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La madre de Kuzma

 

Scott Ritter
El autor (derecha) con Garland Nixon en la embajada rusa, 20 de febrero de 2025

Durante tres a帽os ayud茅 a liderar la iniciativa para mejorar las relaciones entre Estados Unidos y Rusia. Ahora, con la paz al alcance de la mano, reflexiono sobre la realidad de que el papel del pacificador rebelde tal vez ya no est茅 de moda.

Anoche, mi amigo y colega periodista independiente Garland Nixon y yo nos dirigimos a la Embajada de Rusia en Washington, DC, invitados por el encargado de negocios, Alexander Kim, y el agregado de defensa, coronel (ascendido a mayor general) Pavel Terkin, para celebrar el D铆a del Defensor de la Patria.

Esta ser铆a mi tercera visita consecutiva a la Embajada de Rusia para celebrar esta ocasi贸n auspiciosa, un d铆a dedicado a aquellos que sirven a Rusia en las fuerzas armadas de la Federaci贸n Rusa. La festividad conmemora la primera movilizaci贸n masiva de ciudadanos en el Ej茅rcito Rojo, celebrada en Mosc煤 y Petrogrado en 1918. Celebrada originalmente como el D铆a del Ej茅rcito Rojo, y m谩s tarde como el D铆a del Ej茅rcito y la Marina Sovi茅ticos, la festividad adopt贸 su nombre actual en 2002 por el presidente ruso Vladimir Putin, quien la decret贸 como feriado estatal.

Durante dos d茅cadas, el pueblo ruso conmemoraba este d铆a con brindis, en honor a la memoria de quienes sirvieron a la Patria en el pasado y de quienes la sirven en el presente. Si bien el 9 de mayo (D铆a de la Victoria) hab铆a cautivado la imaginaci贸n del pueblo ruso, el D铆a del Defensor de la Patria se celebraba de una manera m谩s discreta.

Hasta la Operaci贸n Militar Especial.

El inicio de las operaciones militares de Rusia contra Ucrania se produjo el 24 de febrero de 2022, un d铆a despu茅s del D铆a del Defensor de la Patria. La naci贸n rusa celebr贸 un d铆a a sus hombres y mujeres militares, una naci贸n en paz, y se despert贸 al d铆a siguiente como una naci贸n en guerra.

Scott discuti贸 este art铆culo en el episodio 240 de Preg煤ntele al Inspector .

Cuando lleg贸 el D铆a del Defensor de la Patria de 2023, Rusia era una naci贸n aislada del mundo occidental, tratada como un estado paria por Estados Unidos. El embajador Anatoly Antonov, uno de los mejores expertos de la Federaci贸n Rusa en materia de Estados Unidos, fue apartado deliberadamente de los canales normales de interacci贸n diplom谩tica, un verdadero prisionero en una embajada que hab铆a sido concebida en un esp铆ritu de distensi贸n y consumada tras el colapso de la Uni贸n Sovi茅tica, cuando las relaciones entre Estados Unidos y Rusia se describ铆an en general como “amistosas”.

El agregado de defensa ruso, el general de divisi贸n Evgeny Bobkin, tambi茅n hab铆a sido incluido en la lista negra de la Asociaci贸n de Agregados de Defensa, una asociaci贸n de altos oficiales militares internacionales en la capital estadounidense cuyo decano es seleccionado por la Agencia de Inteligencia de Defensa de Estados Unidos, que vot贸 para expulsarlo en marzo de 2022, poco despu茅s de que comenzara la SMO.

La celebraci贸n del Defensor de la Patria se lleva a cabo en el “Sal贸n Dorado” del Edificio Ceremonial de la Embajada de Rusia. Este gran lugar se distingue por las elaboradas pinturas de esmalte que decoran las paredes laterales del sal贸n de baile. La pared de la izquierda, al entrar, est谩 compuesta por im谩genes de las ciudades antiguas que forman el “Anillo Dorado” que rodea Mosc煤. La pared de la derecha contiene im谩genes que representan las 15 capitales de las antiguas rep煤blicas de la Uni贸n Sovi茅tica.

Seg煤n me cont贸 el embajador Antonov, el primer presidente de Rusia, Boris Yeltsin, orden贸 que se taparan las pinturas, ya que reflejaban un pasado sovi茅tico que 茅l hab铆a repudiado. Sin embargo, en su primera visita a la embajada despu茅s de convertirse en presidente de Rusia, Vladimir Putin orden贸 que se restaurara la sala para devolverle su antiguo esplendor, y las pinturas est谩n hoy en exposici贸n para que los visitantes las admiren.

