Jorge Majfud conversa con la candidata presidencial de EE.UU por el Partido Verde.
El escritor uruguayo y académico conversó el pasado 4 de setiembre en el auditorio Terry Concert Hall de Jacsonville University con la tercera postulante a la presidencia de ese país. Las críticas sobre los ejes de la política local: sistema bipartidario, inmigración, economía, armas, política exterior, alineamiento con Israel. Página12, Argentina.

Jorge Majfud: Jill, muchas gracias por aceptar nuestra invitación para venir a la Universidad de Jacksonville. No lo tenía planeado, pero tenemos que empezar con una muy mala noticia. Hace unos minutos nos enteramos de que hubo un nuevo tiroteo en una escuela. En Georgia, donde murieron cuatro personas, dos maestros y dos estudiantes. Esta es una historia sin fin que de alguna manera está relacionada con nuestra conversación de hoy, por ejemplo, sobre los lobbies. ¿Te gustaría comentar brevemente sobre esto?
Jill Stein: Si, claro. La noticia sobre este nuevo tiroteo es devastadora, tanto por la pérdida de vidas humanas como por el hecho de que se trata de un niño de 14 años, quien ha perpetrado el tiroteo. Es una tragedia tras otra. Y el hecho de que esto sea tan cotidiano. Cada año son muchos tiroteos masivos. Los estadounidenses tienen sentimientos contradictorios. Muchos quieren un control de armas con sentido común.
La segunda enmienda llegó para quedarse, al menos en un futuro previsible, pero el pueblo estadounidense quiere ver una reacción y muchos apoyan medidas como la prohibición de las armas de asalto, un programa de recompra voluntaria, períodos de espera, un incremento de la edad para comprarlas, terminar con el exhibicionismo de armas, leyes de alerta roja que se apliquen cuándo los propietarios de armas se encuentran en una situación muy peligrosa y en riesgo de dañar a otros o a sí mismos. Hay muchas cosas que podemos hacer para reducir la violencia armada dentro de los límites de la ley.
Desafortunadamente, tenemos intereses muy poderosos, en este caso, el de la Asociación Nacional del Rifle. Hay muchos otros ejemplos de grupos de presión poderosos que básicamente compran su camino para actuar o, más comúnmente, para no actuar, para impedir la aprobación de leyes que son ampliamente apoyadas por la gente. Yo añadiría que no es sólo el poder de los lobistas sino la esencia misma de nuestro sistema político que se compra y se vende con grandes cantidades de dinero.
Se ha demostrado que las leyes que se aprueban en el Congreso de Estados Unidos son aquellas que cuentan con el apoyo de intereses financieros muy poderosos. Hubo un estudio realizado en Northwestern y Princeton, tal vez hace 10 años, un estudio definitivo sobre décadas de políticas, que demostró muy claramente que existe una relación casi nula entre las prioridades públicas y lo que el Congreso realmente aprueba. Entonces, esta gran tragedia de la que estamos escuchando hoy, que es tan común y que podría reducirse en gran medida, es la regla y no la excepción en cuanto a cómo se aprueban o no las leyes y a quiénes sirven los políticos electos.
Debo agregar que esto es parte de la razón por la que existe el Partido Verde y es por eso que personas como yo se postulan para un cargo público, fuera del sistema político del Big Money, para que podamos tener políticas que realmente satisfagan las necesidades y los intereses urgentes del pueblo estadounidense. Porque nosotros no aceptamos dinero corporativo, no usamos los súper paquetes (super PACs) que permiten a ciertos individuos invertir millones de dólares de manera ilimitada, algo que también se llama Dinero Oscuro. Así mismo, hay muchos fondos de las campañas electorales, los llamados “fondos de la victoria” (creo que comenzaron con la campaña de Hillary Clinton en 2016), los que permiten a un solo donante emitir un cheque de hasta un millón de dólares directamente a favor de una campaña presidencial, aunque las leyes, según la Comisión Federal Electoral, limitan las donaciones individuales a 3300 dólares por ciclo electoral. Esto no es una cantidad pequeña de dinero, pero es una cantidad insignificante en comparación con un millón de dólares; o más, si te acoges a un Super PAC.
Tenemos la mejor democracia que el dinero puede comprar, que no es democracia en absoluto, lo que explica el hecho de que los políticos se están vendiendo directamente delante nuestros ojos y es habitual que los funcionarios electos acepten pedidos de sus grandes donantes, en lugar de ganarse la confianza del pueblo.
JM: Mencionaste la Segunda Enmienda. La Constitución estadounidense es tan antigua que parece un texto religioso, expuesto a múltiples interpretaciones. En los años 30, la Corte Suprema tenía una interpretación completamente diferente a la actual sobre lo que significaba esa enmienda. Ese cambio se debe, básicamente, al lobby de la Asociación del Rifle que comenzó en los años 70. Es decir, es básicamente una cuestión de interpretación. Ni siquiera haría falta cambiar la constitución para regular estas cosas. En un aeropuerto, por ejemplo, no se aplica la Segunda Enmienda.
