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Banderita

Samuel Schmidt

Cuando trabajaba en la Facultad de Ciencias Pol铆ticas de la UNAM, en una ocasi贸n llegaron a mi oficina varios j贸venes para invitarme a un mitin pol铆tico, se trataba de las “mariposas negras” o sea la corriente anarquista del movimiento gay, los comunistas eran las mariposas rojas. No asist铆 al mitin porque quer铆an que bailara con ellos y hasta ah铆 no llegaba mi apoyo.

Colectivo Mariposas Negras del Frente Homosexual de Acci贸n Revolucionaria (FHAR)  Foto: Agust铆n Mart铆nez Castro


En ese entonces para las corrientes pol铆ticas, especialmente las de izquierda, era muy importante crear im谩genes y discursos identitarios que marcaran y se帽alaran su especificidad, o sea, sus diferencias. Para los grupos y grup煤sculos era importante que se viera su solidez pol铆tico-ideol贸gica, por ejemplo que  los trotskistas estaban separados de los stalinistas, porque las diferencias eran m煤ltiples, como las mencionadas entre las mariposas. Una carga problem谩tica fue la noci贸n de posesi贸n de la verdad y el enfrentamiento consecuente entre las verdades, que caus贸 muchos problemas.

Eran esos, unos a帽os de gran carga y diversidad ideol贸gica, que aunque fue criticada por sus divisiones y las divisiones de las divisiones, es indudable que ten铆amos una sociedad ideologizada, que en parte ten铆a una manera de ver hacia el futuro, era una forma de tratar de impactar a la realidad para cambiarla. Eran a帽os de gran rebeld铆a pero tambi茅n de una sociedad m谩s sana: mucha pol铆tica y pocas drogas.

Pero lleg贸 el viento conservador y arras贸 con mucha de esa carga ideol贸gica, “convenci贸” a las fuerzas que el camino del cambio estaba en las urnas, o sea, dentro de marcos constre帽idos y limitados. Y poco a poco, la pol铆tica se fue esterilizando para que dominaran los paradigmas del cambio conservador, fue la llegada del neoliberalismo que implantaba el principio del fin de la ideolog铆a, o sea, terminaba la ideolog铆a progresista, de izquierda, se terminaba la noci贸n del conflicto como medio de superaci贸n y evoluci贸n, para que solamente quedaran los t茅rminos de intercambio, y esos se controlaban porque as铆 le “conven铆a” a la econom铆a.

Pero resulta que con la conveniencia de la econom铆a lleg贸 un cambio en otros valores, como la justicia que se lleg贸 a vender al mejor postor; la degradaci贸n de la pol铆tica donde los procesos electorales y la representaci贸n se comercializaron, se venden candidaturas, votos y hasta las dignidades. Poca pol铆tica y muchas drogas. Los narcos surgieron como poder f谩ctico.

Pero la sociedad siempre camina y busca los tropos que le den a los individuos una condici贸n 煤nica en su b煤squeda de libertad y justicia.

La divisi贸n entre clases sociales categor铆a que era crucial en los 1960, 1970, 1980, para el an谩lisis y la acci贸n, poco a poco empez贸 a tomar tintes raciales; se hizo evidente el racismo nacional que hab铆a sido menospreciado por las ideolog铆as de izquierda porque no cab铆a en sus paradigmas, y empezaron a brotar las voces de los forzados a la invisibilidad, como por ejemplo las poblaciones de origen africano en M茅xico.

Poco a poco se abri贸 paso el discurso de la diversidad sexual, se reclamaban los derechos a elegir y ejercer la sexualidad, que tuvo un precedente no reconocido entre otros entre las “mariposas”.

La diversidad sexual que siempre ha existido, empez贸 a dejar de ser vista como una anomal铆a y hasta como un “mal” social que deb铆a ser secreto y ser perseguido (Ver El baile de los 41, David Pablos, 2020); se empezaron a “normalizar” las relaciones de pareja del mismo sexo, se fue extendiendo la posibilidad del matrimonio y el reconocimiento de los derechos de conyugue, y la posibilidad de adoptar hijos, y gracias a la ciencia los que quisieron, cambiaron su cuerpo.

En pocas palabras, cada d铆a son m谩s los que aceptan la libre opci贸n y las voces en contra son acalladas por votaciones que convierten en leyes promoviendo los derechos de todos a escoger vivir libremente.

Cada d铆a que voy a hacer ejercicio, en una de las oficinas, sobre un escritorio descansa una banderita con los colores del arco铆ris, no deja de sorprenderme y me vienen a la mente varias preguntas: ¿a m铆 que me importa la preferencia sexual de la empleada(o)? ¿por qu茅 cree que es relevante para la administraci贸n la preferencia sexual de los empleados?, ¿por qu茅 los que optan por otra opci贸n sexual creen que eso debe ser parte del discurso p煤blico? ¿Acaso lo queer se ha convertido en la ideolog铆a de esta parte del siglo XXI?

¿Exagero al reaccionar contra las exposiciones p煤blicas de las opciones queer? ¿Deben las opciones sexuales mantenerse en lo privado? Tal vez este deba ser un debate m谩s profundo.

@shmil50

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