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C贸mo los sionistas inventaron el terrorismo

Kit Klarenberg*

Desde que comenz贸 el Holocausto del siglo XXI perpetrado por la entidad sionista en Gaza, los funcionarios israel铆es, los expertos, los periodistas y sus hom贸logos occidentales han invocado sin cesar el siniestro espectro del “terrorismo” para justificar la matanza a escala industrial de palestinos. Es por el “terrorismo”, escribi贸 en The Atlantic en noviembre de 2023 la dos veces fracasada candidata presidencial estadounidense Hillary Clinton, que “hay que borrar de forma permanente a Ham谩s”. Los hospitales y escuelas destruidos y los civiles asesinados en masa son “da帽os colaterales” razonables. Tal es la maldad sin parang贸n de los “terroristas”.



Comandos israel铆es con un Mercedes Benz parecido al coche que pose铆a Idi Amin, utilizado durante el ataque a Entebbe con fines de enga帽o

Sin embargo, el incesante flujo de desgarradores videos que documentan el Holocausto de la Fuerza de Ocupaci贸n Israel铆 (IOF) inunda las redes sociales de todo el mundo, y el n煤mero cada vez mayor de muertes infantiles ha obligado a innumerables ciudadanos a preguntarse: “si Ham谩s son terroristas, ¿qu茅 son entonces los sionistas?”. Preguntas similares se plantearon durante la prolongada “guerra contra el terrorismo” del Imperio. Luego, la supuesta amenaza global del “terrorismo” fue explotada en todo Occidente para atacar las libertades civiles y demonizar a los musulmanes en el pa铆s, mientras se libraban incesantes “intervenciones” criminales en el extranjero.

El uso generalizado del t茅rmino se desplom贸 precipitadamente a partir de entonces . Reci茅n ahora est谩 recuperando popularidad debido al genocidio de Gaza. Esto no es casualidad. Como veremos, los sionistas –en concreto, el veterano l铆der israel铆 Benjamin Netanyahu– fueron fundamentales para inventar concepciones dominantes del “terrorismo”, expl铆citamente para deslegitimar las luchas antiimperialistas, al tiempo que validaban la violencia estatal occidental dirigida contra los pueblos oprimidos en todo el Sur Global. El impacto de este asalto informativo se puede sentir en todos los rincones del mundo hoy en d铆a, y no menos en Gaza.

Uso del t茅rmino terrorismo 1960-2020, seg煤n Google

'Primer ataque'

De hecho, se podr铆a concluir razonablemente que los cimientos espec铆ficos de la Nakba 2.0, que sigue desarroll谩ndose en tiempo real en este mismo momento, se sentaron hace d茅cadas, como resultado de las connivencias de Netanyahu, el lobby sionista internacional y la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos. Lo que sigue es la historia poco conocida de c贸mo se origin贸 el “terrorismo”. Una mayor铆a de la poblaci贸n mundial –el pueblo palestino en particular– vive con las monstruosas consecuencias todos los d铆as.

Nuestra historia comienza en 1976, en el punto 谩lgido de la distensi贸n entre Estados Unidos y la Uni贸n Sovi茅tica. Tras dos d茅cadas y media de amarga enemistad, las dos superpotencias hab铆an decidido coexistir pac铆ficamente a principios de la d茅cada y colaboraron para desmantelar sistem谩ticamente las estructuras y doctrinas que definieron la era inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial, como la Destrucci贸n Mutua Asegurada (MAD).

En mayo de ese a帽o, la CIA elabor贸 ​​su Estimaci贸n Nacional de Inteligencia (NIE, por sus siglas en ingl茅s), un informe exhaustivo que combina datos de varias agencias de inteligencia y que pretend铆a servir de base para la elaboraci贸n de la pol铆tica exterior. En consonancia con los 煤ltimos cinco a帽os, concluy贸 que los sovi茅ticos estaban en una grave decadencia econ贸mica, prefer铆an la diplomacia al conflicto y buscaban desesperadamente poner fin a la Guerra Fr铆a. Esas conclusiones estaban detr谩s de la presi贸n de Washington en pro de la distensi贸n y de la ansiosa aceptaci贸n por parte de Mosc煤 de importantes tratados de desarme y control de armamentos.

