Europa “avanza” hacia el pasado
Sergio Ferrari
El 煤ltimo domingo de febrero el electorado alem谩n ratific贸 en las urnas las tres previsiones que ya anticipaban las encuestas. Clara victoria de la derecha conservadora democristiana, ascenso espectacular de la ultraderecha y debacle hist贸rica de la socialdemocracia. Las urnas, adem谩s, parecieron certificar una dicotom铆a que no es solo propia de Alemania: la consolidaci贸n de la extrema derecha a pesar de las constantes y muchas veces multitudinarias movilizaciones de los 煤ltimos meses para confrontar, justamente, contra ese ascenso.
Alemania despert贸 el lunes 24 ajustando las piezas de su propio rompecabezas pol铆tico. Para ello, y teniendo en cuenta el dictado de las urnas, la fuerza m谩s votada est谩 tratando de construir una alianza que asegure la gobernabilidad en un momento particularmente complejo para el pa铆s y para el conjunto de la Uni贸n Europea. La supremac铆a en dicha alianza –que hasta ahora la ten铆an los socialistas-- pasar谩 a ejercerla la Uni贸n Dem贸crata Cristiana (CDU), que con 28% de los votos y 208 esca帽os en el futuro parlamento, catapultar谩 al multimillonario Friedrich Merz como canciller (primer ministro). Aunque lo hab铆a anticipado antes de la elecci贸n, Merz ratific贸 inmediatamente despu茅s de los comicios una decisi贸n de importancia: no es posible gobernar juntos con la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD).
Este partido, que cuenta con el apoyo sin disimulo de Elon Musk desde Washington, atrajo al 20% del electorado, especialmente en la parte oriental del pa铆s, lo que antes de la ca铆da del Muro de Berl铆n constitu铆a la antigua Rep煤blica Democr谩tica Alemana. Obtuvo as铆 su mejor resultado en elecciones nacionales y con 152 parlamentarios se convierte en la segunda fuerza pol铆tica a nivel nacional. Es una fuerza joven, de apenas 12 a帽os de existencia, nacionalista, conservadora, euroesc茅ptica y anti Uni贸n Europea. Pregona el estricto control migratorio y una parte de su militancia, especialmente de su juventud, reivindica la simbolog铆a del fascismo. Sectores de su dirigencia no esconden su simpat铆a neofascista.
Todo indica que la Uni贸n Dem贸crata Cristiana estar铆a dispuesta a integrar en la futura coalici贸n de gobierno, como socio menor, al Partido Socialdem贸crata de Alemania (SPD). Con un raqu铆tico 16% del voto y apenas 120 esca帽os, el SPD paga el precio por la falta de carisma de su canciller Olaf Scholz, el bloqueo interno de su gesti贸n de gobierno impuesto sistem谩ticamente en los 煤ltimos a帽os por uno de sus aliados, el Partido Liberal, y la confrontaci贸n t铆mida y contradictoria ante las m煤ltiples problem谩ticas que padecen amplios sectores sociales del pa铆s. Entre ellas: ralentizaci贸n de la econom铆a, encarecimiento de la vida, d茅ficit inmobiliario, inseguridad sobre las perspectivas de futuro, crisis clim谩tica, proximidad geogr谩fica e impacto de la guerra ruso-ucrania, as铆 como el sentimiento de inseguridad producido por los atentados terroristas.
La crisis de la socialdemocracia no tiene parang贸n. El partido m谩s antiguo de Alemania y, posiblemente, el que cuenta con el mayor n煤mero de militantes, en 1998 gan贸 con Gerhard Schr枚der con m谩s del 40% del electorado. Desde entonces todo fue retroceso: en 2021 obtuvo con Scholz el 25,7% y este 煤ltimo domingo perdi贸 9 puntos suplementarios. Ni siquiera pudo capitalizar en las urnas el intenso proceso de movilizaciones populares contra la extrema derecha que se vienen realizando en gran parte del pa铆s desde inicios mismo del a帽o pasado. Una de dichas protestas, en febrero de este a帽o, reuni贸 en M煤nich a m谩s de 200 mil personas y a otros muchos miles en diversas ciudades.
Muy por detr谩s en el panorama electoral actual se ubican el Partido de los Verdes, con el 11,6% del voto (85 diputados), y La Izquierda (Die Linke), con una fuerte presencia juvenil y un sorpresivo 8,77% (64 diputados).
