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Colombia: Violaciones laborales y explotaci贸n sexual en los estudios webcam

"'Aprend铆 a decir no': Abusos laborales y explotaci贸n sexual en los estudios de webcam colombianos"
 

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  • Las modelos de webcam de Colombia han denunciado condiciones de trabajo abusivas y antihigi茅nicas y coacciones para realizar actos sexuales no consentidos mientras trabajan en estudios que transmiten contenidos en plataformas de webcam para adultos de todo el mundo.
  • La mayor铆a nunca hab铆a visto ni firmado las condiciones de servicio de ninguna plataforma en la que hab铆an transmitido, lo que les expon铆a al robo de salarios y a la explotaci贸n por parte de los estudios.
  • Las plataformas de webcam para adultos deben tomar medidas para proteger a las modelos de estudio y abordar de inmediato los abusos en las cadenas de suministro.

Nueva York, 9 de diciembre de 2024. HRW.- Las modelos de webcam en Colombia denuncian graves abusos por parte de los estudios que producen contenidos para la multimillonaria industria de webcam para adultos, se帽al贸 Human Rights Watch en un informe publicado hoy. Las modelos denuncian condiciones antihigi茅nicas, turnos de 18 horas sin descansos y coacciones para realizar actuaciones sexuales que consideran degradantes, traumatizantes o f铆sicamente dolorosas.

El informe de 175 p谩ginas, "'Aprend铆 a decir no': Abusos laborales y explotaci贸n sexual en los estudios de webcam colombianos", expone las condiciones de trabajo en los estudios de webcam de Bogot谩, Cali, Medell铆n y Palmira, donde las modelos graban contenidos que son difundidos por plataformas para adultos y retransmitidos en todo el mundo. La webcam para adultos es una industria global en la que los estudios estiman que las plataformas se quedan con entre el 50 y el 65 por ciento de lo que pagan los espectadores. Las personas entrevistadas afirman que los estudios se quedan hasta con el 70 por ciento de lo que paga la plataforma, lo que reduce el salario de las trabajadoras. Las plataformas de webcam para adultos con sede en EE.UU. y Europa deben abordar de inmediato los abusos laborales y la explotaci贸n sexual en los estudios de webcam colombianos.

"Las trabajadoras sexuales merecen las mismas protecciones laborales que todos los trabajadores en virtud del derecho internacional de los derechos humanos, pero la industria multimillonaria de las webcams ha evitado en gran medida el escrutinio de los abusos en sus cadenas de suministro", se帽al贸 Erin Kilbride, investigadora de Human Rights Watch y autora del informe. "Las plataformas de c谩maras web tienen la responsabilidad de identificar, mitigar y prevenir los abusos de los derechos humanos por parte de los estudios y deber铆an llevar a cabo reformas acordes con las responsabilidades internacionales en materia de derechos humanos."

En colaboraci贸n con organizaciones de defensa de los derechos de las trabajadoras sexuales, La Liga de Salud Transla Corporaci贸n Calle 7 Colombia, las investigadoras de Human Rights Watch pasaron 18 meses investigando los estudios de webcam para adultos en Colombia, e incluso entrevistaron a 55 trabajadoras sexuales con experiencia en el sector.

Las trabajadoras informan de que trabajan en cub铆culos peque帽os y reducidos, con falta de ventilaci贸n e infestaciones de chinches y cucarachas. Algunas identifican abusos verbales, f铆sicos y sexuales por parte de la direcci贸n de los estudios, y coacci贸n para realizar actos sexuales a los que no dieron su consentimiento. Las condiciones laborales incluyen el robo de salarios, multas por hacer pausas para comer e ir al ba帽o, y teclados de ordenador, mouse y muebles cubiertos de fluidos corporales de otros empleados. Las trabajadoras desarrollaron erupciones cut谩neas e infecciones y carecieron de apoyo en materia de salud mental.

Una mujer transexual boliviana de 29 a帽os que trabajaba en un estudio de Bogot谩 cont贸 que cuando pidi贸 a su encargado que pusiera fin a una actuaci贸n con penetraci贸n debido al dolor extremo, "[茅l] dijo que si paraba, le har铆a da帽o a la calificaci贸n, as铆 que tuve que seguir". Otra modelo cont贸 a las investigadoras una experiencia en la que estaba aterrorizada ante la posibilidad de que se rompiera una botella de cristal que le hab铆an presionado a insertarse.