Sin embargo, el reci茅n nombrado director de la CIA, George H. W. Bush, rechaz贸 categ贸ricamente estas conclusiones y busc贸 una segunda opini贸n, por lo que cre贸 una c茅lula de inteligencia independiente para revisar el NIE. Conocida como el Equipo B , estaba compuesta por partidarios incondicionales de la Guerra Fr铆a, halcones financiados por la industria de defensa y anticomunistas rabiosos. Entre ellos hab铆a varias personas que m谩s tarde se convertir铆an en figuras destacadas del movimiento neoconservador, como Paul Wolfowitz. Tambi茅n estaban presentes infames especialistas en artes oscuras de la CIA y el Pent谩gono que hab铆an sido condenados al ostracismo profesional debido a la distensi贸n.

El Equipo B revis贸 debidamente el NIE y desminti贸 todos y cada uno de los hallazgos de la Agencia. En lugar de estar en ruinas, empobrecida y al borde del colapso total, la Uni贸n Sovi茅tica era, de hecho, m谩s mortal y peligrosa que nunca, al haber construido una amplia gama de capacidades de "primer ataque" justo bajo las narices de la CIA. Para llegar a estas conclusiones explosivas, el Equipo B se bas贸 en una confusa mezcolanza de falacias l贸gicas peculiares, teor铆as paranoicas, conjeturas conspirativas enloquecidas, juicios de valor sin fundamento y razonamientos circulares de aficionados.

Una explicaci贸n sobre el Equipo B escrita por uno de sus miembros, en un peri贸dico sionista

Por ejemplo, el Equipo B evalu贸 repetidamente que la falta de evidencia de que Mosc煤 pose铆a sistemas de armas, tecnolog铆a militar o capacidades de vigilancia comparables o superiores a las de Washington era una prueba inversa de que los sovi茅ticos, de hecho, s铆 los pose铆an. El Equipo B concluy贸 que las innovaciones de Mosc煤 eran tan sofisticadas e innovadoras que Occidente no pod铆a detectarlas ni siquiera comprenderlas. Se confirm贸 que el an谩lisis del Equipo B era una fantas铆a total despu茅s del colapso de la URSS. Sin embargo, sus m茅todos sirvieron de base a todas las NIE posteriores durante la Guerra Fr铆a y probablemente perduren hasta hoy.

El 27 de junio de ese a帽o, pocas semanas despu茅s de que el Equipo B se pusiera a trabajar para reiniciar la Guerra Fr铆a, el vuelo 139 de Air France, que se dirig铆a a Par铆s desde Tel Aviv, fue secuestrado por miembros del Frente Popular para la Liberaci贸n de Palestina. Redirigido a un aeropuerto de Uganda, el avi贸n fue recibido en la pista por los militares de Idi Amin, que escoltaron a los pasajeros -la mayor铆a jud铆os o israel铆es- hasta la terminal, vigilados por decenas de soldados, con la intenci贸n de impedir su huida o su rescate.

Los secuestradores transmitieron una exigencia al gobierno de Israel: a menos que se les pagara un rescate de 5 millones de d贸lares y se liberara a 53 prisioneros palestinos de la c谩rcel, los rehenes ser铆an ejecutados. En respuesta, 100 comandos de 茅lite de las IOF lanzaron una audaz acci贸n para liberar a los rehenes. Su misi贸n, conocida como la incursi贸n de Entebbe, fue un 茅xito rotundo. Todos los rehenes, menos cuatro, fueron rescatados con vida, y las IOF perdieron s贸lo a un comandante: Yonatan (Jonathan) Netanyahu, el hermano mayor del actual Primer Ministro de Israel, Benjamin Netanyahu.