An谩lisis con pinzas
Si se mira la realidad pol铆tica a trav茅s del espejo retrovisor, “hoy estamos de nuevo como en 2021, cuando tambi茅n se baraj贸 la posibilidad de una alianza de gobierno entre los conservadores de la UDC y los socialdem贸cratas. Y vemos en la c煤spide los mismos cuadros que entonces no fueron capaces de conformar una alianza exitosa. La gran diferencia es que ahora, deber铆an lograrlo s铆 o s铆. Si no lo consiguen, en poco tiempo Alemania corre el grave riesgo de tener a la AfD como la fuerza pol铆tica de m谩s peso” explica telef贸nicamente a este corresponsal, Beat Wehrle, agudo analista pol铆tico y especialista en temas de cooperaci贸n internacional, radicado en la ciudad noroccidental alemana de Osnabr眉ck.
Para Wehrle, quien relativiza los resultados, la victoria de la UDC en las urnas el 煤ltimo domingo de febrero no fue contundente. “No logr贸 crecer m谩s que 5 puntos con respecto a 2021”. La causa, peguntamos: “El tipo de candidato que es Friedrich Merz, que gan贸 las elecciones, pero no conquist贸 la simpat铆a popular”. Adicionalmente, en la campa帽a cometi贸 errores muy graves. “Por ejemplo, trat贸 de reproducir el discurso y la agenda de la extrema derecha contra la migraci贸n, pensando que de esta forma podr铆a aumentar su base electoral. No le sirvi贸 para ganar votos y, en cambio, fortaleci贸 a la extrema derecha. Si alguien quiere votar propuestas antiextranjeras opta por el modelo original y no por la copia”, sostiene Wehrle. Quien afirma que “con la campa帽a al estilo Trump, Merz profundiz贸 la polarizaci贸n y acab贸 fortaleciendo las posiciones m谩s radicales: tanto de la extrema derecha (AfD) como de la izquierda (Die Linke)”.
En cuanto a las causas de la ca铆da electoral del Partido Social Dem贸crata, “se durmi贸 al presentar nuevamente como candidato a Olaf Scholz, descartando otras figuras que hubieran provocado mayor entusiasmo entre el electorado”. Wehrle sostiene que el PSD lleg贸 exhausto a las recientes elecciones, debido al desgaste que le signific贸 estos 煤ltimos a帽os ser la principal fuerza de la alianza de un gobierno (junto con verdes y liberales) que debi贸 confrontarse a m煤ltiples crisis.
Beat Wehrle se帽ala, adicionalmente, el buen resultado electoral de La Izquierda que es “m谩s joven, m谩s audaz, m谩s ruidosa y que anticipa que va a constituirse en una oposici贸n interesante en el Parlamento. En particular de la mano de su dirigente Heidi Reichinnek, de 36 a帽os, que consigui贸 confrontar la ofensiva de Merz cuando 茅ste, pocos d铆as antes de las elecciones, busc贸 el apoyo de la ultraderecha para imponer medidas parlamentarias m谩s agresivas contra la inmigraci贸n ilegal, lo que provoc贸 un esc谩ndalo pol铆tico de proporciones en el pa铆s”.
La Europa que habla alem谩n
Con 780 kil贸metros de frontera com煤n con Alemania, compartiendo el alem谩n como idioma oficial y fuertemente entrelazada culturalmente con aquella, tambi茅n Austria vive una din谩mica con particularidades comparables a las de su gran vecina. Su coyuntura actual busca resolver una crisis irresuelta que arranc贸 a fines de septiembre del a帽o pasado con las 煤ltimas elecciones para el Consejo Nacional, la c谩mara baja de su parlamento.
En dichos comicios, el Partido de la Libertad (FP脰), de extrema derecha, (ideol贸gicamente cercana a la AfD alemana) logr贸 su mejor resultado hist贸rico con casi el 29% del voto y 57 de los 183 esca帽os del Consejo, lo que la convirti贸 en la primera fuerza pol铆tica nacional. El democratacristiano Partido Popular Austr铆aco (脰VP), entonces en el poder, perdi贸 20 de sus 71 esca帽os, mientras que Los Verdes, su socio de coalici贸n, perdieron 10 de sus 26. Los socialdem贸cratas (SP脰), de centroizquierda, obtuvieron solo el 21,14% (y apenas 41 bancas), su peor resultado electoral de los 煤ltimos a帽os (como les sucedi贸 a sus pares alemanes). El partido liberal NEOS mejor贸 con respecto a las elecciones anteriores de 2019, aumentando de 15 a 18 esca帽os.