Ahora, Jill, ¿cuál es la principal diferencia en esos aspectos entre los Partidos Gemelos (Demócrata y Republicano), entre el establishment y el Partido Verde? Aparte del dinero…
JS: Bueno, pienso que la principal diferencia entre el Partido Verde y los partidos establecidos es el dinero. Es lo que mueve los hilos en el marco general. Por el otro lado, el resultado de esto es que los Verdes pueden abogar por satisfacer las necesidades realmente urgentes de la gente común y corriente. No estamos luchando por lo que quieren los lobbies, estamos luchando por lo que quiere la gente. ¿A qué me refiero con esto? Me refiero a cosas como la atención médica que debe ser un derecho humano para todos. Tenemos una crisis interminable en este país. A pesar de la aprobación de la Ley de Atención Médica Asequible (Affordable Care Act), la atención médica todavía no es asequible, está lejos de serlo.
Alrededor de 60 millones de estadounidenses no tienen atención médica adecuada, no tienen seguro o no tienen un mínimo adecuado. Podríamos tener un sistema público como un Medicare ampliado y mejorado para todos, que cubra la salud mental, la salud dental, los lentes, la audición y las enfermedades crónicas… Todo esto debería estar cubierto por un Medicare para Todos. Actualmente, no lo está, a menos que millones de personas se quieren gastar hasta el último dólar para que su seguro cubra estos servicios. Si tienes enfermedades crónicas, es más difícil todavía. En la actualidad, cuando alguien recibe un diagnóstico de cáncer, las probabilidades de que en dos años esa persona gaste los ahorros de toda su vida son más del 40 por ciento. Incluso puede perder su casa, simplemente por curar su cáncer.
Es por eso que los Verdes abogamos por una atención médica para todos como un derecho humano. Además, con un Medicare para Todos, nos ahorraríamos medio billón de dólares al año ya que, si hay un solo proveedor de seguros en lugar de cientos, la población ahorraría muchísimo dinero en burocracia. En estos momentos, necesitamos todo un ejército de burócratas sólo para determinar qué compañía de seguros te cubrirá, si te cubre o no todo lo que necesitas. Si alguien va a un hospital y necesita una aspirina, esta burocracia revisa si su compañía de seguros cubre la aspirina y, si es así, cuántas cubre. No estoy exagerando, es con este tipo de pesquisas que actualmente estamos gastando uno de cada tres dólares de atención médica solo en burocracia.
Medicare para Todos eliminaría todo eso y bajaría los gastos generales de un 30 por ciento a un 3 por ciento. Al eliminar estos gastos administrativos, podemos ampliar la cobertura de atención médica y todavía nos sobra medio billón de dólares. Así que, esta es una de las principales cuestiones para el Partido Verde.
Otra son las guerras sin fin. En estos momentos la mitad de cada dólar del Congreso se está gastando en la máquina de las guerras infinitas. Se trata, pues, de un billón de dólares al año. Nosotros abogamos por recortar ese porcentaje al menos en un 50 por ciento. En la actualidad, Estados Unidos gasta más que los siguientes diez compradores de armas juntos. ¿Qué nos aporta todo eso? Nos aporta muchas intervenciones militares.
Según el Servicio de Investigación del Congreso, en los últimos 30 años enviamos nuestro ejército 250 veces a intervenciones militares. Estos son trillones de dólares que nos estamos gastando en guerra tras guerra y que no hacen del mundo un lugar más seguro, ni nos hace más seguros a nosotros. Nos involucramos en todo tipo de conflictos en los que no deberíamos estar, así que ese es otro punto en el que diferimos. Abogamos por recortar el presupuesto militar, tener una política de defensa en lugar de una política ofensiva y destinar esos dólares a una seguridad real aquí en casa y a una mejor atención médica, a una mejor en la educación.
Debo mencionar que también luchamos por una educación superior pública y gratuita como otro Derecho Humano. Lo teníamos en mi época, cuando la educación superior publica era gratuita o casi gratuita. Exigimos que se rescate a los estudiantes que se enfrentan a préstamos estudiantiles prácticamente impagables. Exigimos que estos préstamos se paguen en concepto de una inversión pública importante para liberar la increíble productividad de nuestra economía. Sabemos que por cada dólar que gastamos en educación superior, regresan a la economía siete dólares.
Digo esto solo por mencionar algunas de los temas de los que nos ocupamos los Verdes aparte de nuestras políticas medioambientales. También hacemos un llamado de atención sobre el serio problema con el acceso al a vivienda. Tenemos una crisis inmobiliaria en este país, donde la mitad de todos los inquilinos gastan entre el 30 y el 50 por ciento de sus ingresos. La gente se encuentra en graves dificultades económicas para no perder sus casas. Exigimos un control de los alquileres a nivel federal. Exigimos que se ponga fin al poder del capital privado, de los poderosos private equity (capitales de inversión), que pueden comprar viviendas y mantenerlas vacías sólo para aumentar el costo y reducir la oferta de viviendas. También exigimos regular los derechos de los inquilinos mediante un decreto para que no se los pueda desalojar simplemente porque el propietario quiere aumentar el alquiler a su antojo. Po otro lado, reclamamos la construcción de viviendas sociales. En la administración Clinton, se aprobó un proyecto de ley llamado la Enmienda Faircloth, la que acabó con los fondos públicos para la construcción de viviendas sociales. Básicamente, la vivienda pública institucional fue liquidada, permitiendo que las viviendas sociales se degradaran durante las décadas siguientes, por lo que hoy en día hay muy poca vivienda pública y si existe es de muy mala calidad.