Durante a帽os , los funcionarios israel铆es hab铆an intentado popularizar el t茅rmino “terrorismo” para explicar las motivaciones y acciones de los combatientes palestinos por la libertad. De esa manera, su justa furia ante la represi贸n pod铆a ser replanteada como una ideolog铆a destructiva de violencia por la violencia sin fundamento, y la tiran铆a colonial sionista como leg铆tima defensa. Este esfuerzo cobr贸 impulso en septiembre de 1972 , cuando el secuestro de 11 atletas israel铆es en los Juegos Ol铆mpicos de ese a帽o en Munich por militantes palestinos termin贸 con todos los rehenes asesinados.

Este derramamiento de sangre particularmente p煤blico centr贸 la atenci贸n mundial en Israel y dej贸 a los ciudadanos occidentales pregunt谩ndose qu茅 podr铆a haber inspirado tal violencia. Hasta entonces, los sionistas hab铆an logrado ocultar en gran medida su represi贸n sistem谩tica impuesta por el Estado y el desplazamiento de los palestinos del mundo exterior. Los periodistas se mantuvieron bien alejados de las escenas de los principales cr铆menes. Al mismo tiempo, la rama israel铆 de Amnist铆a Internacional fue financiada en secreto y dirigida por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Tel Aviv para encubrir los hechos sobre el terreno.

Para la familia Netanyahu, el ataque a Entebbe fue una tragedia, pero tambi茅n una oportunidad ideal para validar e internacionalizar el concepto de “terrorismo”, tal como lo propugnan los sionistas. En 1979, Benjamin Netanyahu fund贸 el Instituto Jonathan, en honor a su hermano asesinado. Su prop贸sito , dijo, era:


“Centrar la atenci贸n p煤blica en la grave amenaza que supone el terrorismo internacional para todas las sociedades democr谩ticas, estudiar la naturaleza real del terrorismo actual y proponer medidas para combatir y derrotar a los movimientos terroristas internacionales”.

En julio de ese a帽o, el Instituto convoc贸 la Conferencia de Jerusal茅n sobre Terrorismo Internacional (JCIT, por sus siglas en ingl茅s) en el Hotel Hilton de Jerusal茅n. Reuni贸 a una multitud de 700 personas, entre ellas funcionarios del gobierno israel铆, legisladores estadounidenses, agentes de inteligencia de toda la red de espionaje global “Cinco Ojos” y funcionarios occidentales de la pol铆tica exterior. Tal vez no sea de sorprender que muchos representantes del Equipo B estuvieran presentes. Durante cuatro d铆as y siete sesiones separadas, orador tras orador pintaron un cuadro inquietante del fen贸meno mundial del “terrorismo”.

Declararon un谩nimemente que todos los “terroristas” constitu铆an un movimiento pol铆tico 煤nico y organizado que estaba siendo financiado, armado, entrenado y dirigido en secreto por la Uni贸n Sovi茅tica. Se afirmaba que este nexo diab贸lico planteaba una amenaza mortal a la democracia, la libertad y la seguridad occidentales, que requer铆a una respuesta coordinada. Curiosamente, como observ贸 m谩s tarde la acad茅mica Diana Ralph , la receta colectiva del JCIT para abordar esta supuesta amenaza fue precisamente lo que ocurri贸 poco m谩s de dos d茅cadas despu茅s durante la Guerra contra el Terror:


“[Esto incluy贸] ataques preventivos contra estados que supuestamente apoyaban a ‘terroristas’; un elaborado aparato de sistema de inteligencia; recortes de las libertades civiles, en particular para los palestinos considerados terroristas potenciales, incluida la detenci贸n sin cargos y la tortura; y propaganda para deshumanizar a los ‘terroristas’ a los ojos del p煤blico”.

El entonces Primer Ministro de Israel, Menachem Begin, se dirigi贸 a la sesi贸n inaugural de la JCIT. Marc贸 el tono al afirmar que la violencia estatal occidental era en 煤ltima instancia “una lucha por la libertad o la liberaci贸n” y, por lo tanto, fundamentalmente opuesta al “terrorismo”. Concluy贸 sus comentarios implorando a la multitud reunida que saliera a promover el mensaje de la conferencia una vez que esta hubiera terminado, lo cual hicieron.

