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Tolst贸i, en la mirada de otros grandes de su tiempo


Seg煤n el calendario juliano, usado por Rusia hasta 1918, se conmemorar铆an este 28 de agosto ciento noventa y seis a帽os del nacimiento de Lev Nikolaevich Tolst贸i.

M谩s all谩 de la diferencia de fechabilidad (en el calendario gregoriano consta que naci贸 un 9 de setiembre), hemos de aprovechar la oportunidad para celebrar la importante huella pacifista y no violenta dejada por el gran escritor ruso.

En novelas como «Guerra y paz» (1869) y «Anna Karenina» (1877), Tolst贸i explora temas como la guerra, la paz, la moralidad, el amor y la religi贸n desde un realismo detallado y una gran capacidad para capturar las emociones y motivaciones de sus personajes, en una profunda introspecci贸n sobre la condici贸n humana.

Sin embargo, su influencia se extiende m谩s all谩 de la literatura. Desde una perspectiva anarco-pacifista cristiana se opuso firmemente a la violencia y la guerra. Cre铆a que la violencia era moralmente indefendible y que el amor y la compasi贸n deb铆an prevalecer en las relaciones humanas. Este enfoque influy贸 fuertemente, entre otros, en Mahatma Gandhi, quien adopt贸 y adapt贸 las ideas de Tolst贸i sobre la no violencia en clave india.

Pero, ¿qu茅 mejor que homenajear a Tolst贸i desde la mirada de dos grandes personalidades de su tiempo?

«¡Qu茅 alegr铆a vivir al mismo tiempo que Tolstoi!»

El portal «Cultura.ru» ha recogido los recuerdos de sus contempor谩neos sobre el escritor, subjetivos y conmovedores.

Afanasy Fet, poeta, amigo de la familia Tolstoi



Ilya Repin. Retrato de Afanasy Fet (fragmento). 1882. Galer铆a Estatal Tretiakov, Mosc煤

Cuando los cazadores, cada uno con dos armas cargadas, se colocaron a lo largo del claro… Se les aconsej贸 que pisotearan la nieve profunda a su alrededor tanto como fuera posible, con el fin de obtener la mayor libertad de movimiento posible. Pero Lev Nikolaevich, de pie en el lugar designado, cubierto de nieve casi hasta la cintura, declar贸 que era innecesario pisotear, ya que se trataba de disparar al oso y no de luchar con 茅l. A este respecto, el conde se limit贸 a colocar su arma cargada contra el tronco de un 谩rbol para que, despu茅s de haber disparado sus dos tiros, pudiera arrojar su arma al suelo y, extendiendo la mano, agarrar la m铆a. La enorme osa, levantada de su guarida por Ostashkov, no la hizo esperar mucho tiempo. Corri贸 hacia el valle… a lo largo de uno de los claros longitudinales perpendiculares a 茅l, que conduc铆a al tirador m谩s cercano a Lev Nikolaevich a la derecha, por lo que el conde ni siquiera pudo ver al oso acercarse. Pero la bestia, tal vez sintiendo al cazador… De repente se precipit贸 a lo largo del claro transversal y de repente se encontr贸 a una distancia muy corta en el claro frente a Tolstoi, hacia quien se precipit贸 de cabeza. Apuntando con calma, Lev Nikolaevich apret贸 el gatillo, pero probablemente fall贸, ya que en una nube de humo vio una masa que corr铆a frente a 茅l, a la que dispar贸 casi a quemarropa e impact贸 la bala en las mand铆bulas, donde se qued贸 atascada entre los dientes. El conde no pudo saltar a un lado, ya que la nieve no le dejaba espacio, y no tuvo tiempo de agarrar mi arma, despu茅s de haber recibido un fuerte empuj贸n en el pecho, por el que cay贸 de espaldas en la nieve. La osa salt贸 sobre 茅l a toda velocidad.

