guez que incluyo en esta nota s贸lo a modo ilustrativo.
Cada d铆a, cada a帽o se hace m谩s com煤n la idea de “Yo no sab铆a nada porque no hab铆a nacido” o “No tengo idea de eso porque era muy chico”, lo cual significa un vac铆o mortal en la educaci贸n formal en cualquier sociedad. Nadie o casi nadie vivi贸 en tiempos de Moctezuma II, Napole贸n, Theo Roosevelt, Hitler, Stalin, Batista o 脕rbenz. Nadie vivi贸 sobre todo un pa铆s, en cada provincia, en cada ciudad, en cada barrio, en cada clase social mientras era un adulto mientras Ongan铆a daba un golpe de estado y Lyndon B. Johnson aprobaba el uso de qu铆micos mortales en Vietnam. Muchos vivieron en tiempos de Ronald Reagan sin saber que financiaba en secreto al grupo terrorista de los Contras y a otras dictaduras amigas que dejaron tendales de cientos de miles de muertos. Nadie o casi nadie tiene acceso a los m谩s recientes videos de torturados en Guant谩namo, cientos de ellos declarados inocentes por el mismo gobierno de Estados Unidos, pero sin derecho a reclamo. Aunque los j贸venes m谩s pendejos viven en los tiempos de las c谩rceles secretas de la CIA por todo el mundo, ninguno de ellos sabe d贸nde est谩n ni a qui茅n se tortura all铆.
Para todo eso est谩 la educaci贸n. No s贸lo para informarse, sino para aprender a pensar y no repetir “No s茅 porque por entonces yo era chico”. Algo tan absurdo (y al mismo tiempo tan consistente) como el cl谩sico “Yo s茅 lo que digo porque lo viv铆”, dicho por esos mismos que ni siquiera sabe qu茅 est谩 pasando en sus casas cuando lo dicen. Como si uno tuviese la 煤ltima palabra por vivir en un pa铆s X durante un tiempo Y.
De nuevo: es otra prueba irrefutable del vac铆o g茅lido, mortal, de la educaci贸n hist贸rica, filos贸fica, cr铆tica e integral. No debe sorprender a nadie, obviamente, porque de eso se ha ocupado el poder econ贸mico por generaciones. S贸lo que sus 茅xitos son cada vez m谩s obvios: por “Viva la libertad, carajo” se refieren a esta c谩rcel de hierro oxidado.
JM, agosto 2024.