Por lo tanto, exigimos invertir nuevamente en vivienda pública como un bien social. La vivienda es un Derecho Humano igual que la atención sanitaria. No se puede permitir que el capital se aproveche hasta convertir la vivienda en algo absolutamente inasequible creando la crisis que tenemos hoy en día. Calculamos que una inversión razonable serían 15 millones de unidades de vivienda pública asequible de buena calidad y de acuerdo con unos principios ecológicos integrales, lo que significa que serían muy eficientes en su uso de energía, contarían con transporte público para que no sumen a los problemas actuales de expansión urbana, a la contaminación y congestión del tráfico, etc. Así también protegeremos los espacios naturales a través de la concentración de viviendas que incluyan espacios verdes como un componente esencial de las comunidades y viviendas saludables. Las personas son mucho más saludables si tienen acceso a espacios verdes y espacios recreativos.
JM: Tenemos un problema estructural en el sistema electoral, el cual es muy indirecto y se basa en una herencia de la esclavitud. Estados como Texas, California y Nueva York requieren el doble de votos que Alaska o Mississippi por cada elector, lo que socava el principio democrático de “una persona, un voto”. Además, cada estado, independientemente de su población, elige dos senadores, por lo que estados escasamente poblados como Alaska, con menos de un millón de habitantes, tienen la misma representación en el Senado que estados poblados como California, donde viven casi 40 millones de personas.
Ahora, el verdadero partido alternativo es el Partido Abstencionista, con alrededor de 80 millones de votantes elegibles que no participaron en las elecciones de 2020. En esas elecciones, Biden recibió 81 millones de votos. Muchos sienten que su voto no importa en los llamados Estados Azules (Blue States). Por ejemplo, en California, Biden obtuvo 11 millones de votos frente a los 6 millones de Trump. Incluso si entre 3 y 5 millones de personas votaran por un partido alternativo, eso no cambiaría la distribución del electorado debido al sistema “El ganador se lo lleva todo” (The Winner takes it All).
¿Qué tan difícil ves cambiar este viejo sistema para hacerlo más democrático?
Stein: Gran punto. ¿Cómo creamos un sistema democrático real? Hay muchas cosas en nuestro sistema actual que más bien son antidemocráticos. Y esto incluye no sólo a los colegios electorales sino también al sistema mayoritario uninominal que otorga todos los votos electorales a cualquier candidato que obtenga la mayor parte de los votos populares y no necesariamente tiene que ser la mayoría. Es la “ley de acceso a las boletas” (Ballot Access Law) lo que hace que sea muy difícil, por diseño, que otras opciones aparezcan en la boleta de votación. Actualmente la gente está comenzando a reclamar más opciones. Vemos esto en cada encuesta que se publica. Una, realizada por Gallup le pregunta a la gente cada año: ¿Está usted satisfecho con el sistema bipartidista o ve la necesidad de otra opción? Y ese número va subiendo cada año. Actualmente, el 63 por ciento de los estadounidenses dice: “Sí, realmente necesitamos otro partido político alternativo porque los dos que tenemos están haciendo un trabajo muy malo y no responden al interés público.”
Hay muchas cosas que contribuyen a la crisis de la democracia. La dificultad que tiene un Tercer Partido para llegar a las urnas forma parte de esta crisis. Tal vez viste alguna noticias recientemente sobre los juicios contra nuestro acceso a las mesas de votación. Estamos luchando para ofrecer otra opción en estas elecciones, una opción que sea contra la guerra, contra el genocidio, a favor de los trabajadores, y que aborde la emergencia climática, cosas que las campañas de los partidos tradicionales no hablan.
Estamos luchando para entrar en los debates públicos organizados por las grandes cadenas de televisión. Si lo dejamos sólo a los dos actores principales, ellos no van a decir una palabra sobre el genocidio, sobre la interminable maquinaria de la guerra que también nos está robando a ciegas, sobre la crisis climática. No los oímos hablar de eso, para nada. Los demócratas, en particular, afirman que han resuelto el problema, pero no lo están resolviendo y podemos hablar de esto más adelante con más detalle. Al mismo tiempo que afirman ser partidarios de la protección del clima, sabemos, por ejemplo, que tanto Joe Biden como Barak Obama batieron todos los récords de emisiones y exportaciones de combustibles fósiles y convirtieron a Estados Unidos en el principal productor de combustibles fósiles. Pues no. No funciona así.
En realidad, al clima no le importa las energías renovables. Al clima le importa la producción de los combustibles fósiles. Los Demócratas han tratado este asunto igual de mal que los Republicanos. De hecho, han superados a los Republicanos, tanto por la extracción en terrenos públicos como por la venta de terrenos públicos con el propósito de ser usados para la explotación de combustibles fósiles. Eso es porque estamos luchando para estar en las urnas para que la gente tenga una alternativa.