«Bueno», pens贸 el conde, «todo ha terminado. Fall茅 y no tendr茅 tiempo de volver a dispararle». Pero en ese mismo momento vio algo oscuro sobre su cabeza. Era una osa que, al regresar al instante, trat贸 de morder el cr谩neo del cazador que la hab铆a herido. <… > Tolstoi s贸lo pudo ofrecer una resistencia pasiva, intentando en la medida de lo posible meter la cabeza entre los hombros y poner su gorro peludo bajo la boca del animal. Quiz谩s, como resultado de tales t茅cnicas instintivas, el animal, habiendo fallado dos veces con sus dientes, s贸lo alcanz贸 a dar un mordisco significativo, desgarrando la mejilla debajo del ojo izquierdo con sus dientes superiores y arrancando toda la mitad izquierda de la piel de la frente con los inferiores. En ese momento, Ostashkov, que casualmente estaba cerca, con una peque帽a ramita en la mano, como siempre, corri贸 hacia la osa y, abriendo los brazos, grit贸 como de costumbre: «¿A d贸nde vas? ¿A d贸nde vas? Al escuchar esta exclamaci贸n, la osa se alej贸 corriendo lo m谩s r谩pido que pudo…

La primera palabra de Tolst贸i, que se hab铆a puesto en pie con la piel de la frente colgando sobre su rostro, que fue inmediatamente atado con pa帽uelos, fue: «¿Qu茅 dir谩 Fet?»

Del libro «Mis Recuerdos»

Piotr Chaikovski , compositor



Nikol谩i Kuznetsov. Retrato de Piotr Chaikovski (fragmento). 1893. Galer铆a Estatal Tretiakov, Mosc煤

Cuando conoc铆 a L. N. Tolstoi, me invadi贸 el miedo y una sensaci贸n de incomodidad frente a 茅l. Me parec铆a que el m谩s grande de todos los buscadores de almas penetrar铆a en todos los lugares secretos de mi alma con una sola mirada. Me parec铆a que ya no pod铆a ocultar con 茅xito toda la basura que hab铆a en el fondo de mi alma y mostrar solo el lado p煤blico (ganador) ante 茅l. Si es amable (y deber铆a serlo y lo es, por supuesto), pens茅, entonces con delicadeza, con ternura, como un m茅dico que examina una herida y conoce todos los puntos dolorosos, evitar谩 lastimarlos e irritarlos, pero al hacerlo me har谩 sentir que nada se le oculta; Si no es especialmente compasivo, meter谩 su dedo directamente en el centro del dolor. Ten铆a un miedo terrible de ambos, pero ninguno de los dos estaba. «El m谩s profundo buscador de conciencia en sus escritos, result贸 ser una naturaleza sencilla, sana y sincera en su trato con la gente, que mostraba muy poco de esa omnisciencia que yo tem铆a. No evitaba los insultos, pero no causaba dolor intencionado. Era obvio que no me ve铆a como un objeto para su investigaci贸n, simplemente quer铆a hablar de m煤sica, que le interesaba en ese momento. <… >

Quiz谩s nunca en mi vida, sin embargo, me he sentido tan halagado y conmovido en mi orgullo autoral como cuando L. N. Tolstoi, escuchando el andante de mi primer cuarteto y sentado a mi lado, rompi贸 a llorar».

Del Diario, 1 de julio de 1886

Nikol谩i Strajov, cr铆tico literario, amigo del escritor



Ilya Repin. Retrato de Nikol谩i Strajov (fragmento). 1888. Museo Estatal Ruso, San Petersburgo

… En el verano de 1877, visit茅 al conde L. N. Tolstoi en Yasnaya Poliana (junio, julio) y le suger铆 la idea de Mirando a trav茅s de Anna Karenina, con el fin de prepararlo para una publicaci贸n separada. Me encargu茅 de leerlo con anticipaci贸n, corregir la puntuaci贸n y los errores obvios, y se帽alar a Lev Nikolaevich los lugares que, por alguna raz贸n, me parec铆an requerir correcciones, principalmente, incluso casi exclusivamente, la incorrecci贸n del lenguaje y la ambig眉edad. <… >

Por la ma帽ana, despu茅s de haber hablado hasta hartarnos mientras tom谩bamos un caf茅 (se serv铆a al mediod铆a en la terraza), nos dispers谩bamos y cada uno se pon铆a a trabajar. Trabajaba en el estudio, en la planta baja. Se acord贸 que una hora o media hora antes de la cena (5 en punto) deb铆amos salir a caminar para refrescarnos y abrir el apetito. A pesar de lo agradable que me resultaba el trabajo, yo, con la atenci贸n que me caracterizaba, no sol铆a faltar a la fecha l铆mite y, una vez preparado el paseo, empezaba a llamar a Lev Nikolaevich. 脡l, sin embargo, era casi siempre lento, y a veces era dif铆cil apartarlo de su trabajo. En tales casos, los signos de tensi贸n eran muy claros: se notaba un ligero torrente de sangre en la cabeza, Lev Nikolaevich estaba distra铆do y com铆a muy poco en la cena.

