Enrico Tomaselli

Que la ca铆da de Asad en Siria no haya sido un gran 茅xito para Occidente es algo que poco a poco empieza a quedar claro; Sin embargo, m谩s o menos todo el mundo est谩 de acuerdo en que, entre todos los actores regionales e internacionales en juego, el 煤nico que ciertamente ha salido muy beneficiado es Israel. Algo que, por cierto, es dif铆cil de negar, dado que ha conseguido, pr谩cticamente a coste cero, una serie de resultados nada desde帽ables.
En primer lugar, ha podido proceder con total tranquilidad a la destrucci贸n sistem谩tica de toda la infraestructura militar siria, eliminando del horizonte al que, aunque ahora se encuentra en muy mal estado, fue uno de los ej茅rcitos 谩rabes que siempre estuvo en primera l铆nea en todas las guerras con el Estado jud铆o. Tambi茅n ha podido ocupar una parte importante del territorio sirio, mucho m谩s all谩 de los Altos del Gol谩n, que se anexion贸 de facto desde 1967. Una ocupaci贸n que le da a Tel Aviv m谩s de una carta para jugar en la redefinici贸n del equilibrio de poder en Oriente Medio.
Para empezar, la conquista del monte Herm贸n, que otorga a las FDI la capacidad de controlar una vasta zona, desde el Mediterr谩neo hasta Jordania, por no hablar de la construcci贸n de varias presas, que otorgan a Israel el control sobre el suministro de agua potable a Siria y Jordania, una evidente palanca geopol铆tica de gran importancia. Por tanto, no en segundo lugar, los nuevos territorios ocupados ofrecen otras posibilidades, desde la expansi贸n de los asentamientos coloniales (satisfaciendo as铆 los deseos del ala m谩s extremista de su mayor铆a y al mismo tiempo ofreciendo una salida al inquieto movimiento de colonos), hasta la creaci贸n de un Estado tap贸n confiado a los drusos sirios. Por no hablar, por supuesto, del hecho de que las FDI controlan ahora la parte sur de la frontera sirio-libanesa, lo que da al ej茅rcito israel铆 la capacidad (en caso de que se reavive el conflicto con Hezbol谩) de atacar el territorio liban茅s desde un lado en el que no hay l铆neas defensivas fortificadas.
Por lo tanto, si Tel Aviv se ha beneficiado indiscutiblemente del cambio de r茅gimen en Siria, todav铆a est谩 por ver si se trata de una ventaja t谩ctica o estrat茅gica, lo que, a su vez, exige que entendamos la direcci贸n que est谩 tomando Israel.
Por supuesto, la narrativa del gobierno de Netanyahu es que est谩 encadenando un 茅xito tras otro, de hecho, que estos 茅xitos no s贸lo son numerosos sino decididamente significativos, casi como si la derrota definitiva de todo el Eje de la Resistencia estuviera a la vuelta de la esquina. Sin embargo, esta narrativa no s贸lo est谩 desconectada de la realidad, ni m谩s ni menos que la narrativa occidental sobre el conflicto en Ucrania (las similitudes entre estos dos escenarios de guerra son verdaderamente infinitas…), sino que tambi茅n revela toda su falacia en el mismo momento en que no considera ninguna perspectiva de consecuencias. La cuesti贸n es que ciertamente existe un inter茅s de los partidos del gobierno actual en mantener el estado de guerra, pero lo que es menos evidente es que en realidad esto es ahora una necesidad del propio Estado jud铆o, independientemente de qui茅n lo dirija.
De hecho, todos los movimientos de la dirigencia israel铆, incluso cuando parecen encaminarse a un cierre (parcial) de los frentes de guerra, en realidad est谩n determinados por necesidades puramente t谩cticas; la direcci贸n estrat茅gica de Israel va m谩s bien hacia la prolongaci贸n del conflicto (y por tanto su extensi贸n), porque si cesara la tensi贸n de la guerra, no s贸lo caer铆a la mayor铆a gubernamental actual, sino que la propia existencia del Estado se ver铆a tan profundamente sacudida que bordear铆a el colapso.
