La actitud, hoy ya consolidada, de mirar los acontecimientos con una mirada de gamberro –que es muy distinta a la de un guerrillero– lleva, desgraciadamente, a muchos de nosotros a posicionarnos, incluso respecto de acontecimientos tr谩gicos como las guerras, como si se tratara de elegir entre la curva sur y la curva norte. Cuando, evidentemente, la realidad es cada vez m谩s compleja y multifac茅tica, y para ser verdaderamente comprendida y evaluada exige que dejemos de lado nuestra propia elecci贸n de bando, intentando en primer lugar seleccionar las noticias y las fuentes no en funci贸n de su coherencia emocional con nuestros sentimientos, sino de su veracidad.
Por ejemplo, a menudo o铆mos, incluso de parte de expertos de renombre, valoraciones diametralmente opuestas de los mismos acontecimientos, llegando incluso a aut茅nticas contorsiones verbales, como la que pronunci贸 recientemente el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, seg煤n la cual “Ucrania no est谩 perdiendo, pero el frente se est谩 moviendo en la direcci贸n equivocada”…
No faltan las valoraciones superficiales, como las que comparan el conflicto ucraniano con la Primera Guerra Mundial, que fue, en esencia, una guerra de trincheras, sin grandes desplazamientos del frente y caracterizada por una in煤til masacre mutua de soldados de infanter铆a.
Si tratamos de mirar el conflicto ruso-ucraniano con una mirada no partidista, podemos extraer algunas lecciones importantes que (probablemente) servir谩n a los estados mayores para repensar sus estrategias y, m谩s a煤n, sus orientaciones operativas, con todo lo que ello implica. Pero tambi茅n, al observador com煤n, para comprender con mayor precisi贸n lo que se desarrolla en el campo de batalla, lo que inevitablemente se refleja tambi茅n en el nivel pol铆tico y diplom谩tico.
La guerra ruso-ucraniana, o mejor dicho, la guerra Rusia-OTAN, se caracteriza por algunos elementos absolutamente nuevos, en primer lugar el papel predominante asumido por los drones. Independientemente de la extrema debilidad de la fuerza a茅rea ucraniana (aunque recientemente reforzada con cazabombarderos F-16, y ahora con los franceses Mirage 2000), parece claro que a estas alturas el dominio del aire est谩 confiado esencialmente a los aviones no tripulados. Este tipo de sistema de armas es a su vez extremadamente variado, y abarca desde los UAV kamikaze de largo alcance hasta los peque帽os cuadric贸pteros FPV, cubriendo una amplia gama de funciones, desde el ataque masivo a distancia hasta el ataque t谩ctico individual, desde la observaci贸n estrat茅gica hasta la detecci贸n de artiller铆a, etc. En este sector, durante la guerra ha surgido una especie de divergencia entre los dos ej茅rcitos. Mientras que las fuerzas armadas rusas han logrado una clara supremac铆a en los ataques a distancia, el ej茅rcito ucraniano ha aumentado gradualmente su capacidad para el uso t谩ctico de los drones, desplegando un n煤mero muy considerable de UAV de tama帽o medio y peque帽o, que son extremadamente eficaces en el combate sobre el terreno.
El uso de drones de fibra 贸ptica, capaces de operar incluso a decenas de kil贸metros del operador, tambi茅n est谩 haciendo progresivamente ineficaces las contramedidas electr贸nicas –en las que los rusos sobresalen–, reequilibrando a煤n m谩s la brecha entre los dos ej茅rcitos. Aunque las fuerzas rusas mantienen una clara superioridad en artiller铆a (piezas y munici贸n), y ahora tambi茅n en personal (en n煤mero y entrenamiento) [1], tres a帽os de guerra est谩n empezando a tener su impacto. Y aqu铆 surge otra vertiente de este conflicto, ya conocida pero que a la distancia est谩 revelando aspectos significativos. De hecho, hace tiempo que se dice que se trata de un conflicto de alto consumo (de hombres y medios), pero no se destaca suficientemente un elemento que ahora est谩 surgiendo.