Bueno, estábamos hablando de la crisis de nuestra democracia en nuestro sistema y una cosa que todavía no he mencionado es el rol del dinero en la política que está completamente fuera de control. Tal vez viste la Convención de los Demócratas hace poco, la que fue cubierta por Chris Cuomo, de News Nation…
JM: Sí, la vi. Cuomo mencionó las suites que estaban en el anillo superior del estadio de los Chicabo Bulls, las que costaban entre 500.000 y 5 millones de dólares cada una.
JS: ¡Cada una!
JM: Esos son los donantes de los partidos Demócratas y Republicanos. Mientras, Kamala Harris estaba hablando de ponerle límites a los ricos y gravar con impuestos sus ganancia. Supongo que se estaban riendo…
En relación a los partidos alternativos, el New York Times ha publicado hoy un informe que muestra que en las elecciones locales en Estados Unidos había en más de la mayoría de los casos sólo un candidato en las boletas, en su mayoría de los Republicanos, en Estados como Missouri. Esto también tiene que ver con la plutocracia, la que tiene un impacto en la historia de la democracia de este país.
Los grandes conglomerados que se crearon después de la guerra civil continuaron con el legado de las corporaciones esclavistas. En 1888 Christian Rutherford Hayes se quejó: “El gran problema es la riqueza inmensa y el poder en manos de unos pocos. Cientos de leyes del Congreso son aprobados a favor de estas personas y en contra de la clase trabajadora. Esto ya no es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, sino el gobierno de las corporaciones, por las corporaciones y para las corporaciones”. Esta cita es del año 1888.
Según una investigación del US Today en 2016, miles de leyes (mencionaron más de 10.000 de los cuales 2000 fueron aprobados) eran un “copy and paste” de textos que los congresistas recibieron de las grandes corporaciones. Es una prueba más de corrupción legalizada.
Es como que la democracia política se encuentra atrapada en una dictadura económica. Yo veo que, en estas condiciones, debido a la estructura del sistema electoral y por la falta de fondos, es muy difícil que un partido alternativo pueda cambiar esta realidad.
Cómo crees que sería posible un cambio, desde un punto de vista práctico?
JS: Bueno, esa es la pregunta del millón. ¿Cómo podemos cambiar un sistema tan cerrado. Una prueba de lo difícil que es cambiar algo en este sistema es que el partido demócrata anunció en marzo 2024 que habían contratado un ejército de abogados para quitarse encima competidores como yo misma en la urnas. Contratan a abogados para ejercer una guerra legal (lawfare) con cerramientos técnicos, desafiando el espíritu de las leyes y encontrando pequeñas puertas traseras para terminar con la competencia. Estos es un comportamiento extremamente antidemocrático desde el principio al fin. Pero ni siguiera pararon allí. Nos bloquearon en tres estados, pero fallaron dado que hemos sido capaces de combatirles en los juzgados y ganamos las demandas en esos tres estados. Así mismo, empezaron a publicar anuncios para contratar infiltrados y espías que hackeasen nuestro acceso a los boletas. También secuestraron el poco dinero público que nos correspondía, ese dinero que los candidatos no tienen para no vender sus almas al mejor postor.
Nosotros eramos uno de los pocos partidos que realmente utilizábamos estos fondos. Ahora, desde hace dos meses, nos deben unos 300.000 dólares de estos fondos, pero encontraron una excusa técnica para no dárnoslo. Es probable que lo vamos a recibir en las próximas semanas pero el objetivo era claramente bloquearlos para que se nos hiciera todavía más duro seguir en la carrera electoral. Esto es el partido Demócrata.
Déjame contarte una cosa más. En 2022 se hicieron pasar por el Partido Verde y llamaron a mucha gente que había firmado una petición de uno de nuestros candidatos que se postulaba a nivel federal en la carrera al senado en Carolina del Norte. Llamaron a esa gente y les dijeron que eran el Partido Verde. Eran infiltrados de los Demócratas. Querían que la gente se quitara de la petición porque no querían que nuestro candidatos continuara en carrera. Por suerte pudimos grabar una de estas llamadas, les denunciamos y el Partido Demócrata fue declarado culpable. No lo llamaron por su nombre, que es interferencia fraudulenta en unas elecciones. Como no se llama interferencia en las elecciones cuando un partido se hace pasar por otro y pretende representar de manera fraudulenta a otro partido para sacar a ciertos candidatos de la carrera electoral.
Así que sólo quiero recordarles (porque la gente siempre habla de los Republicanos y como interfieren en los procesos electorales) que los Demócratas también lo hacen, y lo hacen antes de las elecciones sin ninguna vergüenza. No tenemos que esperar a Donald Trump para llegar al fascismo. El fascismo ya lo tenemos instalado.
Ahora, volviendo a tu pregunta. ¿Cómo podemos resolver este problema cuando ellos están en el poder y controlan los medios? Bueno, afortunadamente no tienen un control perfecto. No tienen el control sobre todas las redes sociales. Tal como dijiste, en el año 2020 uno de cada 3 votantes no votó porque no compraron lo que los candidatos les quisieron vender. En 2016 los números de votantes que se abstuvieron fue todavía más alto, alrededor de 42 por ciento. Es decir, los estadounidenses no están conformes con lo que hay y están buscando otras opciones. La pregunta es cuándo llegamos al punto de no retorno, porque ahora mismo la gente está sufriendo una gran disparidad económica y racial. Toda una generación se ha quedado a las puertas de la supervivencia. Encuestas recientes muestran que de los jóvenes hasta 25 años, la mitad dice que no tienen esperanza para el futuro. Un cuarto dice que contemplan la opción de atentar contra ellos mismos dentro de las próximas dos semanas.