Trabajamos as铆 todos los d铆as durante m谩s de un mes.

Este trabajo persistente dio sus frutos. Por mucho que me gustara la novela en su forma original, pronto me convenc铆 de que las correcciones de Lev Nikolaevich siempre se hac铆an con una habilidad asombrosa… <… > Lev Nikolaevich defendi贸 con firmeza su m谩s m铆nima expresi贸n y no accedi贸 a los cambios m谩s inocentes. A partir de sus explicaciones, me convenc铆 de que valoraba extraordinariamente su lenguaje y que, a pesar de todo el aparente descuido y desigual de su estilo, pensaba en cada palabra, en cada frase no peor que el poeta m谩s meticuloso. Y en general, cu谩nto pensaba, cu谩nto trabajaba con la cabeza, esto siempre me sorprend铆a, me parec铆a noticia en cada reuni贸n, y solo esta abundancia de alma y mente explica el poder de sus obras.

De la nota «En el verano de 1877…»

Ilya Repin , artista, amigo de la familia Tolstoi



Ilya Repin. Autorretrato (fragmento). 1887. Galer铆a Estatal Tretiakov, Mosc煤

Un caluroso d铆a de agosto, en el calor del momento, despu茅s del desayuno, Lev Nikolaevich se dispon铆a a arar el campo de la viuda; Recib铆 permiso para acompa帽arlo. Salimos a la una. Llevaba una gorra blanca de verano y un abrigo ligero sobre una camisa de trabajo lila de c谩帽amo. En los establos, Lev Nikolaevich tom贸 dos caballos de trabajo, les puso collares de trabajo sin arneses y los llev贸 por la brida. <… >

… Salieron del patio y comenzaron a arar. Mon贸tonamente, durante mucho tiempo, hasta el aburrimiento…

Durante seis horas sin descanso surc贸 la tierra negra con un arado, ora subiendo, ora bajando la suave pendiente hasta el barranco.
Ten铆a un peque帽o 谩lbum en las manos, y sin perder tiempo me par茅 frente a la mitad de su l铆nea de paso y capt茅 con mis facciones el momento en que todo el cortejo pas贸 a mi <… >

Los campesinos de Y谩snaya Poliana pasaban a menudo, se quitaban el sombrero, hac铆an reverencias y segu铆an caminando, como si no se dieran cuenta de la haza帽a del conde. <… >

Finalmente, ped铆 permiso para intentar arar. Apenas logr茅 bajar la colina, la torc铆 terriblemente, y cuando tuve que subir una colina, no pude dar diez pasos. ¡Fue terriblemente dif铆cil! <… >

Es porque no estoy acostumbrado», dijo Lev Nikolayevich. «Y no me acostumbr茅 de inmediato; Ma帽ana el trabajo se dir谩 en tus brazos y hombros. S铆, el trabajo f铆sico es el m谩s duro de todos», razon贸 con buen humor y una sonrisa.

Y de nuevo comenz贸 el interminable y arduo caminar de un lado a otro a trav茅s de la tierra suelta y fragante. Aqu铆 est谩, Mikula Selyaninovich, invencible ante cualquier valiente hombre con armadura. Mikula est谩 armada solo con esa paciencia y h谩bito de trabajo.


Del libro «Muy-Cerca»

Konstantin Stanislavsky , director de teatro



Nikol谩i Uli谩nov. Konstantin Stanislavsky en el trabajo (fragmento). 1947. Galer铆a Estatal Tretiakov, Mosc煤

Por esta 茅poca [en 1893] nuestro c铆rculo de aficionados, la Sociedad de Arte y Literatura, representaba varias obras de teatro en Tula. Los ensayos y otros preparativos para nuestra gira se llevaban a cabo all铆, en la hospitalaria casa de Nikolai Vasilyevich Davydov, un amigo cercano de Leo Nikolayevich Tolstoy. <… >