Luego del terremoto pol铆tico-electoral del pasado 29 de septiembre, esa pr贸spera naci贸n el centro europeo no logr贸 hasta ahora alcanzar un pacto de gobernabilidad.
En un primer momento, los conservadores del 脰VP intentaron formar una coalici贸n junto con la izquierda y los liberales para oponerse a la extrema derecha, sin lograr hasta enero pasado formar gobierno.
A partir de entonces, fue la ultraderecha que intent贸 proponerle una coalici贸n a los conservadores. Las negociaciones no prosperaron, sobre todo, debido a la concepci贸n euroesc茅ptica del Partido de la Libertad y su arrogancia en cuanto a exigencia de ocupar la mayor铆a de los cargos de gobierno. En paralelo, se multiplicaban muy concurridas manifestaciones contra la ultraderecha, especialmente en la capital Viena, lo que constituy贸 un elemento de presi贸n pol铆tica adicional.
Finalmente, el 22 de febrero, una nueva luz apareci贸 en el oscuro panorama austriaco, donde el bloqueo pol铆tico ha impedido hasta el momento incluso adoptar el presupuesto para el a帽o en curso. La derecha conservadora, la izquierda social democr谩tica y los liberales anunciaron haber reiniciado las negociaciones para conformar gobierno. De confirmarse este nuevo proceso en marcha la ultraderecha austr铆aca, a pesar de ser la primera fuerza electoral del pa铆s, no ser铆a gobierno, de igual forma que en Alemania, donde la AfD, la segunda m谩s votada, tambi茅n parece resignar cualquier opci贸n de cogobierno. Funcionan en ambos pa铆ses los denominados “cinturones sanitarios”, que, por el momento, y en todo caso a corto plazo, reagrupan a la izquierda, el centro y la derecha para cortar el paso a las aspiraciones de la ultraderecha de llegar al gobierno.
Sin embargo, dicho “cintur贸n” no impide que todo el espectro pol铆tico se corra de m谩s en m谩s a la derecha y que las fuerzas de centro – e incluso socialdem贸cratas y verdes-- asuman banderas, esl贸ganes, postulados y discursos promovidos por la ultraderecha. Si todo el espacio pol铆tico se vuelve m谩s conservador, hay una transferencia probada en buena parte de Europa en que los socialdem贸cratas se hacen m谩s centristas, el centro se vuelve m谩s conservador, y la derecha se acerca a posiciones m谩s extremas, rayando, por ejemplo, con la xenofobia.
Por su parte Suiza, el tercer pa铆s con una mayor铆a de lengua alemana, ha sido pionera en el desarrollo de un partido de extrema derecha. La Uni贸n Democr谩tica de Centro (UDC), que contaba a inicios de los a帽os 90 con el 11% del electorado, en las 煤ltimas elecciones parlamentarias (2023) lleg贸 al 28%. Sus postulados son radicalmente conservadores, nacionalistas, liberales en lo econ贸mico y opuestos a la integraci贸n europea y la inmigraci贸n.
La gran diferencia con sus pares de ultraderecha tanto en Alemania como en Austria es su participaci贸n en el gobierno desde hace varias d茅cadas debido a la “f贸rmula m谩gica” vigente en la Confederaci贸n Helv茅tica. En virtud de esta f贸rmula, los siete cargos del poder ejecutivo colegiado se reparten entre los cuatro partidos con mayor representaci贸n: en el presente, dos de la UDC, dos de la derecha liberal, dos del partido socialista y uno del Centro, de tendencia democratacristiana. Al ser parte del gobierno, la ultraderecha suiza es, por necesidad, corresponsable de las pol铆ticas del Estado. Aunque no abandone por ello su radical discurso cotidiano, que, al igual que en otros muchos pa铆ses europeos, obliga a mover el cursor pol铆tico hacia la derecha de la pantalla pol铆tica con resultados tan retr贸grados como preocupantes.