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A mis amigas y maestras de vida

Teresa Mollá Castells

Puedo decir, sin ningún riesgo a equivocarme, que en lo tocante a mis amistades en general y a mis amigas en particular, me considero una persona afortunada.

Podemos tener nuestras diferencias, pero el respeto se mantiene por encima de todas las cosas y, si en alguna ocasión, se ha discutido acaloradamente, después siempre, mejor dicho, casi siempre, se han aclaro las cosas.

Y digo casi porque hubo una ocasión en que fue insalvable pese a haberlo intentado en varias ocasiones. Pero bueno, es la vida y vivir tiene estas cosas y del feminismo nadie puede decir que tenga en exclusiva su patrimonio. Ese fue el origen y el final de una discusión en donde los gritos y la falta de respeto hacia mí acabó con una relación larga. Pero la dignidad tiene un precio y aquello fue muy desagradable para mí. Pese a todo, la sigo echando de menos.

Dicho esto, y pese al dolor que produjo en su momento y del cual también son testigos amigas comunes, quiero poner en valor lo que mujeres como Inma Bernabé me enseñó, Laura Nuño me “obligó” en el mejor de los sentidos a estudiar y a reconocerme, Ofelia Vila me empujó hacia mi misma y mi autoestima.

Maite me llevó a recorrer espacios desconocidos en la complicidad y a convertirse en la vasca de mi alma con su paciencia, sus risas y complicidades más allá de lo común.

Raquel Escudero que nunca dejó de creer en mí como formadora. Y así muchas otras como Mª José Lianes, Lola Rodríguez, Manoli Rojas, todas ellas, con un fuerte compromiso político.

Además de Marimar, siempre preocupada y atenta. Cristina y sus risas cantarinas y también sus “rayadas” divertidas que le adivino y cuando me lo permite, la ayudo a resituarse.

Con Mª Dolores, con Mª Dolores hay una sincronía difícil de explicar, pero real y en ocasiones, las dos nos sorprendemos diciendo lo mismo en el mismo instante.

O con Loles que compartimos algunas cosas que, cuando nos miramos, ya sabemos cómo anda emocionalmente la otra. Y Con Carmen el afecto llegó solo porque ella es puro amor.

O Mati, porque lo que hemos construido Mati y yo pese a las trampas patriarcales que nos pusieron, con bastante mala intención todo hay que decirlo, ha sido muy importante, muy bello y cuando las dos nos dimos cuenta, aunamos esfuerzos y las superamos día a día, confidencia a confidencia. Y es algo de lo que me siento especialmente orgullosa y estoy convencida de que ella también lo está.

Antes y de la mano de uno de mis mejores amigos llegó Rosa y su dulzura a la par que cabezonería y su permanente deseo de controlarlo todo sin que llegue a aceptar que todo no se puede controlar. Siempre deseosa de ayudar y de ser útil.

Mercedes, que llegó con su eterna coleta de caballo de la mano de Maite hace ya muchos años y con su dulzura y paciencia se quedó permanentemente en mi vida, mi asturiana del alma, con su permanente preocupación por todo y por todos.

La neoyolquina María, que pese a estar lejos estamos en permanente contacto y está siempre como un volcán en permanente estado de explosión. Vive en Nueva York y como ella misma me comentó un día, es una ciudad difícil para vivir, puesto que no tiene cabida la ternura y es complicado vivir en permanente estado de alerta.

Paloma, la diva Paloma que igual te fríe un huevo que te lleva al Liceo de Madrid con la misma elegancia y saber estar. Una mujer de la que nunca dejas de aprender. O la Benavides, pura energía, pura vida. Intensidad en estado puro y alegría de vivir.

Y mis amigas de Asturies, Begoña disfrutona de la vida y claramente comprometida con las mujeres y sobre todo “Comadre Mayor del Reino” como yo la llamo. Maricusa luchadora infatigable por las condiciones de vida de las mujeres de las cuencas mineras y con una fuerza y carácter arrolladores. O Aída que con la misma fuerza y compromiso que Maricusa es la ternura personificada, el saber estar, el cuidarte para que se sientas cómoda en todo momento. Podríamos decir sin miedo a equivocarnos que Maricusa y Aída son el yin i el yan en cuánto a carácter, nunca en cuánto a fuerza.

Y recientemente y casi por sorpresa llegó Julia, hermana de otro de mis mejores amigos, que con su ironía permanente y su saber llegar con una frase al corazón, siempre, siempre me hace sonreír e incluso reír.

En este “repaso no quiero olvidarme ni de Emi Fons ni de Empar Granell que, aunque no estén físicamente entre nosotros, siguen presentes en mi vida con su fuerza y con su sabiduría. De ellas, de las dos, aprendí a que lo más importante es buscar la felicidad a toda costa y sin hacer daño a nadie. Sus dos sonrisas siguen iluminando mi firmamento.

Hubo otras que estuvieron y ya no están. De algunas me alejé porque descubrí que resultaban tóxicas en mi día a día y que me había convertido en una especie de saco en donde depositar sus problemas y, con los años decidí cuidarme no solo físicamente, también emocionalmente.

Seguramente quedará alguna en el tintero, pero saben quienes son. Y hoy quiero rendirles este homenaje a todas ellas, tanto las que están como las que ya no están, porque sin ellas yo no sería quien soy ni cómo soy.

Gracias, infinitas gracias a todas porque gracias a vosotras me hacéis sentir mejor persona y amiga. Os quiero a todas!

Ben cordialment,

Teresa

Mujeres sabias y brujas





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