Teresa Moll谩 Castells
El movimiento feminista radical tiene entre sus filas a una nueva hero铆na a quien agradecer un nuevo avance. Se trata de Giselle Pellicot, que con su valent铆a para abrir p煤blicamente el juicio contra sus violadores ha conseguido que la verg眉enza cambie de lado. Al menos en estos momentos y en la teor铆a.
Su cabeza alta a la entrada a la sala y la condena impuesta a sus violadores, muestran que solo con valent铆a y el acompa帽amiento de quien s铆 que crey贸 en tu voz desde el primer minuto, se puede conseguir que la verg眉enza recaiga contra los violadores. E incluso que estos cobardes que se aprovecharon ella cuando estaba inconsciente por sumisi贸n qu铆mica y que la trataron como a un objeto con el que desahogarse sexualmente, ahora tenga que cubrir por verg眉enza sus rostros e incluso pagar con la c谩rcel sus fechor铆as salvajes.
El orgullo y la decencia de esta mujer ha de servirnos como ejemplo al resto para depositar nuestra confianza en las v铆ctimas y nunca en los victimarios. Ha de llevarnos a creer las voces de quienes denuncian y no dejarnos embaucar por los voceros que predican lo de las denuncias faltas. O los otros, los de faldas largas y negras que siguen, en pleno siglo XXI, predicando el mensaje m谩s patriarcal de la historia: El de la sumisi贸n de las mujeres a los hombres de forma natural y solo por haber nacido mujeres.
No. Las voces de las mujeres, las de todas las mujeres han de ser escuchadas y, sobre todo, cre铆das.
Cuestionar permanente y sistem谩ticamente las voces de las mujeres se lleva haciendo a lo largo de toda la historia y, a base de repetir una mentira creen algunos que se ha convertido en una verdad. Y nada m谩s lejos de la realidad.
Somos las mujeres las que sentimos miedo cuando caminamos solas por las calles, aunque sean las ocho de la ma帽ana o las tres del mediod铆a.
Algunos datos que causan escalofr铆os: En Espa帽a se denuncian 14 violaciones al d铆a, es de decir, una cada dos horas; y 55 agresiones sexuales al d铆a (sin penetraci贸n), es decir, m谩s de dos cada hora. Unas agresiones que no dejan de aumentar, seg煤n el Balance de Criminalidad de Interior, que se帽ala un aumento de casi cinco puntos respecto a 2023[i].
M谩s datos: Se han registrado 90 feminicidios y otros asesinatos de mujeres en lo que va del a帽o 2024 en Espa帽a[ii].
En todos los casos han sido mujeres las asesinadas, agredidas o violadas. ¡Ya est谩 bien!
Y todo ello sin hablar de las cifras de mujeres y ni帽as prostituidas en el Estado Espa帽ol, porque es el mayor consumidor de prostituci贸n en el mundo y uno de los tres mayores de todo el planeta. Si tenemos en cuenta que m谩s del 95% de las personas prostitu铆as son mujeres, seguiremos viendo quienes se llevan la peor parte, tambi茅n en esto. Sin contar con que ya hay estados que se han convertido en proxenetas como B茅lgica o Nueva Zelanda. Y eso nunca es una buena noticia para las mujeres.
A Giselle le debemos mucho las mujeres del mundo. Mucho. Y hemos de tomar nota para que esa deuda de gratitud se convierta es un escudo de autoprotecci贸n femenina y feminista para que las voces que pasen a cuestionarse sean las de los agresores y violadores cada vez que nos vienen con la cantinela de que fue “una relaci贸n consentida” cada vez que se presenta una denuncia por violaci贸n o por agresi贸n sexual.
Gracias Giselle por mostrar al mundo lo que es la dignidad de una mujer violada por su esposo y a la que este ofrec铆a narcotizada para que otros hombres la violaran mientras 茅l grababa en video dichas violaciones.
Gracias por haber dicho ¡Basta ya! Y por haber aguantado preguntas insidiosas por parte de los abogados (hombres) de tus violadores y por haberlas cuestionado abiertamente.
Gracias por haber sido la voz de tantas que ya no tienen voz porque o bien se la arrebataron o bien se suicidaron cuando sus im谩genes 铆ntimas corrieron de m贸vil en m贸vil para regocijo de otros hombres.
Insisto en que las mujeres del mundo tenemos una deuda de gratitud pendiente con esta mujer menuda de cuerpo, pero enorme en valent铆a y dignidad que nos ha recordado que la verg眉enza debe cambiar de bando de una vez por todas.
Ben cordialment,
Teresa