Está claro que las cosas no van bien cuando tienes dos partidos mayoritarios que han sido comprados por la maquinaria de la guerra, por Wall Street, por las compañías de seguros, por las farmacéuticas. Cuando son ellos quienes se encargan del show, no tienen en cuenta a la gente común. Y la gente común claramente ha llegado a sus límites. El 60 por ciento de los estadounidenses viven de sus pagos mes a mes y, obviamente, no están conformes con esto.
Para muchos votantes, el genocidio en Palestina es una línea roja y dicen que no van a dar su voto a ninguno de los dos partidos por esta razón. Ahora estamos viendo mucho interés del poder popular organizado que apoya la campana del Partido Verde y que surgiere que tal vez ya hemos llegado a este punto de no retorno. El genocidio en Gaza forma parte de ese tremendo aparato militar/industrial que nos roba y que nos priva incluso aquí de las cosas más básicas que necesitamos.
Hace unos tres días se publicó una encuesta a votantes musulmanes que decían que yo estaba cabeza a cabeza con Kamala Harris, es decir que su voto se divide entre las dos candidatos. Esta es la primera vez que pasa y representa un caída enorme en el apoyo a los Demócratas. Los estadounidenses árabes y musulmanes se toman el genocidio muy en serio porque están muy cerca de lo que pasa en esta región. Los votantes estadounidenses en general también se sienten impactados por el despilfarro de nuestros impuestos por la maquinaria de las guerras sin fin y la falta de servicios de salud, vivienda y educación de calidad aquí mismo, cosas que países mucho más pobres que nosotros han solucionado mucho mejor que nosotros.
Así que sólo quiero hacer hincapié que el nuestro es un objetivo en marcha. Citando a Frederick Douglass, podemos decir que “el poder no concede nada si no se le exige”. Si no luchamos por nuestros derechos, no los vamos a conseguir nunca. La gente no puede dejarse intimidar de votar lo que quieren, sea la paz en Palestina o recortar el presupuesto militar para utilizarlo en educación. La gente siempre ha oído, “no votes por lo que necesitas; vota por donde está el poder”. La cuestión es si podemos romper con esto de una vez por todas.
Alguna vez Alice Walker dijo que la mejor forma de perder el poder es pensar que no lo tenemos. Pero si sumas toda esa gente que quiere terminar el genocidio en Palestina ahora mismo o toda la gente que está atada a esa gran deuda que contrajeron solo por estudiar (en total, 44 millones) o la gente que no tiene un seguro de salud adecuado que son aproximadamente 60 millones, sólo con esto tendrías un cuórum suficiente para ganar las elecciones presidenciales.
Así, en mi opinión, la respuesta a tu pregunta de cómo podemos romper este sistema es que necesitamos tener coraje, estar convencidos y cambiar el chip en nuestra propia mente que nos dice que tenemos ningún poder. Eso es lo que nos han contado siempre, pero podemos rebelarnos entender que sí tenemos un poder verdadero para hacer valer nuestras demandas y nuestros votos, ya sean en un cinco o en un 51 por ciento. Tenemos que comenzar a construir nuestro camino desde donde estamos y no dejarnos intimidar. El poder en una democracia son nuestros votos y sin hacer uso de ellos contribuiríamos a la abolición de la democracia.
JM: Muchos esperamos el regreso de unos nuevos Años 60 (y su valentía antiguerra, anticolonialista y por los derechos civiles), pero durante los últimos 20 años nos hemos ido moviendo aún más hacia una nueva Edad Media. Ahora, desde un punto de vista todavía más consciente, sobre todo en el Partido Republicano con Trump y J.D. Vance, muchos parecen más dispuesta dar un vuelco a nuestras creencias democráticas, como la igualdad o los ideales de la Ilustración. Muchos conservadores entienden que debemos movernos hacia una Ilustración Oscura que elimina nuestra igual-libertad de expresión y la educación misma.
En junio de 2021, el general Mark Milley respondió en el Congreso sobre la teoría crítica de la raza y la acusación de ser Woke: “He leído a Mao Zedong. He leído a Karl Marx. He leído a Lenin. Eso no me convierte en comunista”.
En 2021-22, solo 11 personas fueron responsables de presentar el 60 por ciento de miles de impugnaciones de libros. Miles de libros fueron retirados de escuelas y bibliotecas. Incluso temas o palabras como homosexualidad o esclavitud han sido limitados, cuando no silenciados directamente. Para la libertad, el efecto más devastador no es solo la censura, sino la autocensura.
El 2 de agosto, Rey Rodrigues (rector de la Junta de Gobernadores del Sistema Universitario Estatal de Florida) envió un correo electrónico a todas las universidades y colegios públicos de Florida para “revisar los recursos de los cursos relevantes, como los libros de texto… en busca de material antisemita y/o sesgo antiisraelí”.