Israel siempre se ha impuesto y ha sobrevivido gracias al apoyo diplom谩tico, militar y econ贸mico de Occidente; durante una breve fase de su historia reciente, intent贸 emanciparse -al menos parcialmente- de la dependencia econ贸mica, tratando de desarrollar su propia econom铆a (sobre todo en los sectores de la defensa y la ciberseguridad), pero una de las consecuencias del 7 de octubre -no s贸lo, sino principalmente- fue que este intento de crecimiento aut贸nomo result贸 estructuralmente imposible, ya que Israel sigue siendo un Estado colonial, que no puede sobrevivir sin v铆nculos con la madre patria.
De hecho, para Israel la guerra no s贸lo es la mejor manera de mantener vivo este v铆nculo, sino tambi茅n de mantener unida a la sociedad israel铆 y, por lo tanto, es indispensable.
El alto el fuego con Hezbol谩 en el L铆bano y los intentos m谩s o menos sinceros de llegar a un intercambio de prisioneros en Gaza deben verse por tanto como movimientos t谩cticos, dictados por necesidades espec铆ficas y circunstanciales, y en absoluto insertos en una trayectoria estrat茅gica.
El acuerdo de alto el fuego en el frente norte, mediado por Estados Unidos y cuya aplicaci贸n est谩 siendo verificada por ellos, ha permitido a las FDI poner fin a las fuertes p茅rdidas que estaban registrando en los combates, sin lograr, sin embargo, ning煤n resultado ni en t茅rminos de avance territorial ni en t茅rminos de seguridad. Pero este acuerdo responde plenamente a la misma l贸gica de los infames acuerdos de Minsk, es s贸lo una manera de ganar tiempo. Las FDI no s贸lo est谩n aprovechando la tregua para obtener los resultados que no pudieron obtener en la batalla, sino que sus continuas violaciones (ya m谩s de 300), constantemente encubiertas por los estadounidenses, presagian lo que los l铆deres israel铆es dicen abiertamente: no se retirar谩n de las porciones de territorio ocupado (excepto en la medida que consideren ventajoso), violando as铆 los t茅rminos del acuerdo.
M谩s o menos el mismo gui贸n que la saga, ahora interminable, del acuerdo de intercambio de prisioneros en Gaza. Es demasiado obvio que la 煤nica raz贸n por la que el gobierno de Tel Aviv sigue adelante con las negociaciones es para contentar a esa parte de la ciudadan铆a que desear铆a el regreso de los rehenes, y sobre todo para apaciguar a Trump, que tanto desear铆a atribuirse el m茅rito de su liberaci贸n. Pero el quid de todo esto no son ciertamente las disputas sobre los nombres de los que deber铆an ser liberados, de un lado o del otro, aunque esto tambi茅n adquiere relevancia pol铆tica. El centro de todo son las reivindicaciones m谩s importantes de la Resistencia: retirada completa de Israel, cese de las hostilidades. Solicitudes que se pueden presentar y apoyar no s贸lo porque, despu茅s de quince meses, todav铆a hay decenas de prisioneros israel铆es en manos de las formaciones combatientes, sino sobre todo porque 茅stas -¡precisamente!- siguen luchando. A pesar del aterrador volumen de fuego vertido sobre los 360 km2 de la Franja, de hecho, la Resistencia no deja de enfrentarse a las fuerzas israel铆es a diario.
Por tanto, tanto si se trata de Hezbol谩 como de Ham谩s, la cuesti贸n para Israel es simplemente ganar tiempo, tanto para permitir que las tropas recuperen parcialmente el aliento como para esperar a que mejoren las condiciones. Lo ideal, de hecho, es que Israel se enfrente a sus adversarios por separado y en momentos diferentes, porque mantener un enfrentamiento total tiene un coste insostenible m谩s all谩 de cierto umbral. Pero si esto es muy evidente para la direcci贸n militar, lo es mucho menos para la pol铆tica. Esta divergencia a menudo crea fricciones, pero sobre todo impide el desarrollo de una estrategia pol铆tica y militar que fije objetivos realistas y la definici贸n de los pasos a seguir para alcanzarlos. No es casualidad que, desde hace mucho tiempo, la relevancia pol铆tica de las fuerzas armadas se haya reducido mucho, en comparaci贸n con los a帽os de las guerras 谩rabe-israel铆es, y que el liderazgo pol铆tico provenga s贸lo en peque帽a medida de los cuadros del ej茅rcito, y cada vez m谩s de la burocracia del aparato y de los colonos. Para estos dirigentes, por tanto, la guerra se convierte en un instrumento pol铆tico, pero no en el sentido de Clausewitz.