La mayor铆a dijo que quer铆an ahorrar dinero para comprar su propio equipo y hacer transmisi贸n desde casa, donde podr铆an controlar mejor sus horas y actuaciones. Sin embargo, las modelos informaron que los estudios a menudo se niegan a ceder el control de las cuentas, obligando a las modelos a empezar de cero si quieren dejar el estudio.

Aunque todas las personas entrevistadas eran adultas, varias informaron que los estudios les permitieron empezar a trabajar como adolescentes y violaron las restricciones de edad de las plataformas al "reciclar" cuentas que estaban registradas a nombre de antiguas modelos adultas. Las plataformas deben examinar, revisar o adoptar procesos s贸lidos y receptivos para garantizar que las trabajadoras conserven la plena propiedad de sus propias cuentas, a fin de ayudar a evitar que se eludan las restricciones de edad que conducen a la participaci贸n de ni帽as, ni帽os y adolescentes en la industria.

49 de las 50 modelos entrevistadas dijeron que no hab铆an visto ni firmado las condiciones de servicio de ninguna plataforma en la que transmitieron. La mayor铆a dijo que los estudios creaban su cuenta por ellas, lo que cre铆an que inclu铆a "aceptar" las condiciones de servicio en su nombre. Esto dejaba a las modelos sin informaci贸n esencial para asegurarse de que se les pagaba justamente y no pod铆an tomar decisiones informadas sobre sus horas de trabajo, descansos y qu茅 solicitudes de clientes aceptar. En algunos casos, esto contribuy贸 a que las modelos sufrieran robo de salario, coacci贸n sexual y explotaci贸n laboral por parte de los estudios.

Las modelos dijeron que los gerentes de los estudios utilizaban la amenaza de prohibiciones de cuentas o de disminuci贸n del tr谩fico para presionarlas intensamente a trabajar largas horas sin comida ni agua y a realizar actos sexuales que no hab铆an consentido.

Human Rights Watch revis贸 las pol铆ticas de las plataformas de BongaCams, Chaturbate, LiveJasmin y Stripchat, cuatro de las plataformas de webcam utilizadas habitualmente por las entrevistadas. Sobre la base de esta revisi贸n, es posible que estas plataformas necesiten protocolos de diligencia debida en materia de derechos humanos m谩s amplios para abordar los riesgos relacionados con la salud ocupacional, la seguridad, el saneamiento y las condiciones de trabajo en los estudios.

Human Rights Watch se puso en contacto con las cuatro plataformas para recabar sus comentarios. BongaCams, Chaturbate y Stripchat facilitaron las pol铆ticas y medidas que adoptan para identificar y prevenir la trata de seres humanos y el abuso sexual infantil, pero negaron su responsabilidad en otros abusos laborales que se producen en los estudios de sus cadenas de suministro, como las condiciones antihigi茅nicas y la denegaci贸n del derecho al descanso. Las respuestas de BongaCams, Chaturbate y Stripchat se adjuntan al informe. LiveJasmin declin贸 responder oficialmente.

Todas las modelos entrevistadas afirmaron que eligieron trabajar como modelos webcam y que no fueron obligadas ni coaccionadas a hacerlo. Al mismo tiempo, todas afirman que se sintieron sorprendidas, enga帽adas o confundidas sobre varias condiciones de su empleo, como lo que se les pagar铆a, los actos sexuales que se esperaba que realizaran o la higiene del estudio. Para algunas, la imposibilidad de llevarse su cuenta consigo, agravada por las peque帽as deudas que acumularon en la tienda del estudio o mientras viv铆an en 茅l, tambi茅n dificult贸 su marcha.

Human Rights Watch no aboga por criminalizar la industria de webcam ni los estudios. En su lugar, trabaja con organizaciones de trabajadoras sexuales y defensoras de sus derechos para identificar medidas concretas que las plataformas, los estudios y el gobierno deber铆an adoptar para abordar los abusos y erradicar la explotaci贸n.

"La explotaci贸n sexual no es inherente al modelaje webcam, pero nuestra investigaci贸n indica que el riesgo de explotaci贸n en los estudios colombianos es extremadamente alto", dijo Kilbride. "Las plataformas tienen el poder y la responsabilidad de hacer frente a los abusos cometidos por los estudios. Deben revisar sus pol铆ticas e implantar normas exhaustivas para los estudios con los que trabajan, basadas en la experiencia de las propias trabajadoras sexuales."





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