Jorge Majfud
[Texto en referencia al presente de Estados Unidos, publicado por la Texas State University en 2006]
El mismo d铆a que Crist贸bal Col贸n parti贸 del puerto de Palos, el 3 de agosto de 1492, venc铆a el plazo para que los jud铆os de Espa帽a abandonaran su pa铆s, Espa帽a. En la mente del almirante hab铆a al menos dos poderosos objetivos, dos verdades irrefutables: las riquezas materiales de Asia y la religi贸n perfecta de Europa. Con el primero pensaba financiar la reconquista de Jerusal茅n; con lo segundo deb铆a legitimar el despojo. La palabra oro desbord贸 de su pluma como el divino y sangriento metal desbord贸 de las barcas de los conquistadores que le siguieron. Ese mismo a帽o, el 2 de enero de 1492, hab铆a ca铆do Granada, el 煤ltimo basti贸n 谩rabe en la pen铆nsula. 1492 tambi茅n fue el a帽o de la publicaci贸n de la primar gram谩tica castellana (la primera europea en lengua “vulgar”). Seg煤n su autor, Antonio de Nebrija, la lengua era la “mejor compa帽era del imperio”.
La nueva potencia continu贸 la Reconquista con la Conquista, al otro lado del Atl谩ntico, con los mismos m茅todos y las mismas convicciones: una lengua, una religi贸n y una raza. El futuro nacionalismo espa帽ol se constru铆a as铆 en base a la limpieza de la memoria. Es cierto que ocho siglos atr谩s jud铆os y visigodos arrianos hab铆an llamado y luego ayudado a los musulmanes para que reemplazaran a Roderico y los dem谩s reyes visigodos que hab铆an pugnado por la misma purificaci贸n. Pero 茅sta no era la raz贸n principal del desprecio, porque no era la memoria lo que importaba sino el olvido. Los reyes cat贸licos y los sucesivos reyes divinos quisieron terminar con la otra Espa帽a, la Espa帽a mestiza, multicultural, la Espa帽a donde se hablaban varias lenguas y se practicaban varios cultos y se mezclaban varias razas. La Espa帽a que hab铆a sido el centro de la cultura, de las artes y de las ciencias, en una Europa sumergida en el atraso, en violentas supersticiones de la Edad Media.
La pen铆nsula fue cerrando sus fronteras a los diferentes. Musulmanes y jud铆os debieron abandonar su pa铆s y emigrar a Barbaria (脕frica) o al resto de Europa, donde se integraron a las naciones perif茅ricas que surg铆an con nuevas inquietudes sociales, econ贸micas e intelectuales. Dentro de fronteras quedaron algunos hijos ileg铆timos, esclavos africanos que casi no se mencionan en la historia m谩s conocida pero que eran necesarios para las indignas tareas dom茅sticas. La nueva y exitosa Espa帽a se encerr贸 en un movimiento conservador. El Estado y la religi贸n se unieron para el mejor control de su pueblo en un proceso esquizofr茅nico de depuraci贸n. Algunos disidentes como Bartolom茅 de las Casas debieron enfrentarse en juicio p煤blico ante aquellos que, como Gin茅s de Sep煤lveda, argumentaban que el imperio ten铆a derecho a intervenir y a dominar el nuevo continente porque estaba escrito en la Biblia (Proverbios 11:29) que “el necio ser谩 siervo del sabio de coraz贸n”. Los otros, los sometidos lo son por su “torpeza de entendimiento y costumbres inhumanas y b谩rbaras”. El discurso del influyente te贸logo, proclamaba: “[los nativos] son las gentes b谩rbaras e inhumanas, ajenas a la vida civil y a las costumbres pac铆ficas, y ser谩 siempre justo y conforme al derecho natural que tales gentes se sometan al imperio de pr铆ncipe y naciones m谩s cultas y humanas, para que merced a sus virtudes y a la prudencia de sus leyes, depongan la barbarie y se reduzcan a vida m谩s humana y al culto de la virtud”.