El liderazgo israel铆, y detr谩s de 茅l el poderoso movimiento de colonos, parece haber entrado en una fase en la que el delirio mesi谩nico del Gran Israel b铆blico se combina con las (supuestas) oportunidades que ofrece el momento, lo que lo empuja hacia una direcci贸n a煤n m谩s loca. Lo que convence a los l铆deres israel铆es de que 茅ste es el momento adecuado para la gran expansi贸n del Estado jud铆o es, por un lado, una lectura distorsionada de los acontecimientos actuales y, por otro, tal vez a煤n m谩s decisiva, la percepci贸n de que el mundo ha entrado en una era en la que la ley ha sido completamente suplantada por la fuerza.
Fundamentalmente, es a partir de las guerras de los Balcanes por la desintegraci贸n de Yugoslavia que comienza este proceso, que encuentra su culminaci贸n con la agresi贸n de la OTAN contra Serbia y la creaci贸n del Estado t铆tere de Kosovo. En ese momento, de hecho, el imperativo de la integridad territorial de las naciones desaparece definitivamente y se vuelve a abrir la caja de Pandora de las guerras de conquista. Lo que, entre otras cosas, tambi茅n justifica sustancialmente la acci贸n rusa en Ucrania.
Israel, adem谩s, fue un precursor de esta nueva era bajo la bandera de la ley de la fuerza (y de la que las declaraciones de Trump sobre Groenlandia, Canad谩 y el Canal de Panam谩 son un corolario). Pero la ca铆da progresiva de las inhibiciones debidas al derecho internacional act煤a en realidad como un elemento liberador, con respecto a los impulsos expansionistas sionistas hist贸ricos. Y as铆, estas ambiciones est谩n reapareciendo no s贸lo en Gaza y Cisjordania, sino tambi茅n en L铆bano y Siria, e incluso en el Sina铆 egipcio.
Ahora est谩 claro que no tiene la intenci贸n de retirarse ni del L铆bano ni de Siria, lo que obviamente significa en primer lugar que el acuerdo de alto el fuego, y la propia resoluci贸n 1701 de la ONU, seguir谩n siendo papel mojado, y por lo tanto Hezbol谩 tendr谩 todo el derecho de no aplicar sus t茅rminos, y reanudar el conflicto cin茅tico cuando lo considere apropiado. Pero, en lo que respecta a los territorios sirios ocupados, se abre un juego mucho m谩s complejo, en el que el adversario potencial es Turqu铆a.
A corto plazo, la cuesti贸n que provocar谩 fricciones ser谩, evidentemente, la posici贸n de Ankara sobre la integridad territorial de Siria, que no puede ponerse en tela de juicio. Tanto porque es el principal instrumento para negar a los kurdos la posibilidad de forjar su propio enclave, como porque Turqu铆a, a su vez, tiene aspiraciones expansionistas, obviamente no en t茅rminos de conquista y anexi贸n, sino de hegemon铆a e influencia. Estas dos fuerzas opuestas est谩n destinadas a entrar en conflicto de forma casi inevitable, y seguramente llegar谩n a un punto de crisis a partir del momento en que se resuelva, de una forma u otra, la cuesti贸n kurda. Desde una perspectiva israel铆, este ser铆a un escenario extremadamente preocupante, no s贸lo porque las fuerzas armadas turcas son las segundas en importancia de la OTAN, sino tambi茅n porque –pese a la ret贸rica de Erdogan– Turqu铆a desempe帽a actualmente un papel clave para asegurar la supervivencia del Estado jud铆o, tanto a trav茅s de considerables suministros comerciales [1] como a trav茅s de suministros de petr贸leo azer铆, que cubren el 40% de las necesidades de Israel.
Cabe destacar que el Comit茅 Nagel, un organismo del gobierno israel铆, recomend贸 recientemente la necesidad de prepararse para una guerra con Turqu铆a, una amenaza que podr铆a “superar incluso el desaf铆o de Ir谩n”. Seg煤n el Comit茅, Ankara est谩 tratando de recuperar su influencia sobre el antiguo Imperio Otomano, lo que podr铆a llevar a un conflicto con Israel; en esta eventualidad, Ankara podr铆a unir fuerzas con Siria. El propio Netanyahu ha declarado que “Ir谩n ha sido durante mucho tiempo nuestra mayor amenaza, pero nuevas fuerzas est谩n entrando en escena y debemos estar preparados para lo inesperado”.