Gonsales escribió: “Todo curso que contenga las siguientes palabras clave: Israel, israelí, Palestina, palestino, Oriente Medio, sionismo, sionista, judaísmo, judío o judíos será marcado para su revisión”. Algunas personas y partidos ganan elecciones repitiendo libertad, libertad y libertad, pero una vez en el poder, practican prohibición, prohibición y censura.
Jill ¿por qué este ataque abierto a la libertad académica? ¿Estamos pasando finalmente de hacer irrelevante la libertad de expresión (como durante la esclavitud) a censurarla directamente, en nombre de la libertad?
JS: Es una pregunta muy buena. Existe un ataque a nuestra libertad académica y en la prohibición de ciertos libros e ideas. Las estadísticas al respecto son increíbles. Me dices que tan solo 11 personas son las responsables de censurar el 60% de los libros en los Estados Unidos. Eso es inaceptable, antidemocrático. Libros e ides son censuradas… Recordemos a Julian Assange y lo significó su caso. Recordemos todos los asaltos contra la libertad de expresión, y de protesta como el de los campus universitarios aquí y en el mundo. Hay una censura al discurso político también. Aquí, en Tampa, un movimiento suburbano fue acusado de ser “un agente extranjero” y es apenas un grupo de izquierda que critica la política exterior de los Estados Unidos. Esos activistas han sido amenazados con 15 años de prisión por expresar sus ideas. Lo mismo me ha pasado a mí. En 2016, por ser una candidata que estaba en contra de la guerra y del uso de armas nucleares, me acusaron de ser una “agente al servicio de Rusia”. Esa acusación era muy conveniente para Hillary Clinton y para el partido Demócrata, que querían sacarme del medio. Me hicieron investigar durante tres años por el comité de la Central de Inteligencia. Tuve que probar mi inocencia, lo cual es ridículo. Nadie debe probar su inocencia. Ellos tienen que probar que eres culpable.
JM: Un nuevo Macartismo…
JS: Exacto. Una nueva clase de macartismo, como el que está sucediendo hoy en día, por ejemplo en el partido Demócrata, que intenta parar de esa forma a sus oponentes. En estop se ha convertido la democracia. Por eso insisto en que no hay que esperar a que gane Trump para ver al fascismo instalarse en este país. Ya tenemos a nuestras policías locales siendo entrenadas por las fuerzas de defensa israelís a lo largo de todo el país, y los entrenan en tácticas abusivas. Actualmente, existen cerca de 80 ciudades como Atlanta, donde la policía está siendo entrenada de esta forma. También ha vuelto el reclutamiento. Si tienes hijos de entre 18 y 25 años, el Tío Sam en sus bases de datos sabe dónde están. Vivimos en una sociedad muy militarizada y el precio que pagamos es nuestra democracia, nuestro derecho a manifestarnos y nuestra libertad de expresión.
La razón por la cual Julian Assange fue perseguido fue por denunciar crímenes de guerra, abusos, corrupción y torturas. Ese es el papel del periodismo. El periodismo no debería ser el perro guardián del poder. Por eso estamos en la carrera electoral, en los debates, en las discusiones, en los medios. Porque la base de nuestra democracia, de nuestra economía, de nuestro ambiente, están siendo subastados a nuestras espaldas al mejor postor.
Estamos gobernados por una plutocracia, por los poquísimos que son extremadamente ricos, porque nuestro sistema político ha sido privatizado, y por eso la riqueza se concentra cada día más. Las tres personas más ricas de Estados Unidos, tiene más dinero que el 50 por ciento de su población.
En palabras del fallecido juez de la Suprema Corte Louis Brandeis: tenemos que elegir entre una enorme concentración de la riqueza y la democracia” No podemos tener los dos y, desafortunadamente, hemos escogido la concentración de riqueza. De ahí eso de la corrupción legalizada. Ahora ¿cuándo vamos a tener una discusión real sobre esto? Eso no va a pasar con los dos partidos políticos que están protagonizando este espectáculo. Ellos no van a permitir que haya más voces o más partidos para que el pueblo tenga una oportunidad de luchar por sus propias causas.
JM: Jill, hablemos un poco de América Latina, para luego pasar brevemente a la problemática de la inmigración en Estados Unidos.
Después de que Estados Unidos se apoderó de más de la mitad del territorio mexicano —desde Texas hasta California— para expandir la esclavitud donde antes era ilegal, la expansión se detuvo en el Río Grande. Esto se hizo para evitar incorporar áreas densamente pobladas por lo que los congresistas de la época consideraban «razas inferiores». En cambio, Estados Unidos estableció protectorados y bases militares en América Latina.
En el siglo XIX, Washington llevó a cabo miles de intervenciones militares en América Latina para “enseñar a los negros a gobernarse a sí mismos”. Esto continuó hasta el siglo XX.