Por entonces no se recurr铆a a las palabras “democracia” y “libertad” porque hasta el siglo XIX permanecieron en Espa帽a como atributos del caos humanista, de la anarqu铆a y del demonio. Pero cada poder imperial en cada momento de la historia juega el mismo juego con distintas cartas. Algunas, como se ve, no tan distintas.
Para acabar con los horribles rituales aztecas que cada tanto sacrificaban v铆ctimas a sus dioses paganos, el imperio tortur贸, viol贸 y asesin贸 en masa, en nombre de la ley y del Dios 煤nico, verdadero. Seg煤n Fray de las Casas, uno de los m茅todos de persuasi贸n era extender a los salvajes sobre una parrilla y asarlos vivos. Pero no s贸lo la tortura —f铆sica y moral— y los trabajos forzados desolaron tierras que alguna vez estuvieron habitadas por millones de personas; tambi茅n se emplearon armas de destrucci贸n masiva, armas biol贸gicas. La gripe y la viruela diezmaron poblaciones enteras de forma involuntaria unas veces y mediante un preciso c谩lculo otras. Como hab铆an descubierto los ingleses al norte, el env铆o de regalos contaminados unas veces, como ropas de enfermos, o el lanzamiento de cad谩veres pestilentes ten铆a efectos m谩s devastadores que la artiller铆a pesada.
Ahora, ¿qui茅n derrot贸 a uno de los m谩s grandes imperios de la historia, como lo fue el espa帽ol? Espa帽a. Mientras una mentalidad conservadora, que cruzaba todas las clases sociales, se aferraba a la creencia de su destino divino, de “brazo armado de Dios” (seg煤n Men茅ndez Pelayo), el imperio se hund铆a en su propio pasado. Su sociedad se fracturaba y la brecha que separaba a ricos de pobres aumentaba al mismo tiempo que el imperio se aseguraba los recursos minerales que le permit铆an funcionar. Los pobres aumentaron en n煤mero y los ricos aumentaron en riquezas que acumulaban en nombre de Dios y de la patria. El imperio deb铆a financiar las guerras que manten铆a m谩s all谩 de sus fronteras y el d茅ficit fiscal crec铆a hasta hacerse un monstruo dif铆cil de dominar. Los recortes de impuestos beneficiaron principalmente a las clases altas, al extremo de que muchas veces ni siquiera estaban obligados a pagarlos o estaban eximidos de ir a prisi贸n por sus deudas y desfalcos. El Estado quebr贸 varias veces. Tampoco la inagotable fuente de recursos minerales que proced铆a de sus colonias era suficiente: el gobierno gastaba m谩s de lo que recib铆a de estas tierras intervenidas, por lo que deb铆a recurrir a los bancos italianos.
De esta forma, cuando muchos pa铆ses de Am茅rica se independizaron, ya no quedaba del imperio m谩s que su terrible fama. Fray Servando Teresa de Mier escrib铆a en 1820 que si M茅xico no se hab铆a independizado a煤n era por ignorancia de la gente, que no alcanzaba a entender que el imperio espa帽ol ya no era un imperio, sino el rinc贸n m谩s pobre de Europa. Un nuevo imperio se consolidaba, el brit谩nico. Como los anteriores y como los que vendr谩n, la extensi贸n de su idioma y el predominio de su cultura ser谩 entonces un factor com煤n. Otros ser谩n la propaganda: Inglaterra enseguida ech贸 mano a las cr贸nicas de Fray de las Casas para difamar al viejo imperio en nombre de una moral superior. Moral que no impidi贸 cr铆menes y violaciones del mismo g茅nero. Pero claro, lo que valen son las buenas intenciones.
El racismo, la discriminaci贸n, el cierre de fronteras, el mesianismo religioso, las guerras por la paz, los grandes d茅ficits fiscales para financiarlas, el conservadurismo radical perdieron al imperio. Pero todos estos pecados se resumen en uno: la soberbia, porque es 茅sta la que le impide a una potencia mundial poder ver todos los pecados anteriores. O se los permite ver, pero como si fueran grandes virtudes.
Jorge Majfud