La celebraci贸n del Defensor de la Patria de 2023 estuvo marcada por una guerra en Ucrania que se hab铆a convertido en un conflicto indirecto entre Occidente y Rusia. El contexto solo pod铆a describirse como patri贸tico y desafiante a la vez, y mis anfitriones rusos se esforzaron por establecer un v铆nculo entre el conflicto ucraniano y la guerra contra la Alemania nazi.

El Embajador Antonov pronuncia el discurso del D铆a del Defensor de la Patria mientras el General Bobkin permanece firme.

El discurso de Anatoly Antonov fue diplom谩ticamente desafiante, reprendiendo a Estados Unidos y a sus aliados europeos por renunciar a los lazos de la alianza que hab铆a derrotado a la Alemania nazi a favor de apoyar a los sucesores modernos de la Alemania nazi —la Ucrania banderista— contra su antiguo aliado y amigo ruso.

Se supon铆a que la celebraci贸n del D铆a del Defensor de la Patria ser铆a un gran evento al que asistir铆a la 茅lite diplom谩tica de la sociedad de Washington, DC. Pero en esta ocasi贸n, el “Sal贸n Dorado” estaba lleno s贸lo a la mitad. Si bien los amigos de Rusia del llamado “Sur Global” estuvieron presentes, no hubo representantes oficiales ni de los EE. UU. ni de Europa.

Me un铆 a un pu帽ado de valientes ciudadanos ruso-estadounidenses que desafiaron el escrutinio del FBI para ingresar a un complejo que, a todos los efectos, se hab铆a convertido en territorio enemigo desde la perspectiva de los Estados Unidos.

El autor (izquierda) con el coronel Volkov (derecha)

Yo era como un pez fuera del agua, un extra帽o para el entorno, los procedimientos y las personalidades. Al percibir mi aislamiento, me acogieron bajo la protecci贸n de un grupo de oficiales rusos encabezados por el coronel Semen Volkov, un paracaidista que me present贸 a sus compa帽eros oficiales de la oficina del agregado de defensa ruso. Como mi ruso era lo que era y el ingl茅s del coronel Volkov era apenas un poco mejor, la velada se convirti贸 en un intercambio de breves an茅cdotas de tem谩tica militar, puntuadas regularmente por brindis a la gloria del soldado/marinero/aviador/infante de marina ruso.

El momento culminante lleg贸 con el brindis final de la noche, que hab铆a grabado en v铆deo. Cuando termin贸 la celebraci贸n y me desped铆 de mis anfitriones y nuevos amigos, publiqu茅 este v铆deo en mis redes sociales. La tormenta que gener贸 en t茅rminos de quienes lo apoyaron y quienes lo condenaron sirvi贸 como la ilustraci贸n perfecta de la controversia que se asocia a cualquiera que promueva la paz en tiempos de guerra.

Cuando lleg贸 el Defensor de la Patria 2024, mi perfil como antiguo pacificador hab铆a crecido exponencialmente. Mi perfil hab铆a explotado tanto en casa como en el extranjero, y ya ten铆a en mi haber dos viajes de alto perfil a Rusia, incluido uno en el que me dirig铆 a 25.000 soldados chechenos y visit茅 los territorios de Crimea y Nueva Rusia.

Llegu茅 preparado, con una botella de bourbon para el coronel Volkov y sus camaradas. Armado con mis recientes experiencias y conocimientos, mi capacidad para interactuar de una manera m谩s integral con mis anfitriones hizo que esta velada fuera inolvidable. El sentido de patriotismo y desaf铆o todav铆a exist铆a, pero mis anfitriones rusos estaban animados por el 茅xito de su naci贸n al resistir el ataque militar, econ贸mico y diplom谩tico a manos del Occidente colectivo. Yo segu铆a siendo un estadounidense que operaba en un aislamiento casi total de mis compatriotas, que segu铆an ausentes de la ceremonia. Pero la causa de la paz reson贸 a煤n m谩s fuerte este a帽o, y el estado de 谩nimo general en el “Sal贸n Dorado” era de orgulloso optimismo.

Antes de partir, reun铆 al coronel Volkov y sus camaradas para grabar nuestro brindis final.