Un d铆a, en medio de la alegr铆a, apareci贸 en el sal贸n la figura de un hombre con un abrigo de piel de oveja campesino. Pronto entr贸 en el comedor un anciano de larga barba, botas de fieltro y blusa gris ce帽ida con un cintur贸n. Fue recibido con una exclamaci贸n general de alegr铆a. Al principio no entend铆 que se trataba de L. N. Tolstoi. Ni una sola fotograf铆a, ni siquiera los retratos pintados a partir de 茅l, puede transmitir la impresi贸n que causaron su rostro y su figura vivos. ¿Es posible plasmar en papel o lienzo los ojos de L. N. Tolstoi, que atravesaron el alma y la sondearon con precisi贸n? Eran ojos a veces agudos y penetrantes, a veces suaves y soleados. Cuando Tolstoi miraba de cerca a una persona, se quedaba inm贸vil, concentrado, penetraba inquisitivamente dentro de ella y parec铆a succionar todo lo que estaba oculto en 茅l, bueno o malo. En esos momentos, sus ojos se escond铆an detr谩s de sus cejas salientes, como el sol detr谩s de una nube. En otros momentos, Tolstoi respond铆a a una broma como un ni帽o, estallaba en una dulce carcajada, y sus ojos se volv铆an alegres y juguetones, emerg铆an de sus gruesas cejas y brillaban. <… >

Durante su vida, dijimos: «¡Qu茅 alegr铆a vivir al mismo tiempo que Tolstoi!» Y cuando nuestras almas o nuestra vida se volv铆an malas y las personas parec铆an animales, nos consolamos con el pensamiento de que all铆, en Y谩snaya Poliana, vive 茅l: ¡Le贸n Tolstoi! – Y de nuevo quer铆amos vivir.

Del libro «Introducci贸n a L.N. Tolstoi»

Mija铆l Nesterov , artista, autor de retratos del escritor



Mija铆l Nesterov. Autorretrato (fragmento). 1915. Museo Estatal Ruso, San Petersburgo

… Este es ya el tercer d铆a que he estado en Yasnaya Polyana. Lev Nikolaevich, adem谩s de esperar, el primer d铆a le sugiri贸 que posara para m铆 mientras trabajaba, tambi茅n durante el descanso. Dos o tres horas m谩s tarde, yo estaba sentado en su despacho, garabateando en un 谩lbum, y 茅l estaba hablando con Biryukov (su histori贸grafo). <… >

El viejo sigue alegre: monta a caballo como usted y yo nunca hemos so帽ado, camina con cualquier clima. El primer d铆a, como de costumbre, me «examinaron», mientras yo, sin salir de mi programa, trabajaba en silencio, observando atentamente todo lo que me rodeaba. El propio Lev Nikolaevich rompi贸 el silencio. Imperceptiblemente, el asunto lleg贸 a los puntos de vista sobre el arte (no es dif铆cil hablar con Lev Nikolaevich: 茅l no fuerza los pensamientos). Por la noche, la conversaci贸n se generaliz贸, y con agradable sorpresa me dijo: «¡As铆 es como eres t煤!» <… > Antes de acostarme para tomar el tren al amanecer, despidi茅ndome de todos, le ofrec铆 mi mano al doctor Dusan Petrovich Makovitsky, 茅l la sostuvo en la suya, notando mi fiebre, me puso un term贸metro, ¡la temperatura era de 40! <… > Comenz贸 el ajetreo y el bullicio, Lev Nikolayevich trajo su almohadilla de franela y una especie de su茅ter abrigado. ¡La almohadilla del vientre del «gran escritor de la tierra rusa»! Gracias a los cuidados del amable Dusan Petrovich, dorm铆 bien. Por la ma帽ana estaba fuera de peligro, pero me dejaron unos d铆as en Y谩snaya, y logr茅 hacer varios bocetos a l谩piz de Lev Nikolayevich. Uno de ellos, seg煤n 茅l, con su expresi贸n y suavidad me record贸 al «hermano Nikolinka». Me alegro de haber pasado por aqu铆. La vida es simple aqu铆, y el propio Tolstoi es todo un «poema». Su vejez es maravillosa. Astutamente se quita de s铆 mismo la «vanidad de las vanidades», permaneciendo en sus sue帽os art铆sticos y filos贸ficos. Yasnaya Polyana es una hacienda descuidada; Se mantiene unido por la energ铆a y el cuidado de la condesa, la persona «m谩s mundana».