Aunque la cuesti贸n de una confrontaci贸n directa entre los dos pa铆ses no es inminente, y ciertamente hay intereses mutuos que empujan en la direcci贸n opuesta, est谩 claro que dos imperialismos regionales tienden naturalmente a colisionar, y es obvio que se preparan para esta eventualidad. Esto significa que Tel Aviv debe tener en cuenta la posibilidad de un choque con los turcos, tal vez incluso solo a trav茅s de sus representantes sirios. Lo que significa muy simplemente que la ocupaci贸n de territorios en Siria requiere una presencia de seguridad militar, lo que ampl铆a a煤n m谩s el compromiso de las FDI. Ampliaci贸n tanto en el espacio como en el tiempo.
Por si fuera poco, tambi茅n crece la tensi贸n con Egipto. Israel se queja de que El Cairo refuerza su presencia militar en el Sina铆, tanto mediante el despliegue de unidades blindadas como con la (supuesta) construcci贸n de barreras defensivas. Tel Aviv acusa al gobierno egipcio de violar los acuerdos de Camp David, olvidando sin embargo que 茅l mismo los viola a su vez, mediante la ocupaci贸n militar del llamado Corredor Filadelfia en la frontera sur de la Franja de Gaza. En esencia, Israel est谩 avivando las llamas tambi茅n hacia el sur, y tarde o temprano no faltar谩n colonos que pedir谩n la creaci贸n de asentamientos en el Sina铆. Un famoso periodista sionista, Hallel Bitton Rosen [2], se quejaba de que las medidas defensivas egipcias, en caso de conflicto, podr铆an obstaculizar la acci贸n de las fuerzas israel铆es. Por otra parte, la maniobra egipcia tambi茅n est谩 vinculada al temor de que, tras la revoluci贸n siria, haya fuerzas regionales y extrarregionales que puedan intentar derrocar a Al Sisi, y la pen铆nsula del Sina铆 es precisamente la zona en la que se est谩n moviendo las formaciones vinculadas a los Hermanos Musulmanes. Egipto es tambi茅n, como Turqu铆a, un pa铆s en buena relaci贸n con Israel, pero tambi茅n es consciente de que los sue帽os de los extremistas sionistas se extienden tambi茅n a tierras egipcias, y que en Tel Aviv ven a El Cairo como un competidor y (potencialmente) un adversario temible, con sus 113 millones de habitantes. Israel,
de hecho, no es ajeno a las maniobras encubiertas para desestabilizar a Egipto, y ve con mal disimulada aprobaci贸n el resurgimiento de las tensiones internas [3].
Notas
1 – Entre el 3 de mayo y el 7 de diciembre de 2024, a pesar de los anuncios oficiales de ruptura de relaciones, la actividad comercial turca con Israel aument贸 significativamente. Durante este per铆odo, se realizaron m谩s de 340 viajes entre los dos pa铆ses, con barcos turcos cruzando el Mediterr谩neo a trav茅s de Egipto, llegando a los puertos de Haifa y Ashdod. Durante el per铆odo en cuesti贸n, 108 barcos turcos viajaron a Israel, transportando una variedad de mercanc铆as, incluidos petr贸leo, productos qu铆micos, veh铆culos, material rodante y otros materiales esenciales. 36 buques portacontenedores turcos realizaron 148 viajes, mientras que 30 buques de carga general completaron 66 viajes durante el mismo per铆odo. 48 buques petroleros y qu铆micos realizaron 48 viajes y 61 buques de transporte de veh铆culos y de carga rodada completaron 61 viajes a Israel.
2 – Es un extremista anti谩rabe, que recientemente escribi贸 en su canal de Telegram que “es necesario lanzar una guerra total contra todas las ciudades y pueblos 谩rabes en el sector del Comando Central, antes de que lo hagan frente a nosotros” (ver HallelBittonRosen ).