Una vez m谩s, las respuestas en las redes sociales fueron intensamente de apoyo o de condena.

Durante la celebraci贸n, el general Bobkin se acerc贸 a m铆 y me extendi贸 una invitaci贸n para que asistiera a la Conferencia de Seguridad Internacional de Mosc煤 en agosto. Ya ten铆a previsto asistir al Foro Econ贸mico Internacional de San Petersburgo en junio y a la cumbre de los BRICS en Kaz谩n en octubre. La Conferencia de Seguridad Internacional de Mosc煤 me dio acceso a los tres foros m谩s prestigiosos sobre Rusia y el mundo. Estaba entusiasmado por la llegada del verano y las oportunidades 煤nicas que se presentar铆an.

Lamentablemente, nada de esto estaba destinado a suceder. El Departamento de Estado de los Estados Unidos confisc贸 mi pasaporte cuando me preparaba para abordar mi vuelo a San Petersburgo, y en agosto el FBI allan贸 mi casa, alegando que estaba trabajando como agente no registrado de Rusia.

Hab铆a que pagar un precio por defender la paz en tiempos de guerra. El gobierno ruso parec铆a desconcertado cuando se trataba de m铆. Ellos m谩s que nadie sab铆an que yo no era su “agente”, y sin embargo, decir algo, desde su perspectiva, s贸lo empeorar铆a las cosas para m铆. Me invitaron a recepciones (el D铆a de Rusia en junio y un concierto de piano en septiembre), pero la atm贸sfera era marcadamente diferente. Hab铆a vacilaci贸n por parte de los diplom谩ticos donde antes hab铆a una sensaci贸n de prop贸sito com煤n.

La excepci贸n a esta vacilaci贸n la constituyeron los oficiales de la Agregadur铆a de Defensa. El mayor general Bobkin, hasta su marcha en el verano de 2024, y su sustituto, el coronel Terkin, se mostraron tan amables y receptivos como siempre, y el coronel Volkov y sus camaradas fueron mis compa帽eros constantes. Hablamos del servicio militar, de la guerra en Ucrania y de las perspectivas de paz. Pero hablamos como amigos, en un plano completamente distinto al de los colegas de profesi贸n.

El autor (izquierda) y el mayor general Bobkin (derecha) realizan una inspecci贸n de monedas de desaf铆o.

La elecci贸n de Donald Trump y el espectacular progreso logrado en t茅rminos de restablecer una sensaci贸n de normalidad en las relaciones entre Estados Unidos y Rusia crearon un tono y una atm贸sfera totalmente nuevos en torno al Defensor de la Patria 2025.

En 2023 y 2024, cuando entr茅 en el recinto de la embajada rusa, hab铆a algunos veh铆culos diplom谩ticos que dejaban a los invitados y una peque帽a fila de personas esperando en el control de seguridad. En 2025, Garland y yo hicimos cola durante casi 30 minutos para que nos autorizaran a entrar en el recinto de la embajada, y el sal贸n de ceremonias estaba repleto de asistentes. Todav铆a no hab铆a representantes ni de Estados Unidos ni de Europa, pero, como se帽al贸 Bob Dylan, los tiempos estaban cambiando.

Hubo una vibra positiva que inund贸 la velada, a pesar de que Rusia no hab铆a enviado un embajador para reemplazar a Anatoly Antonov cuando regres贸 a casa el oto帽o pasado.

Las conversaciones que acabaron de concluir en Riad el secretario de Estado Marco Rubio y el ministro de Asuntos Exteriores Sergei Lavrov, respaldadas por una conversaci贸n telef贸nica de 90 minutos entre el presidente Trump y el presidente Putin, trajeron consigo una sensaci贸n de optimismo cauteloso. Desde 2016, el personal de la embajada rusa se hab铆a reducido a m谩s de 400 personas. La vida para los empleados de la embajada rusa y sus familias se hab铆a vuelto extremadamente dif铆cil: las restricciones a los viajes eran sofocantes y desmoralizantes, y la incapacidad de funcionar como su destino pretend铆a hab铆a tra铆do consigo una p茅rdida de prop贸sito.

La perspectiva de ver la embajada recuperada a pleno rendimiento y autorizada a colaborar con el gobierno de Estados Unidos en toda la gama de deberes y responsabilidades diplom谩ticas fue un claro est铆mulo para la moral.