Durante la Gran Depresión, Estados Unidos retiró a los marines de algunas “repúblicas bananeras”, pero dejó a sus psicópatas criollos en sus gobiernos, dictaduras que duraron muchas generaciones.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Washington descuidó a América Latina, por lo que esa región recuperó una docena de democracias. Sin embargo, recién nacida, la CIA reemplazó la palabra “negros” por “comunistas” en todos sus discursos. Una vez más, Washington envió tsunamis de dólares para financiar ejércitos y golpes de Estado en América Latina.
En 1959, el senador John F. Kennedy dijo en el Congreso: “No creo que dar esta ayuda a América del Sur sea para fortalecerla contra la Unión Soviética… Es dinero tirado por el caño, en un sentido militar, pero en el sentido político esperamos que hagan un uso efectivo de él”.
El presidente Nixon confirmó esa idea en 1970: “Nunca estaré de acuerdo con la política de desvalorización de las fuerzas armadas en América Latina. Son centros de poder sujetos a nuestra influencia. Los otros (los intelectuales) no están sujetos a nuestra influencia”.
Para los años 70, ya se habían perdido una docena de democracias en América Latina, transformadas en sangrientas dictaduras militares (cuando no “democracias obedientes”), guardianes de la “libertad de empresa” de las corporaciones estadounidenses y sus cómplices, la oligarquía latinoamericana.
Esta historia nunca terminó; hoy, se practica de otras maneras.
Jill, Considerando esta larga historia, ¿cuál sería una política exterior del Partido Verde?
JS: Sin duda nuestra política sería muy diferente. Desde la segunda guerra mundial la CIA ha realizado más de 75 operaciones secretas con el objetivo de cambiar gobiernos, como en Guatemala para evitar la reforma agraria, contra los intereses de las United Fruit Company, que tenía el monopolio mientras los campesinos pasaban hambre. Al mismo tiempo, Gran Bretaña y la CIA evitaron que el gobierno de Irán nacionalizara su petróleo. Así que derrocaron al presidente electo Mohammad Mosaddegh y en su lugar pusieron al Shah, un dictador cruel que estuvo durante muchos años hasta que la Revolución Islámica lo derrocó.
Cuando Estados Unidos hace ese tipo de intervenciones, no solo hace un gran daño en esos países, sino que eso también tiene repercusiones en nuestro país. Debido a la inestabilidad mundial, se crearon estados fallidos, como Libia, donde aparecieron mercados de esclavos al aire libre tras las intervenciones de Estados Unidos y de la OTAN para derrocar y asesinar a Gadafi. Poco después tenemos migraciones masivas de millones de personas de esos países.
El Partido Verde quiere cambiar ese modelo militarista de intervencionismo neocolonial por una política de derechos humanos. En lugar de imaginar un mundo dominado por el imperio de Estados Unidos, trabajaremos en favor de una comunidad de naciones, multipolar, donde prevalezcan la ley de las naciones.
Estados Unidos ya no es la potencia dominante. No podemos seguir comportándonos como el matón de la escuela haciendo bullying a los otros. Este mundo monopolar no funciona para nadie. Ahora mismo tenemos tres zonas muy peligrosas, dos de ellas con conflictos militares (Ucrania e Israel) y el peligro de un conflicto con China, seguido de una guerra nuclear. Estamos todos en peligros debido a nuestra idea nociva del dominio imperial, debemos dejar eso atrás.
JM: Los inmigrantes ilegales tienen tasas de criminalidad mucho más bajas que los ciudadanos estadounidenses a pesar de que tienen una cantidad desproporcionada de varones jóvenes. Aun así, cada vez que alguno de ellos comete un delito, inmediatamente aparece en los titulares y los políticos intensifican la criminalización de un amplio grupo que no puede votar y no tiene lobbies en el Congreso.
No conocen el idioma ni las leyes, pero aun así logran encontrar empleos, que son cruciales para nuestra sociedad. A diferencia de los trabajos contratados por las grandes compañías en otros países, producen y consumen aquí y están listos para trabajar desde el primer día sin la inversión gubernamental de 12 o 20 años de educación y atención médica.
Estamos en contra de la inmigración ilegal, pero también en contra de la criminalización de un grupo muy vulnerable. Por lo general, la gente pobre y desesperada toma préstamos de 10 o 15 mil dólares de un Coyote para venir aquí ilegalmente. ¿Por qué esto? Porque las leyes de inmigración de Estados Unidos odian a los trabajadores pobres. En una embajada de Estados Unidos, es mejor decir que eres una persona perezosa y lenta con una cuenta bancaria interesante que un trabajador esforzado si no quieres que te nieguen una visa. Además de todo esto, en proporción, Estados Unidos es uno de los países menos solidarios del mundo en la recepción de refugiados.
¿Cuál sería la política migratoria del Partido Verde?
Lo más importante que podemos hacer para combatir la crisis inmigratoria, es dejar de causarla con nuestras intervenciones en otros países. Debemos empezar a respetar la soberanía de otros países. Debemos tratar el problema de uso de drogas como un problema de uso de drogas de salud y no como un problema policial. Por eso, desde el principio, legalizaríamos la marihuana y empezaríamos a estudiar la descriminalización de otras drogas para disminuir el poder de los carteles. También tomaríamos medidas económicas para favorecer a otros países para que su gente no tenga que emigrar. Recordemos que hemos derrocado dos gobiernos en Haití, obligando a bajar el salario mínimo y forzando a su gente a emigrar.
