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Educar a un antisemita

Samuel Schmidt

Llegue un d铆a a la Facultad de Ciencias Pol铆ticas en la UNAM y del peque帽o c铆rculo de amigos me lanzaron una mirada entre expectante y ansiosa, uno de ellos, por cierto, el menos respetado de todos, les hab铆a dicho que ahora si se iba a chingar a Schmidt.

Me un铆 al grupo y el me dijo: “Le铆 un libro donde esta la verdad sobre los jud铆os”.

Como el no era muy dado a la lectura adivin茅 de inmediato que hab铆a le铆do Los Protocolos de los Sabios de Sion. La biblia de los antisemitas.

Y sigui贸: “Ustedes los jud铆os controlan los bancos y se quieren apoderar del mundo”.

Mi instinto en ese entonces me dijo que la argumentaci贸n formal no servir铆a de mucho:

“De querer podemos pero no queremos, que flojera tener que manejar el mundo”.

Poco despu茅s gener贸 un nuevo argumento: “Tu padre es un explotador como todos los jud铆os”.

Era claro en una facultad muy influida por el marxismo, que me tildaba de burgu茅s y seg煤n la teor铆a todos los burgueses son explotadores.

Le pregunt茅: “¿Qu茅 negocio tiene tu pap谩?”
“Una f谩brica de ropa”
“Seg煤n Marx tu pap谩 explota la plusval铆a de los trabajadores, mi pap谩 es un peque帽o burgu茅s que tiene una tienda, y no explota la plusval铆a, tu pap谩 es el explotador”. Eso cambiaba la narrativa.

La discusi贸n pudo haber tomado tintes interesantes, pero el rescat贸 de Marx solo lo suficiente para alimentar su judeofobia, termino por cierto m谩s preciso que antisemita.
Ya hab铆a yo pasado por la supuesta broma de que nos iban a hacer jab贸n.

Tiempo despu茅s era contertulio de un grupo de empresarios en Ciudad Ju谩rez, al que lleg贸 un jud铆o secreto, uno de los muchos que guardaron su juda铆smo en secreto para eludir la persecuci贸n de la iglesia cat贸lica. Y varios creyeron que era divertido decirle “pinche jud铆o”. 脡l que se sent铆a en desventaja en el grupo opt贸 por alejarse, pero en una ocasi贸n al despedirme les espet茅 dirigi茅ndole la mirada a uno de ellos:

“Adi贸s pinche cat贸lico”.

Muy molesto se levant贸 para decir: “Yo no soy pinche cat贸lico”, a lo que respond铆: “Ni yo soy pinche jud铆o”. Al parecer espetar a los jud铆os como pinche es un detalle ligero y hasta divertido de desprecio.

En otra ocasi贸n a media comida me dijeron: “Los jud铆os mataron a Cristo” y solamente respond铆:

“Claro, para que sepan con qui茅n se meten”.

La experiencia ya me hab铆a ense帽ado que no se puede razonar o informar sobre circunstancias hist贸ricas. En ese entonces hab铆a le铆do el gran libro de Haim Cohn, The death and trial of Jesus, el que con erudici贸n demuestra porque los jud铆os no pudieron haber matado a Cristo y porque el gobernador romano no pudo haber seguido instrucciones de los colonizados, entre otras cosas, porque el derecho romano –de aquella 茅poca- castigaba eso con la muerte.

Para qu茅 informarle que el deicidio lo crearon los cristianos en Roma para congraciarse con los romanos, circunstancia que explotaron al lograr que su dios “matara” a los dioses (Kirsch dixit) y el monote铆smo se convirti贸 en la verdad universal (de occidente), su ignorancia hubiera rechazado el argumento hist贸rico-filos贸fico.

Ni hablar de disertar con los argumentos de Cohn a qui茅n cree que en las manos de los jud铆os, 21 siglos despu茅s, est谩n manchadas con la sangre de Cristo y que seguimos siendo deicidas.

Cuando uno confronta a los judeofobos, recibe respuestas como: “¿C贸mo crees que soy antisemita si algunos de mis mejores amigos son jud铆os?” Uno hasta me record贸 que en alguna ocasi贸n lo invite a la casa familiar a una cena de shabat.

Otros, los que se sienten m谩s sofisticados argumentan: “¿C贸mo crees que soy antisemita -y te nombran algunos de los grandes pensadores que fueron jud铆os, “hasta Marx fue jud铆o”; lo que es falso, porque aunque hasta muchos jud铆os ponen al pensador entre los grandes de la humanidad, lo que es correcto, no consideran que los padres de Marx se convirtieron al protestantismo, Marx nunca profeso ni la fe ni la identidad jud铆a. Su escrito m谩s importante sobre “la cuesti贸n jud铆a” es de la autor铆a del rabino rojo Mos茅s Hess.
El odio a los jud铆os no se puede debatir racionalmente, es un sentimiento arraigado profundamente y no cambia ni siquiera con el cambio de postura de un Papa; se insert贸 en las religiones y psique, casi hasta ser parte del DNA del fan谩tico que teme a la palabra jud铆o y usa la de israelita, que hist贸ricamente se refiere a los que viv铆an en el reino de Israel, luego convertido en Juda.

Cat贸licos e islam por igual odian a los jud铆os, a los creadores del monote铆smo en el que creen, muchos hasta los cristianos, creen que el fin de los jud铆os debe ser desaparecer, algunos por la fuerza como los fan谩ticos musulmanes, otros porque creen que la conversi贸n nos llevar谩 a ver la verdad verdadera (simplifico por cuesti贸n de espacio).

Al antisemita no se le puede educar, pero hay que confrontarlo y tratar de neutralizar el da帽o de sus prejuicios, aunque la tarea es herc煤lea.

@shmil50

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