3 – V茅ase “¿Es ahora el turno de Egipto? La campa帽a contra Sissi gana fuerza en X” , Nagham Zbeedat, Haaretz
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Que la ca铆da de Asad en Siria no haya sido un gran 茅xito para Occidente es algo que poco a poco empieza a quedar claro; Sin embargo, m谩s o menos todo el mundo est谩 de acuerdo en que, entre todos los actores regionales e internacionales en juego, el 煤nico que ciertamente ha salido muy beneficiado es Israel. Algo que, por cierto, es dif铆cil de negar, dado que ha conseguido, pr谩cticamente a coste cero, una serie de resultados nada desde帽ables.
En primer lugar, ha podido proceder con total tranquilidad a la destrucci贸n sistem谩tica de toda la infraestructura militar siria, eliminando del horizonte al que, aunque ahora se encuentra en muy mal estado, fue uno de los ej茅rcitos 谩rabes que siempre estuvo en primera l铆nea en todas las guerras con el Estado jud铆o. Tambi茅n ha podido ocupar una parte importante del territorio sirio, mucho m谩s all谩 de los Altos del Gol谩n, que se anexion贸 de facto desde 1967. Una ocupaci贸n que le da a Tel Aviv m谩s de una carta para jugar en la redefinici贸n del equilibrio de poder en Oriente Medio.
Para empezar, la conquista del monte Herm贸n, que otorga a las FDI la capacidad de controlar una vasta zona, desde el Mediterr谩neo hasta Jordania, por no hablar de la construcci贸n de varias presas, que otorgan a Israel el control sobre el suministro de agua potable a Siria y Jordania, una evidente palanca geopol铆tica de gran importancia. Por tanto, no en segundo lugar, los nuevos territorios ocupados ofrecen otras posibilidades, desde la expansi贸n de los asentamientos coloniales (satisfaciendo as铆 los deseos del ala m谩s extremista de su mayor铆a y al mismo tiempo ofreciendo una salida al inquieto movimiento de colonos), hasta la creaci贸n de un Estado tap贸n confiado a los drusos sirios. Por no hablar, por supuesto, del hecho de que las FDI controlan ahora la parte sur de la frontera sirio-libanesa, lo que da al ej茅rcito israel铆 la capacidad (en caso de que se reavive el conflicto con Hezbol谩) de atacar el territorio liban茅s desde un lado en el que no hay l铆neas defensivas fortificadas.
Por lo tanto, si Tel Aviv se ha beneficiado indiscutiblemente del cambio de r茅gimen en Siria, todav铆a est谩 por ver si se trata de una ventaja t谩ctica o estrat茅gica, lo que, a su vez, exige que entendamos la direcci贸n que est谩 tomando Israel.
Por supuesto, la narrativa del gobierno de Netanyahu es que est谩 encadenando un 茅xito tras otro, de hecho, que estos 茅xitos no s贸lo son numerosos sino decididamente significativos, casi como si la derrota definitiva de todo el Eje de la Resistencia estuviera a la vuelta de la esquina. Sin embargo, esta narrativa no s贸lo est谩 desconectada de la realidad, ni m谩s ni menos que la narrativa occidental sobre el conflicto en Ucrania (las similitudes entre estos dos escenarios de guerra son verdaderamente infinitas…), sino que tambi茅n revela toda su falacia en el mismo momento en que no considera ninguna perspectiva de consecuencias. La cuesti贸n es que ciertamente existe un inter茅s de los partidos del gobierno actual en mantener el estado de guerra, pero lo que es menos evidente es que en realidad esto es ahora una necesidad del propio Estado jud铆o, independientemente de qui茅n lo dirija.
De hecho, todos los movimientos de la dirigencia israel铆, incluso cuando parecen encaminarse a un cierre (parcial) de los frentes de guerra, en realidad est谩n determinados por necesidades puramente t谩cticas; la direcci贸n estrat茅gica de Israel va m谩s bien hacia la prolongaci贸n del conflicto (y por tanto su extensi贸n), porque si cesara la tensi贸n de la guerra, no s贸lo caer铆a la mayor铆a gubernamental actual, sino que la propia existencia del Estado se ver铆a tan profundamente sacudida que bordear铆a el colapso.