'Evidencia insuficiente'

Entre los asistentes a la JCIT se encontraba la autora y periodista estadounidense Claire Sterling, que se hab铆a formado como reportera d茅cadas antes en la Overseas News Agency, una operaci贸n de propaganda del MI6 que buscaba aumentar el apoyo p煤blico estadounidense a la entrada en la Segunda Guerra Mundial. Despu茅s de la conferencia, con frecuencia amplific贸 las afirmaciones de los oradores de la JCIT en art铆culos para peri贸dicos importantes, lo que dio lugar a una 茅pica revelaci贸n en primera plana en marzo de 1981 en The New York Times : Terrorism: Tracing The International Network.

Un libro publicado m谩s tarde ese a帽o, The Terror Network , ampli贸 significativamente la obra de Sterling y consolid贸 firmemente en la mente del p煤blico occidental la idea de que Mosc煤 era una gran ara帽a sentada en medio de una vasta red de violencia pol铆tica mortal que se extend铆a por todo el mundo. Caus贸 sensaci贸n tras su lanzamiento, recibi贸 excelentes cr铆ticas de los principales medios de comunicaci贸n, fue traducido a 22 idiomas y se convirti贸 en un 茅xito de ventas en varios pa铆ses.



La Red Terrorista tuvo un impacto particularmente potente en el reci茅n inaugurado presidente Ronald Reagan y su jefe de la CIA, William Casey. Anticomunistas convencidos, asumieron el cargo buscando desesperadamente un pretexto para aplastar brutalmente la oposici贸n nacionalista de izquierda al imperialismo estadounidense en Am茅rica Latina. El trabajo de Sterling proporcion贸 abundante munici贸n para lograr ese sangriento objetivo y fue clave para que la Casa Blanca rompiera decisivamente la distensi贸n, un proceso iniciado por el Equipo B cinco a帽os antes.

En consecuencia, “The Terror Network” se distribuy贸 entre los legisladores estadounidenses y se promocion贸 intensamente en el extranjero a expensas de la administraci贸n Reagan. Casey, adem谩s, encarg贸 a su Agencia que verificara su tesis. R谩pidamente evaluaron el trabajo de Sterling como basura irredimible, ir贸nicamente, ya que estaba muy influenciado por la propaganda negra de la CIA. Enfurecido, Casey exigi贸 que se revisara la evaluaci贸n. Una evaluaci贸n actualizada fue menos mordaz, pero de todos modos destac贸 que el libro era “irregular y la fiabilidad de sus fuentes var铆a ampliamente”, mientras que “partes significativas” eran “incorrectas”.

A煤n insatisfecho, Casey pidi贸 a un “panel de revisi贸n de alto nivel” de la CIA encargado de examinar las estimaciones formales de Langley que escribiera su propio informe sobre el tema. Llegaron a la conclusi贸n de que los sovi茅ticos s铆 ofrecieron una asistencia financiera, material y pr谩ctica limitada a un pu帽ado de movimientos de liberaci贸n antiimperialistas del Sur Global, algunos de los cuales fueron etiquetados como “terroristas” por las potencias occidentales. Pero no hab铆a “pruebas suficientes” de la culpabilidad moscovita por todo el fen贸meno global del “terrorismo”, y mucho menos de financiar y dirigir a esas entidades como pol铆ticas dedicadas.

Sin inmutarse, cuando Casey entreg贸 personalmente el informe a Reagan, supuestamente dijo sobre sus hallazgos: “Por supuesto, se帽or presidente, usted y yo sabemos m谩s”. As铆 que los escuadrones de la muerte respaldados por la CIA arrasaron el “patio trasero” de Washington durante la d茅cada de 1980, en nombre de neutralizar la supuesta influencia sovi茅tica en la regi贸n. Sus acciones estaban fuertemente influenciadas por el manual de guerra de guerrillas de la Agencia, que alentaba los asesinatos de funcionarios gubernamentales y l铆deres civiles y los ataques mortales contra “objetivos blandos” como escuelas y hospitales. “Terrorismo”, en otras palabras.

