Jorge Majfud
En este pa铆s que es un pa铆s y son muchos pa铆ses, en esta gente que es un pueblo y son muchos pueblos nunca estar谩s en un lugar preciso ni ser谩s un individuo concreto sino muchos lugares y muchos individuos.
Te sentar谩s en un restaurante de comida mexicana y apoyar谩s los codos en esa mesita larga con azulejos que parecer谩n hechos a mano en el Z贸calo o en Sevilla, con paredes que lucir谩n pintadas por un artista 煤nico para un lugar 煤nico.
Por ninguno de esos detalles podr谩s decir si est谩s en Amarillo, Texas, o en El Cajon, California, o en Bonita Springs, Florida, o en Rio Grande, New Jersey. Las mesas con azulejos t铆picos de M茅xico o de Sevilla ser谩n iguales, que es lo mismo que decir que ser谩n las mismas mesas. Y tambi茅n los olores y los cuadros y los pisos de cer谩mica y el paisaje por la ventana y la chica que aparecer谩 y te sonreir谩. Ser谩 siempre esa misma sonrisa que ir谩 incluida en el mismo men煤 y al mismo precio y no te importar谩 porque sabr谩s que est谩s pagando para que te sonr铆a, amable, linda, casi como si te simpatizara.
Como si te conociera.
Porque en el fondo ya te conoce.
Te ha sonre铆do antes en otros rostros como el tuyo que para ella es el mismo rostro. Y en el fondo sabr谩s que no es sincera pero ella no lo sabe y a ti tampoco te importar谩. Porque para caras largas estar谩n las oficinistas del gobierno, que tambi茅n cobran pero fuera del c铆rculo feliz del sistema, como lo llamar谩s si te llamas Ernesto, el critic贸n.
Y si vas dos veces, tres, cinco veces al mismo lugar, al mismito, vas a encontrar los mismos tacos y las mismas tortillas con salsa picante y las mismas fajitas y la misma margarita y una chica parecida con una sonrisa parecida, por el mismo precio. Pero la chica tampoco ser谩 la misma aunque sea lo mismo decir que es la misma chica.
Porque aqu铆 todo est谩 en movimiento. Todo es siempre nuevo aunque sea lo mismo. Todo corre como un r铆o que se repite en cada atardecer. Pero nunca podr谩s conducir dos veces en la misma autopista. Ser谩n otros los carros y ser谩n los mismos. Nunca podr谩s pasar dos veces por el mismo self-service aunque el mismo self-service con el mismo hind煤 y los mismos hispanos comprando las mismas cervezas sin alcohol est茅n en muchas otras partes de muchos otros estados.
Todo correr谩 como un road movie, todo ser谩 otro lugar y ser谩 el mismo. Otras ser谩n las muchachas de sonrisas azules y los viejos calvos con trajes de oficinistas y las viejas joviales de pelo corto y paso ejecutivo. Y ser谩n los mismos.
Todo se mover谩 sin parar y nada cambiar谩, como si te pudieras perder en tu propia casa. Y con cierto placer te perder谩s por Virginia y por Texas y por Arizona y por California y descansar谩s en todos sus hoteles y moteles que por el mismo precio ser谩n el mismo cuarto y el mismo ba帽o y las mismas luces sobre un estacionamiento m谩s o menos igual, el mismo c茅sped reci茅n cortado y las mismas flores reci茅n trasplantadas.
Y casi con placer vivir谩s huyendo de algo, de alguien y de ti mismo, porque huir y perderse es la 煤nica forma de libertad que conocer谩s aqu铆.
Y te sentir谩s nadie y te sentir谩s todos, y te llamar谩s Ernesto o Guadalupe, Jos茅 Mar铆a o Mar铆a Jos茅, y ser谩s un poco de cada uno y ser谩s el mismo que come ahora en un Chili´s en Nevada y en un On the Border en Georgia, y tendr谩s los mismos sue帽os por el mismo precio y los mismos miedos por el mismo estatus legal, y las mismas ideas por la misma educaci贸n.
Y ser谩s un expulsado de tu pa铆s y un perseguido en este, si eras pobre. O no te perseguir谩n y ser谩s un exiliado con algunos privilegios si llegaste a un t铆tulo universitario antes de venir. Pero siempre ser谩s un golpeado, un resentido por la peor suerte de tus hermanos y hermanas que no conoces. Esos hermanos a los que te une tantas cosas y a veces solo un idioma.
Y de cualquier forma sufrir谩s por ser un outsider que ha aprendido a disfrutar esa forma de ser nadie, de perderse en un laberinto an贸nimo de restaurantes, moteles, mercados, plazas, playas lejanas, monta帽as sin cercos, desiertos sin l铆mites, tiempos de la memoria sin espacio, pa铆ses dentro de otros pa铆ses, mundos dentro de otros mundos.
Y huir谩s sin volver nunca pero al final siempre huir谩s hacia la memoria que te espera en cada soledad llena de tanta gente que nunca conocer谩s aunque duerman a tu lado.
Y s贸lo tendr谩s una patria segura pero ser谩 intangible como el viento. Tendr谩s s贸lo una patria, un refugio hecho de memorias fant谩sticas sobre las profundas ra铆ces del castellano y sobre las movedizas arenas de otras costumbres.
Jorge Majfud (del libro Crisis, 2012)