Israel siempre se ha impuesto y ha sobrevivido gracias al apoyo diplom谩tico, militar y econ贸mico de Occidente; durante una breve fase de su historia reciente, intent贸 emanciparse -al menos parcialmente- de la dependencia econ贸mica, tratando de desarrollar su propia econom铆a (sobre todo en los sectores de la defensa y la ciberseguridad), pero una de las consecuencias del 7 de octubre -no s贸lo, sino principalmente- fue que este intento de crecimiento aut贸nomo result贸 estructuralmente imposible, ya que Israel sigue siendo un Estado colonial, que no puede sobrevivir sin v铆nculos con la madre patria.
De hecho, para Israel la guerra no s贸lo es la mejor manera de mantener vivo este v铆nculo, sino tambi茅n de mantener unida a la sociedad israel铆 y, por lo tanto, es indispensable.
El alto el fuego con Hezbol谩 en el L铆bano y los intentos m谩s o menos sinceros de llegar a un intercambio de prisioneros en Gaza deben verse por tanto como movimientos t谩cticos, dictados por necesidades espec铆ficas y circunstanciales, y en absoluto insertos en una trayectoria estrat茅gica.
El acuerdo de alto el fuego en el frente norte, mediado por Estados Unidos y cuya aplicaci贸n est谩 siendo verificada por ellos, ha permitido a las FDI poner fin a las fuertes p茅rdidas que estaban registrando en los combates, sin lograr, sin embargo, ning煤n resultado ni en t茅rminos de avance territorial ni en t茅rminos de seguridad. Pero este acuerdo responde plenamente a la misma l贸gica de los infames acuerdos de Minsk, es s贸lo una manera de ganar tiempo. Las FDI no s贸lo est谩n aprovechando la tregua para obtener los resultados que no pudieron obtener en la batalla, sino que sus continuas violaciones (ya m谩s de 300), constantemente encubiertas por los estadounidenses, presagian lo que los l铆deres israel铆es dicen abiertamente: no se retirar谩n de las porciones de territorio ocupado (excepto en la medida que consideren ventajoso), violando as铆 los t茅rminos del acuerdo.
M谩s o menos el mismo gui贸n que la saga, ahora interminable, del acuerdo de intercambio de prisioneros en Gaza. Es demasiado obvio que la 煤nica raz贸n por la que el gobierno de Tel Aviv sigue adelante con las negociaciones es para contentar a esa parte de la ciudadan铆a que desear铆a el regreso de los rehenes, y sobre todo para apaciguar a Trump, que tanto desear铆a atribuirse el m茅rito de su liberaci贸n. Pero el quid de todo esto no son ciertamente las disputas sobre los nombres de los que deber铆an ser liberados, de un lado o del otro, aunque esto tambi茅n adquiere relevancia pol铆tica. El centro de todo son las reivindicaciones m谩s importantes de la Resistencia: retirada completa de Israel, cese de las hostilidades. Solicitudes que se pueden presentar y apoyar no s贸lo porque, despu茅s de quince meses, todav铆a hay decenas de prisioneros israel铆es en manos de las formaciones combatientes, sino sobre todo porque 茅stas -¡precisamente!- siguen luchando. A pesar del aterrador volumen de fuego vertido sobre los 360 km2 de la Franja, de hecho, la Resistencia no deja de enfrentarse a las fuerzas israel铆es a diario.
Por tanto, tanto si se trata de Hezbol谩 como de Ham谩s, la cuesti贸n para Israel es simplemente ganar tiempo, tanto para permitir que las tropas recuperen parcialmente el aliento como para esperar a que mejoren las condiciones. Lo ideal, de hecho, es que Israel se enfrente a sus adversarios por separado y en momentos diferentes, porque mantener un enfrentamiento total tiene un coste insostenible m谩s all谩 de cierto umbral. Pero si esto es muy evidente para la direcci贸n militar, lo es mucho menos para la pol铆tica. Esta divergencia a menudo crea fricciones, pero sobre todo impide el desarrollo de una estrategia pol铆tica y militar que fije objetivos realistas y la definici贸n de los pasos a seguir para alcanzarlos. No es casualidad que, desde hace mucho tiempo, la relevancia pol铆tica de las fuerzas armadas se haya reducido mucho, en comparaci贸n con los a帽os de las guerras 谩rabe-israel铆es, y que el liderazgo pol铆tico provenga s贸lo en peque帽a medida de los cuadros del ej茅rcito, y cada vez m谩s de la burocracia del aparato y de los colonos. Para estos dirigentes, por tanto, la guerra se convierte en un instrumento pol铆tico, pero no en el sentido de Clausewitz.
