Por Mauricio Casta帽o H
Historiador
Colombiakr铆tica
Caminar, no importa que nuestra propia sombra nos confunda un poco, dejar los pasos atr谩s no es m谩s que cambiar de piel, exorcizar los demonios que est谩n dentro de nosotros, querer salir a toda carrera, gritar a los cuatro vientos para liberar opresiones agazapadas en nuestro interior. Somos n贸madas inm贸viles, los mejores viajes los hacemos en la quietud. No hay camino, se hace camino al caminar. No hay m谩s que liberarnos de nuestras opresiones, vaciarnos pero a cambio de llenarnos de un algo que se presume mejor, satisfactorio a nuestra existencia. Salir y entrar es lo propio del movimiento de la vida, se sabe que la quietud tulle, la inmovilidad mata.Tener algo por qu茅 luchar, bien se define la vida por la lucha, y si hay lucha, hay resistencia. Todo el tiempo estamos haci茅ndonos a un lugar, luchando por nuestro propio espacio, escogemos el mejor vecindario, sin ruido, sin molestias exteriores que no perturben nuestra isla de intimidad. Es cierto que somos hijos de nuestro tiempo, que nadie est谩 a t铆tulo personal en su propio cuerpo, que nuestro rostro es tan solo una m谩scara social que tomamos prestada, nos miramos al espejo y muy poco nos reconocemos, pero a煤n as铆 se libran luchas por dar espacio a nuestras querencias, a nuestros flujos existenciales que reclaman lo singular. El rostro es un paisaje. El rostro no es universal. M谩s que poseer un rostro, nos introducimos en 茅l. Son los rostros los que eligen a los sujetos. La rostrocidada es siempre una multiplicidad. (Deleuze).
¿De qu茅 es capaz un cuerpo? Un cuerpo es capaz seg煤n su entrenamiento. Somos flujos de deseos y creencias, los deseos son devenires m煤ltiples y no carencias por llenar. Todo el tiempo nos estamos haciendo, rehaciendo en las turbulencias, habitando el caos, todo es in茅dito, nada o muy poco por controlar, todo se juega en los bordes, en el medio, en la membrana, todo pasa y todo queda, todo se repite de manera diferente.
Esta fuerza de la vida que nos toma prestados y nos hace vivir, esta diferencia y repetici贸n nos pone por sendas in茅ditas. Somos espectadores y actores de nuestra propia comedia. Caminar un poco para explayarnos y retomar lo que nos ofrece el paisaje. Los flujos m煤ltiples abren paso a lo particular, a todo caminar.