Del libro «Viejos Tiempos»

Alexander Kuprin , escritor



Iv谩n Parkhomenko. Retrato del escritor Alexander Kuprin (fragmento). 1910. Museo Estatal de Historia de la Literatura Rusa en honor a V.I. Dahl (Museo Literario Estatal), Mosc煤

Les aseguro que mir茅 a este hombre como si fuera un milagro. Por eso creo que no estar铆a fuera de lugar contarles c贸mo vi a Tolstoi en la primavera de 1905. Sergu茅i Y谩kovlevich Elpatyevski me advirti贸 de que Tolstoi abandonaba Yalta

a la ma帽ana siguiente.

. Recuerdo claramente una ma帽ana maravillosa, un viento alegre, el mar -inquieto, centelleante- y el vapor «San Nicol谩s», que abord茅 una hora antes de la llegada de Lev Nikolaevich. Lleg贸 en un carruaje de dos caballos con la capota levantada. El carruaje se detuvo. Y entonces apareci贸 del carruaje una pierna de anciano con una bota alta de botas de agua, buscando el estribo, y luego, lentamente, como un anciano, se baj贸. Vest铆a una trenca corta, botas altas, un bomb铆n de segunda mano. Y este traje, junto con su pelo verde gris谩ceo y su larga barba suelta, caus贸 una impresi贸n divertida y conmovedora. Parec铆a un viejo jud铆o, de esos que se encuentran tan a menudo en el sudoeste de Rusia.

Me lo presentaron. No puedo decir de qu茅 color eran sus ojos, porque estaba muy confundido en ese momento, y tambi茅n porque no le doy casi ninguna importancia al color de los ojos. Recuerdo el temblor de su mano grande, fr铆a, r铆gida y vieja. Recuerdo la sorpresa que me impact贸: en lugar de un anciano enorme y venerable, como el Mois茅s de Miguel 脕ngel, vi a un anciano de mediana estatura, cauteloso y preciso en sus movimientos. Recuerdo su voz cansada, vieja y delgada. Y, en general, daba la impresi贸n de ser un hombre muy viejo y enfermo. Pero ya ve铆a c贸mo esos ojos tranquilos, desva铆dos por el tiempo, con pupilas peque帽as y afiladas, inconscientemente, por costumbre, absorb铆an el h谩bil correr de los marineros, y el levantar el cabrestante, y la multitud en el muelle, y el cielo, y el sol, y el mar, y, al parecer, las almas de todos los que est谩bamos en el vapor en ese momento.

Del art铆culo «Sobre c贸mo vi a Tolstoi en el barco de vapor «San Nicol谩s»

Maxim Gorki , escritor



Artista desconocido. Retrato de M谩ximo Gorki (fragmento). Museo de Historia y Tradici贸n Local de Ishimbay, Ishimbay, Rep煤blica de Bashkortost谩n

… S茅 tan bien como cualquiera que no hay hombre m谩s digno del nombre de genio, m谩s complejo, m谩s contradictorio y bello en todo, s铆, en todo. Hermosa en alg煤n sentido especial, amplia, esquiva en palabras; Hay algo en 茅l que siempre me ha hecho querer gritar a todo el mundo: ¡Mirad, qu茅 hombre tan maravilloso vive en la tierra! Porque 茅l es, por as铆 decirlo, un hombre comprensivo y, sobre todo, un hombre de humanidad. <… >

Siempre ha elogiado mucho la inmortalidad en el otro lado de la vida, pero le gusta m谩s en este lado. Escritor nacional en el sentido m谩s estricto de la palabra, ha encarnado en su enorme alma todas las deficiencias de la naci贸n, todas las mutilaciones que nos infligen los tormentos de nuestra historia; su nebulosa pr茅dica de la «no acci贸n», de la «no resistencia al mal» es una pr茅dica del pasivismo, de toda esta fermentaci贸n malsana de la vieja sangre rusa, envenenada por el fanatismo mongol y, por as铆 decirlo, qu铆micamente hostil a Occidente con su incansable trabajo creativo.

De «Memorias de Le贸n Nikol谩ievich Tolst贸i»

Tatyana Grigorieva / Cultura.ru

Pressenza. Redacci贸n Rusia

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