Mientras que las fuerzas ucranianas est谩n sustancialmente a la defensiva a lo largo de todo el frente de mil kil贸metros [2], y por lo tanto tienen un alto consumo de hombres pero un consumo relativamente bajo de recursos (que se utilizan principalmente para unas pocas contraofensivas t谩cticas localizadas y para el apoyo log铆stico a la l铆nea del frente), las fuerzas rusas, que est谩n avanzando a lo largo de casi todo el frente, est谩n empezando a pagar un precio significativo en t茅rminos de recursos.
Incluso dejando de lado los permanentes d茅ficits organizativos y log铆sticos, vinculados principalmente a una burocracia militar con reflejos elefanti谩sicos, empezamos a notar –en algunos sectores del frente– una falta de veh铆culos blindados para la infanter铆a. Si tenemos en cuenta que, debido a la ya mencionada omnipresencia de los drones, ambos ej茅rcitos ya no realizan movimientos de grandes unidades, con la consiguiente concentraci贸n de hombres y veh铆culos, el hecho de que se informe cada vez m谩s de movimientos con veh铆culos no blindados (y a veces incluso con veh铆culos civiles) indica una alta incidencia de destrucci贸n llevada a cabo por aeronaves no tripuladas, lo que obviamente pesa m谩s sobre las fuerzas rusas en ataque.
Este elemento, s贸lo en apariencia t谩ctico, tiene implicaciones estrat茅gicas de alcance mucho m谩s amplio.
Sabemos que la industria b茅lica rusa tiene niveles de productividad extremadamente altos –seg煤n algunos analistas occidentales, incluso el triple de los de los 32 pa铆ses de la OTAN–, lo que significa que ni siquiera esta capacidad industrial es capaz –al menos todav铆a– de seguir el ritmo de destrucci贸n en el frente de batalla. De ello se desprende que una guerra de alta intensidad, cuando se prolonga m谩s all谩 de cierto tiempo, alcanza niveles de consumo que son dif铆ciles de sostener incluso para un sistema industrial capaz de un rendimiento excepcional.
La nueva doctrina estrat茅gica rusa tambi茅n nace de este tipo de apreciaciones. M谩s all谩 de las tonter铆as que a menudo se oyen por parte de Occidente, es evidente que Rusia considera muy posible un conflicto inminente con la OTAN en Europa y que al considerar esta eventualidad tiene en cuenta los previsibles factores de tiempo y consumo que ello implicar铆a. Una guerra con la OTAN, aunque se limitara a los pa铆ses europeos, significar铆a de hecho enfrentarse a un enemigo de enorme profundidad estrat茅gica (desde Ucrania hasta el Atl谩ntico hay unos 2.000 kil贸metros) y una poblaci贸n cinco veces mayor. Y aunque los ej茅rcitos europeos est谩n decididamente en mal estado en muchos aspectos y carecen por completo de experiencia real de combate, es evidente que un conflicto de estas caracter铆sticas requerir铆a a帽os para llegar a una resoluci贸n [3], y un consumo extraordinario de hombres y recursos, en muchos aspectos insostenible para Rusia. Incluso las p茅rdidas humanas, de hecho, aunque la proporci贸n entre las ucranianas y las rusas sea de casi diez a uno, empiezan a pesar significativamente.
La clara superioridad rusa ha permitido mantener relativamente bajo el n煤mero de ca铆dos (y heridos), pero con el tiempo estas cifras se acumulan y se acercan cada vez m谩s a una masa cr铆tica. Mantener la eficacia de las unidades y la posibilidad de rotarlas ha sido posible hasta ahora tambi茅n gracias a un buen ritmo de voluntarios (hasta el punto de unos 30.000 al mes), pero evidentemente esta reserva tiende a agotarse, mientras que la econom铆a corre el riesgo de encaminarse hacia un d茅ficit de mano de obra. A diferencia de Ucrania, donde casi la mitad de la poblaci贸n ha huido al extranjero, tiene una econom铆a basada pr谩cticamente al 100% en la ayuda occidental y en todo caso se encamina m谩s o menos conscientemente hacia la autodestrucci贸n, Rusia debe mantenerse por debajo de un umbral cr铆tico, m谩s all谩 del cual se har铆a necesario proceder a una movilizaci贸n. Algo que, evidentemente, tendr铆a repercusiones sociales, econ贸micas y pol铆ticas que Mosc煤 quiere evitar. Dado que el ritmo de consumo ucraniano, tanto humano como material, es muy superior y, por ello mismo, tiende a acelerarse, mientras que el ritmo de los suministros de la OTAN tiende a disminuir, Rusia puede contar con un pron贸stico de dos o tres a帽os m谩s antes de que los niveles de p茅rdidas alcancen niveles cr铆ticos. Lo que, desde una perspectiva estrat茅gica, significa que la Federaci贸n Rusa puede resistir un conflicto convencional de alta intensidad durante un per铆odo m谩ximo de cinco o seis a帽os. Despu茅s de eso, entrar铆a en una fase de estr茅s social muy significativo.
