Maysoon Majidi. 29 a帽os reci茅n cumplidos, iran铆 de etnia kurda, tiene un f铆sico tan debilitado que en todos los informes desde la c谩rcel la primera palabra usada para describirla es “delgada”. Majidi naci贸 en 1996 en Ir谩n. All铆 estudi贸, se gradu贸 en teatro y se acerc贸 a la pol铆tica. Los peri贸dicos que siguen su caso a menudo la identifican como “defensora de los derechos humanos”. En una carta escrita desde la c谩rcel y enviada al diario italiano il manifesto, ella misma cuenta su trayectoria pol铆tica: “Soy miembro de la organizaci贸n de derechos humanos Hana, participo en la coordinaci贸n de los kurdos en la di谩spora, soy activista de los derechos de las mujeres y de las naciones oprimidas”. Un activismo que le ha costado la animadversi贸n de las autoridades iran铆es.
Carta de Maysoon desde la c谩rcel
Me llamo Maysoon Majidi, nac铆 el 29 de julio de 1996. ¡Esta es mi voz! Soy licenciada en teatro y tengo un m谩ster, soy activista pol铆tica y miembro de la organizaci贸n de derechos humanos 'Hana', participo en la coordinaci贸n de los kurdos en la di谩spora, soy activista por los derechos de las mujeres y los derechos de las naciones oprimidas. En cuanto a los derechos de los refugiados, siempre he participado en diversas actividades, como la organizaci贸n de las manifestaciones de la ONU en Erbil (Irak) tras la muerte de Behzad Mahmoudi, un refugiado pol铆tico. He llevado a cabo muchas otras actividades. Llevo siete a帽os participando en las luchas del pueblo kurdo.
En 2019, tuve que huir de Ir谩n con mi hermano y trabaj茅 en la televisi贸n en el Kurdist谩n iraqu铆. Durante los dos 煤ltimos a帽os he trabajado como reportera y periodista freelance. Durante la revoluci贸n de 'Jina-Mahsa Amini' organic茅 la primera actuaci贸n frente a la sede de la ONU en Erbil y cre茅 el canal 'Ack news' para publicar noticias en tiempo real. Tanto mi hermano como yo recibimos mensajes amenazantes del r茅gimen iran铆, por lo que tuvimos que abandonar Irak porque la ONU evit贸 cualquier apoyo, ayuda o protecci贸n. En agosto de 2023, junto con otros activistas, pagamos cinco mil euros para ingresar a Turqu铆a como refugiados. Tuvimos que caminar por las monta帽as. En Turqu铆a nos quedamos dos d铆as con una anciana, luego fuimos a Van y despu茅s de cinco d铆as obtuvimos nuestros pasaportes falsos. Desde all铆 fuimos a Estambul por varios medios y autom贸viles (como hab铆a pasado un a帽o, no recuerdo todos los detalles). 脡ramos 15 en Estambul y nos enga帽aron (...). Nos robaron el dinero que hab铆amos pagado para venir a Italia, nos amenazaron, nos intimidaron y nos insultaron todo el tiempo.
Nos dejaron en Turqu铆a durante cinco meses (de agosto a diciembre). Durante ese tiempo pedimos ayuda econ贸mica a nuestra familia y parientes (...). Mi hermano y yo tuvimos que esperar hasta diciembre para conseguir el dinero para venir a Italia (casi 50.000 euros). Mi familia tuvo que vender el coche y la casa para conseguir ese dinero. El 25 de diciembre fuimos al hotel Aksara de Estambul para partir al d铆a siguiente hacia Italia. Hab铆a muchos otros pasajeros. (...) Finalmente, el 26 de diciembre, a las 18 horas, nos trasladaron al puerto de Esmirna con otras 30 o 40 personas. El 27 de diciembre, junto con los pasajeros de otro cami贸n, llegamos a la playa y caminamos durante horas por las monta帽as. A las 12 del mediod铆a, despu茅s de que nos registraran y dejaran atr谩s nuestros tel茅fonos m贸viles, nos dividieron en peque帽os grupos, llevando s贸lo una mochila, y nos trasladaron a un barco con vapores. Cada uno de nosotros ten铆a una mochila negra con s贸lo lo imprescindible. El barco ten铆a tres peque帽as habitaciones y un sal贸n. Las mujeres y los ni帽os estaban en una habitaci贸n y un camarote era para la familia (...). Los hombres, la mayor铆a afganos, se quedaron en el pasillo. Hab铆a tres ba帽os, uno para nosotros que se rompi贸 el primer d铆a y estaba fuera de servicio; (...) En la urgencia de ir al ba帽o tuvimos que usar bolsas de pl谩stico y luego tirarlas. Vomitamos mucho por la terrible situaci贸n. El motor del barco se estropeaba constantemente (...). La bomba tambi茅n se rompi贸 y entr贸 agua en el barco; los chicos tuvieron que vaciarlo con las cestas que tiraban.