“Todos somos palestinos”

Otro ejemplo del “terrorismo” de Reagan fue el patrocinio de los combatientes de la resistencia muyahid铆n de Afganist谩n en su lucha contra –ir贸nicamente– el Ej茅rcito Rojo sovi茅tico. Esta pol铆tica perdur贸 despu茅s de la derrota del “Imperio del Mal”. La CIA y el MI6 transportaron a los mismos militantes a Bosnia y Kosovo en los a帽os 90 para ayudar e incitar a la dolorosa y forzada muerte de Yugoslavia.

Cuando estas acciones encubiertas produjeron una “repercusi贸n” en la forma de los ataques del 11 de septiembre, varias personas que asistieron al JCIT y sus ac贸litos fueron ascendidos a la administraci贸n Bush debido a su supuesta experiencia en “terrorismo”. Mientras tanto, con los temores p煤blicos y estatales al “terrorismo” aumentando significativamente en todo el mundo, muchos pa铆ses occidentales recurrieron a Israel en busca de asesoramiento y orientaci贸n sobre c贸mo abordar el problema. Como se jact贸 Nentyahu en 2008:


“Nos estamos beneficiando de una cosa, y es el ataque a las Torres Gemelas y al Pent谩gono, y la lucha estadounidense en Irak”.

Esto no se debi贸 s贸lo a que el 11 de septiembre “hizo que la opini贸n p煤blica estadounidense se inclinara a favor de Israel”. En un abrir y cerrar de ojos, la represi贸n y las matanzas sionistas pasaron de ser una fuente de verg眉enza y desprestigio internacional a convertirse en un argumento de venta convincente y un argumento de venta 煤nico para el revoltijo de empresas de “defensa” y “seguridad” de Tel Aviv. Los Territorios Ocupados se convirtieron en laboratorios, sus habitantes en sujetos de prueba, en los que las fuerzas de ocupaci贸n israel铆es pod铆an probar nuevas armas, m茅todos de vigilancia y t茅cnicas de pacificaci贸n, que luego comercializaban y vend铆an en el extranjero.

No en vano se exhiben con orgullo en ferias internacionales de armas videos gr谩ficos que muestran “ataques quir煤rgicos” de las fuerzas de ocupaci贸n israel铆es contra palestinos, sus hogares, escuelas y hospitales , mientras que demostraciones privadas de herramientas de vigilancia invasivas como Pegasus sorprenden rutinariamente a las represivas agencias de inteligencia y seguridad extranjeras a puertas cerradas.


Adem谩s de un beneficio financiero significativo, tambi茅n hay un dividendo diplom谩tico. Israel se asegura una inestimable buena voluntad de sus clientes que sofoca la censura, lo que permite que el proyecto sionista de purgar permanentemente a Palestina de sus habitantes ind铆genas contin煤e sin trabas. Si bien las calles de casi todas las grandes ciudades occidentales han rebosado regularmente de fervor pro palestino desde que comenz贸 el ataque de la entidad a Gaza en octubre de 2023, los representantes electos de los manifestantes, en el mejor de los casos, guardan silencio y, en el peor, son c贸mplices activos.

Los c谩nticos apasionados de “¡Todos somos palestinos!” han sido un elemento habitual en estos eventos. Este llamamiento a la movilizaci贸n es muy oportuno, ya que adem谩s de expresar simpat铆a y solidaridad con el pueblo palestino, nos corresponde urgentemente a todos reflexionar sobre c贸mo las mismas t茅cnicas y tecnolog铆as de control y opresi贸n a las que han sido sometidos tan cruelmente a diario durante d茅cadas ahora se est谩n utilizando firmemente contra nosotros tambi茅n, como resultado de la invenci贸n del “terrorismo” por parte de Israel. No es una exageraci贸n decir que los palestinos son canarios en la mina de carb贸n de la humanidad.

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