El liderazgo israel铆, y detr谩s de 茅l el poderoso movimiento de colonos, parece haber entrado en una fase en la que el delirio mesi谩nico del Gran Israel b铆blico se combina con las (supuestas) oportunidades que ofrece el momento, lo que lo empuja hacia una direcci贸n a煤n m谩s loca. Lo que convence a los l铆deres israel铆es de que 茅ste es el momento adecuado para la gran expansi贸n del Estado jud铆o es, por un lado, una lectura distorsionada de los acontecimientos actuales y, por otro, tal vez a煤n m谩s decisiva, la percepci贸n de que el mundo ha entrado en una era en la que la ley ha sido completamente suplantada por la fuerza.
Fundamentalmente, es a partir de las guerras de los Balcanes por la desintegraci贸n de Yugoslavia que comienza este proceso, que encuentra su culminaci贸n con la agresi贸n de la OTAN contra Serbia y la creaci贸n del Estado t铆tere de Kosovo. En ese momento, de hecho, el imperativo de la integridad territorial de las naciones desaparece definitivamente y se vuelve a abrir la caja de Pandora de las guerras de conquista. Lo que, entre otras cosas, tambi茅n justifica sustancialmente la acci贸n rusa en Ucrania.
Israel, adem谩s, fue un precursor de esta nueva era bajo la bandera de la ley de la fuerza (y de la que las declaraciones de Trump sobre Groenlandia, Canad谩 y el Canal de Panam谩 son un corolario). Pero la ca铆da progresiva de las inhibiciones debidas al derecho internacional act煤a en realidad como un elemento liberador, con respecto a los impulsos expansionistas sionistas hist贸ricos. Y as铆, estas ambiciones est谩n reapareciendo no s贸lo en Gaza y Cisjordania, sino tambi茅n en L铆bano y Siria, e incluso en el Sina铆 egipcio.
Ahora est谩 claro que no tiene la intenci贸n de retirarse ni del L铆bano ni de Siria, lo que obviamente significa en primer lugar que el acuerdo de alto el fuego, y la propia resoluci贸n 1701 de la ONU, seguir谩n siendo papel mojado, y por lo tanto Hezbol谩 tendr谩 todo el derecho de no aplicar sus t茅rminos, y reanudar el conflicto cin茅tico cuando lo considere apropiado. Pero, en lo que respecta a los territorios sirios ocupados, se abre un juego mucho m谩s complejo, en el que el adversario potencial es Turqu铆a.
A corto plazo, la cuesti贸n que provocar谩 fricciones ser谩, evidentemente, la posici贸n de Ankara sobre la integridad territorial de Siria, que no puede ponerse en tela de juicio. Tanto porque es el principal instrumento para negar a los kurdos la posibilidad de forjar su propio enclave, como porque Turqu铆a, a su vez, tiene aspiraciones expansionistas, obviamente no en t茅rminos de conquista y anexi贸n, sino de hegemon铆a e influencia. Estas dos fuerzas opuestas est谩n destinadas a entrar en conflicto de forma casi inevitable, y seguramente llegar谩n a un punto de crisis a partir del momento en que se resuelva, de una forma u otra, la cuesti贸n kurda. Desde una perspectiva israel铆, este ser铆a un escenario extremadamente preocupante, no s贸lo porque las fuerzas armadas turcas son las segundas en importancia de la OTAN, sino tambi茅n porque –pese a la ret贸rica de Erdogan– Turqu铆a desempe帽a actualmente un papel clave para asegurar la supervivencia del Estado jud铆o, tanto a trav茅s de considerables suministros comerciales [1] como a trav茅s de suministros de petr贸leo azer铆, que cubren el 40% de las necesidades de Israel.
Cabe destacar que el Comit茅 Nagel, un organismo del gobierno israel铆, recomend贸 recientemente la necesidad de prepararse para una guerra con Turqu铆a, una amenaza que podr铆a “superar incluso el desaf铆o de Ir谩n”. Seg煤n el Comit茅, Ankara est谩 tratando de recuperar su influencia sobre el antiguo Imperio Otomano, lo que podr铆a llevar a un conflicto con Israel; en esta eventualidad, Ankara podr铆a unir fuerzas con Siria. El propio Netanyahu ha declarado que “Ir谩n ha sido durante mucho tiempo nuestra mayor amenaza, pero nuevas fuerzas est谩n entrando en escena y debemos estar preparados para lo inesperado”.