Por esta raz贸n, tambi茅n, la doctrina estrat茅gica rusa ha pasado a prever el uso de armas nucleares incluso en caso de un ataque (o amenaza) convencional. Desde el punto de vista ruso, se trata de un cambio de paradigma significativo, ya que se pasa de una posici贸n de disuasi贸n nuclear mutua (la famosa Destrucci贸n Mutua Asegurada – MAD), a una previsi贸n de uso incluso en caso de no reciprocidad. Obviamente, la previsi贸n estrat茅gica no es autom谩tica, por lo que –en caso de que se produjera efectivamente un conflicto de este tipo– no es seguro que el uso de armas nucleares, ni siquiera t谩cticas, sea seguro o inmediato. Una posible alternativa intermedia ser铆a, por ejemplo, el uso masivo de misiles bal铆sticos hipers贸nicos, probablemente utilizados para un primer ataque capaz de aniquilar a las fuerzas armadas de la OTAN (y a sus respectivas poblaciones) desde el mismo comienzo, reserv谩ndose la posibilidad de ulteriores escaladas (nucleares t谩cticas, nucleares estrat茅gicas). En cualquier caso, est谩 claro que Rusia intentar铆a utilizar todas sus ventajas estrat茅gicas para evitar verse envuelta en un conflicto de alta intensidad y duraci贸n imprevisible. Un conflicto del que, inevitablemente, Estados Unidos saldr铆a beneficiado y del que, en cualquier caso, Rusia saldr铆a profundamente puesta a prueba.
Notas
1 – Seg煤n el Wall Street Journal (ver “Son hombres rusos contra m谩quinas ucranianas en los campos de batalla de Ucrania” , Ian Lovett, Nikita Nikolaienko, WSJ ), que cita a personal militar ucranianos, Rusia tiene una ventaja num茅rica de 5 a 1, y en algunos casos incluso de 10 a 1, en la l铆nea del frente.
2 – La ofensiva en la regi贸n de Kursk se agot贸 en poco tiempo y ahora las fuerzas ucranianas tambi茅n est谩n a la defensiva all铆, aferr谩ndose a los 煤ltimos trozos de territorio ruso que a煤n est谩n bajo su control (como siempre a costa de p茅rdidas significativas) s贸lo porque Kiev cree que puede tenerlo en cuenta en una posible negociaci贸n. El elevad铆simo nivel de p茅rdidas sufridas en estos tres a帽os y las grandes dificultades encontradas en las movilizaciones m谩s recientes han hecho que el equilibrio de poder (inicialmente a favor de los ucranianos) se haya invertido de hecho, lo que hace pr谩cticamente imposible el lanzamiento de ofensivas estrat茅gicas.
3. Si tenemos en cuenta el hecho –que tambi茅n es evidente– de que por toda una serie de razones (que he comentado varias veces) los rusos tardaron tres a帽os en completar la conquista de las provincias de Lugansk (casi la totalidad) y Donetsk (alrededor del 80%), podemos darnos cuenta f谩cilmente de que una campa帽a b茅lica convencional contra todos los pa铆ses europeos podr铆a requerir f谩cilmente incluso m谩s de diez a帽os. Incluso si, en el mejor de los casos, los rusos conquistaran la primera franja de pa铆ses vecinos (pa铆ses b谩lticos, Polonia, Eslovaquia, Hungr铆a, Rumania, Moldavia), todav铆a quedar铆an Alemania, Francia e Italia para continuar el conflicto. En tal previsi贸n, por tanto, entre otras cosas presumiblemente justo antes del (eventual) final del conflicto en Ucrania, Mosc煤 no tendr铆a otra opci贸n que desplegar toda su superioridad estrat茅gica, es decir, fundamentalmente, su arsenal nuclear y de misiles.