Mi cuerpo se debilitaba cada vez m谩s por el mareo. La cabeza me daba vueltas. Me di cuenta de que estaba menstruando. Fui al ba帽o a comprobarlo. Era cierto, pero no encontraba mi mochila para coger la compresa. Volv铆 a subir a buscarla y vi que un hombre se hab铆a sentado en mi lugar. Lo intent茅 todo, incluso discut铆, pero no se mov铆a. Sent铆 n谩useas y no pod铆a respirar. Una mujer que hab铆a estado encima todo el tiempo, insultando a todo el mundo, empez贸 a rega帽arme. Yo respond铆 con palabras. Poco a poco todos empezaron a gritar. Un hombre intent贸 calmarme y me pidi贸 que me sentara en un trozo de madera en el fondo del barco, diciendo que los dem谩s pasajeros tambi茅n pod铆an subir a respirar (...) El 30 de diciembre me qued茅 en la 煤ltima habitaci贸n, al lado de las mujeres y los ni帽os. El olor del ba帽o era tan fuerte que se pod铆a oler desde arriba. El d铆a 31 de diciembre nos dijeron que est谩bamos en mar abierto y que ya no hab铆a riesgo de ser vistos por la polic铆a, por lo que pod铆amos subir sin problemas. (...)
Todos dejaron sus nombres reales y contactos de Instagram. El viaje hab铆a terminado y la costa italiana estaba a la vista. En una ma帽ana brumosa de diciembre, bajaron el bote al agua. Todos estaban felices y comenzaron a filmar y enviar mensajes para que la gente supiera que estaban a salvo. Incluso yo, sentada en la madera, envi茅 un mensaje y selfies con mi hermano a la familia. Me temblaba la lengua por el fr铆o y tuve que repetir mi mensaje de voz varias veces. (...) Cinco minutos despu茅s de enviar el video, dijeron que ten铆an que bajar cinco personas porque subimos al principio. Mi hermano y yo fuimos nombrados (...).
Pens茅 que todo iba bien, empec茅 a sacar fotos de las setas que crec铆an en el suelo, de los 谩rboles, de la naturaleza, y despu茅s nos hicimos algunos selfies. Un hombre kurdo llevaba mi mochila porque sangraba. No hab铆amos avanzado mucho cuando o铆 un ruido detr谩s. ¡Vi una sombra detr谩s de los 谩rboles! En cuanto llam茅 a los dem谩s, salieron los polic铆as. Me asust茅 cuando los vi porque pens茅 que nos iban a pegar (como a los polic铆as b煤lgaros) y por eso les dije inmediatamente que 茅ramos refugiados: “¡Ay煤dennos!”. Eran muchos. Primero nos pidieron que les mostr谩ramos lo que ten铆amos en las mochilas y despu茅s nos registraron. Uno de ellos abri贸 el hotspot de su tel茅fono m贸vil para que yo pudiera acceder a Internet, as铆 que pude buscar mi nombre en l铆nea y mostrarle algunas fotos de mis actividades. Luego logr茅 comunicarme con ellos a trav茅s de un traductor digital. Les expliqu茅 que 茅ramos activistas pol铆ticos y que la persona que estaba conmigo era mi hermano: “Somos iran铆es y no queremos quedarnos en Italia. Nos vamos a Alemania”. Me escribi贸 por el traductor digital que ten铆a que mantener la calma y que nos trasladar铆an a un campamento, solo para que descans谩ramos y nos ayud谩ramos. Luego nos dejar铆an ir. Les agradec铆.
Nos llevaron a un aparcamiento al aire libre. Nos unimos a los dem谩s pasajeros que hab铆an llegado antes que nosotros. Nos pusimos en fila para que nos sacaran fotograf铆as y registraran nuestros datos personales. Nos dieron agua y galletas. Mi hermano y yo nos sentamos en un rinc贸n. El polic铆a y el mediador me preguntaron qui茅n conduc铆a el barco. Yo respond铆: "No lo s茅". (...) El mediador repiti贸 la pregunta: "¿Qui茅n estaba al mando del barco?" (...) Yo respond铆: "No lo s茅". Se fueron. Poco despu茅s nos pidieron que subi茅ramos a un autob煤s blanco. (...) Ten铆a los pies hinchados y los zapatos sucios y mojados. Me los quit茅 y los lav茅. Luego sal铆 y me sent茅. (...) Entonces vinieron a arrestarme. Todav铆a no entiendo por qu茅.
Traducci贸n de Unione Donne Italiane e Kurde, Marjam Mohammadi, Snour Marziyeh Nishat
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Maysoon Majidi ha pasado varias semanas en huelga de hambre como protesta. Lo que la convenci贸 para terminarla fueron las numerosas manifestaciones de solidaridad de la sociedad civil y de los movimientos antirracistas italianos.
Ma´s informaci贸n:
https://ilmanifesto.it/maysoon-majidi-le-chat-fanno-crollare-laccusa