Aunque la cuesti贸n de una confrontaci贸n directa entre los dos pa铆ses no es inminente, y ciertamente hay intereses mutuos que empujan en la direcci贸n opuesta, est谩 claro que dos imperialismos regionales tienden naturalmente a colisionar, y es obvio que se preparan para esta eventualidad. Esto significa que Tel Aviv debe tener en cuenta la posibilidad de un choque con los turcos, tal vez incluso solo a trav茅s de sus representantes sirios. Lo que significa muy simplemente que la ocupaci贸n de territorios en Siria requiere una presencia de seguridad militar, lo que ampl铆a a煤n m谩s el compromiso de las FDI. Ampliaci贸n tanto en el espacio como en el tiempo.
Por si fuera poco, tambi茅n crece la tensi贸n con Egipto. Israel se queja de que El Cairo refuerza su presencia militar en el Sina铆, tanto mediante el despliegue de unidades blindadas como con la (supuesta) construcci贸n de barreras defensivas. Tel Aviv acusa al gobierno egipcio de violar los acuerdos de Camp David, olvidando sin embargo que 茅l mismo los viola a su vez, mediante la ocupaci贸n militar del llamado Corredor Filadelfia en la frontera sur de la Franja de Gaza. En esencia, Israel est谩 avivando las llamas tambi茅n hacia el sur, y tarde o temprano no faltar谩n colonos que pedir谩n la creaci贸n de asentamientos en el Sina铆. Un famoso periodista sionista, Hallel Bitton Rosen [2], se quejaba de que las medidas defensivas egipcias, en caso de conflicto, podr铆an obstaculizar la acci贸n de las fuerzas israel铆es. Por otra parte, la maniobra egipcia tambi茅n est谩 vinculada al temor de que, tras la revoluci贸n siria, haya fuerzas regionales y extrarregionales que puedan intentar derrocar a Al Sisi, y la pen铆nsula del Sina铆 es precisamente la zona en la que se est谩n moviendo las formaciones vinculadas a los Hermanos Musulmanes. Egipto es tambi茅n, como Turqu铆a, un pa铆s en buena relaci贸n con Israel, pero tambi茅n es consciente de que los sue帽os de los extremistas sionistas se extienden tambi茅n a tierras egipcias, y que en Tel Aviv ven a El Cairo como un competidor y (potencialmente) un adversario temible, con sus 113 millones de habitantes. Israel,
de hecho, no es ajeno a las maniobras encubiertas para desestabilizar a Egipto, y ve con mal disimulada aprobaci贸n el resurgimiento de las tensiones internas [3].
Notas
1 – Entre el 3 de mayo y el 7 de diciembre de 2024, a pesar de los anuncios oficiales de ruptura de relaciones, la actividad comercial turca con Israel aument贸 significativamente. Durante este per铆odo, se realizaron m谩s de 340 viajes entre los dos pa铆ses, con barcos turcos cruzando el Mediterr谩neo a trav茅s de Egipto, llegando a los puertos de Haifa y Ashdod. Durante el per铆odo en cuesti贸n, 108 barcos turcos viajaron a Israel, transportando una variedad de mercanc铆as, incluidos petr贸leo, productos qu铆micos, veh铆culos, material rodante y otros materiales esenciales. 36 buques portacontenedores turcos realizaron 148 viajes, mientras que 30 buques de carga general completaron 66 viajes durante el mismo per铆odo. 48 buques petroleros y qu铆micos realizaron 48 viajes y 61 buques de transporte de veh铆culos y de carga rodada completaron 61 viajes a Israel.
2 – Es un extremista anti谩rabe, que recientemente escribi贸 en su canal de Telegram que “es necesario lanzar una guerra total contra todas las ciudades y pueblos 谩rabes en el sector del Comando Central, antes de que lo hagan frente a nosotros” (ver HallelBittonRosen ).
3 – V茅ase “¿Es ahora el turno de Egipto? La campa帽a contra Sissi gana fuerza en X” , Nagham Zbeedat, Haaretz
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