También eliminaríamos las sanciones económicas contra Cuba, Venezuela y Nicaragua. Esas sanciones son ilegales y fuerzan a la gente de marcharse de sus países. En la frontera de México por ejemplo en lugar de levantar un muro, agilizaríamos los sistemas de identificación de las personas detectar criminales y permitir que los inmigrantes que quieran puedan tener papeles para trabajar. La inmensa mayoría de los inmigrantes son personas honestas y pacíficas. La mayor parte de los que entran la droga, por ejemplo, son estadounidenses, no inmigrantes . Los inmigrantes son una gran recurso económico y en la próxima década se calcula que pueden contribuir con siete billones de dólares a la economía de este país.
JM: Trump afirmó que “si alguien quiere eliminar a Israel, entonces no los queremos en nuestro país”. El 15 de agosto, Trump culpó a “nuestras instituciones mediáticas de izquierda” por el aumento del antisemitismo.
El antisemitismo, históricamente asociado con grupos de extrema derecha, ha estado en aumento debido a un resurgimiento neonazi tanto en Europa como en Estados Unidos, incluso antes del reciente conflicto en Gaza.
Trump también culpó a “cierta candidata a la presidencia de los Estados Unidos, lo cual es difícil de creer en nuestras universidades…” Creo que estaba hablando de ti. ¿De quién más? No de la señora Harris, seguro. ¿Cómo respondes a estas acusaciones tan fáciles y comunes que confunden Sionismo y judaísmo? ¿Que nos puedes decir del IPAC, el lobby sionista?
Un error muy común es confundir judaísmo con sionismo. El sionismo es una ideología política, no una religión. Yo crecí en una comunidad judía, iba a una sinagoga donde todo el mundo tenía claro que los judíos habían sufrido una holocausto y que eso no debería ocurrir nunca más a nadie. En esa comunidad teníamos claro que también eran culpables quienes miraron hacia otro lado y lo permitieron. Estop no es una conflicto religioso: en lo que es ahora Palestina vivieron en paz musulmanes, judíos y cristianos, hasta que llegaron los sionistas y empezaron a tener problemas no solo con los Palestinos sino con musulmanes y cristianos.
Hasta los 90s no se permitió el acceso a los archivos nacionales de Israel y fue solo que entonces supimos con más claridad qué paso antes de la fundación de Israel. El sionismo quiso quedarse con una tierra en la que ya había otras personas a través de una limpieza étnica. El hecho de haber sido víctimas de un genocidio no les habilita a cometer un genocidio ellos mismos.
El genocidio tiene que parar, el estado separatista de Israel debe retirarse de Gaza y de Cisjordania, en este momento en el proceso de ser ocupada también. La limpieza étnica y el apartheid de Israel también deben terminarse. Esta historia no comenzó el 7 de octubre sino años antes de la fundación de Israel hace 77 años. Se debe cumplir con la Ley Internacional. Así lo exige la comunidad internacional, la Corte Penal Internacional y las Naciones Unidas. Mirar para otro lado es aprobar la tortura y el asesinato de hombres, mujeres y niños a una escala industrial.
Según las encuestas de Reuters, el 68 por ciento de los estadunidenses quieren un final inmediato al genocidio y eso no antisemitismo. Decir que exigir el fin del genocidio es ser antisemita, es una forma de antisemitismo. Estar contra el genocidio es una de las formas más altas no solo del judaísmo, del cristianismo y del islam, sino de la Humanidad.
Esta matanza debe terminar. Eso se puede parar con una simple llamada de teléfono como hizo Reagan en el Líbano donde cientos de miles de personas se salvaron de ser masacradas durante la persecución de la Organización de Liberación de Palestina, algo así como el Hamas de la época. El primer ministro de Israel Menachem Begin tuvo que detener el bombardeo del Líbano y retirar sus tropas. Eisenhower hizo lo mismo cuando Israel invadió Egipto y ahora debemos hacer lo mismo para que Netanyahu, que es un criminal de guerra, haga lo mismo. Si no lo hace, se les corta la provisión de armas. Sin embargo, se le están dando más armas lo cual es contrario a las mismas leyes de Estados Unidos proveer armas a países que violan los Derechos Humanos, que bloquea la ayuda humanitaria incluso aquellos que no cumplen con los tratados de control de armas nucleares, como es el caso de Israel no es signatario del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares. Por eso la ayuda de Estados Unidos a Israel es ilegal y debería terminar, ya mismo.
Nosotros aplicaríamos la ley el primer día de nuestro gobierno para terminar con esta tragedia. Israel debe cumplir con la ley internacional y nosotros tenemos el poder de pararlo. Un estado fascista no es compatible con la ley internacional. No podemos normalizar la tortura y asesinato de niños a escala industrial.
Todos estamos amenazados por esta maquinaria de guerra que existe en el mundo entero y que debería empezar por detener el genocidio en Gaza ahora mismo. Por otro lado, es necesario reducir la carrera armamentística en el mundo. Nadie está seguro en este mundo. Estamos todos implicados y empobrecidos por esta maquinaria de la guerra.