Hab铆a trabajo por hacer y hab铆a mucho que segu铆a siendo incierto.

Pero la paz, no la guerra, infundi贸 alegr铆a en las festividades.

Observ茅 los acontecimientos de esa noche con una sensaci贸n de alegre tristeza.

Hab铆amos recorrido un largo camino desde aquella primera noche inquieta de hace dos a帽os.

No hab铆a sido un camino f谩cil para nadie.

Los coroneles y yo hab铆amos servido como pacificadores rebeldes, trabajando fuera de los canales normales para construir un prop贸sito com煤n fundado en nuestro mutuo sentido del deber hacia nuestras respectivas naciones.

Observ茅 c贸mo los representantes de naciones que antes hab铆an estado sometidas ahora celebraban abiertamente con sus anfitriones rusos.

Las normas diplom谩ticas estaban regresando.

La era de los pacificadores rebeldes hab铆a pasado.

Si las cosas siguen como hasta ahora, el a帽o que viene el “Sal贸n Dorado” estar谩 repleto de diplom谩ticos y oficiales estadounidenses, comprometidos con la important铆sima tarea de restablecer y mantener las relaciones con la Federaci贸n Rusa.

Y yo y los dem谩s que enfrentamos la adversidad para ayudar a crear las condiciones para esta misma oportunidad ser铆amos relegados al estatus de nota al pie.

Lo cual estuvo bien.

Pero triste en cierto modo.

Hab铆a tra铆do conmigo una botella de bourbon, Colonel EH Taylor “Small Batch”, para el coronel Volkov y los dem谩s oficiales de la oficina del Agregado de Defensa ruso (hab铆a legado una botella de Weller's Special Edition al coronel Terkin).

El autor (derecha) le presenta al coronel Volkov (izquierda) una botella de bourbon.

Mis anfitriones rusos tambi茅n hab铆an preparado un regalo especial para m铆: una botella de “Kuz'kina Mat” (“La madre de Kuzma”) contenida en un recipiente de metal que era un modelo a escala de la Tsar Bomba de 50 megatones, el arma nuclear m谩s grande jam谩s probada.

“La madre de Kuzma” era el apodo que los rusos entendidos le daban a la bomba del Zar. La referencia a la “madre de Kuzma” se relaciona con un arrebato de ira de Nikita Khrushchev el 24 de junio de 1959, cuando le dijo al vicepresidente Richard Nixon, durante una visita a Mosc煤, “¡Te mostrar茅 a la madre de Kuzma!”.

Los int茅rpretes no sab铆an c贸mo interpretar esta frase para Nixon, quien se qued贸 pregunt谩ndose qui茅n era ese Kuzma y c贸mo era su madre.

Pero la realidad es que “mostrarle a la madre de Kuzma” era un modismo ruso que significaba “te voy a mostrar”, una amenaza.

Y lo que Jruschov amenazaba con mostrarle a Nixon y al mundo era la Bomba del Zar.

La bomba del zar: “La madre de Kuzma”

Lo que me regal贸 el coronel Terkin fue una botella extremadamente rara de “vodka termonuclear”.

“Este vodka no es para beber a la ligera”, me dijo el coronel Terkin, con evidente seriedad en su voz. “Es un regalo especial para alguien que conoce tanto la guerra como la paz. ¡Guarde esta botella para la ocasi贸n m谩s especial, para algo de tal magnitud que se sienta obligado, como hizo Jruschov, a dar un golpe en la mesa y decirles que les va a mostrar 'La madre de Kuzma'!”

Debidamente castigado, me tom茅 el tiempo para admirar este regalo y reflexionar sobre la magnitud del momento.

El coronel Terkin y yo acab谩bamos de terminar una larga conversaci贸n sobre c贸mo ser铆a la vida para 茅l y sus hombres una vez que las cosas volvieran a la normalidad. Ten铆an un trabajo que hacer, un trabajo que requer铆a que se coordinaran con sus hom贸logos militares estadounidenses sobre cuestiones que el Ministerio de Defensa ruso consideraba importantes.

Se acabaron los d铆as de pasar mucho tiempo con un pacificador estadounidense rebelde.

Pero eso no significa que ya no hubiera un papel para este granuja.

Lo que me dec铆a el coronel Terkin era que tendr铆a que ir a buscar una tarea digna de presentarme ante el mundo y decirles: "¡Les mostrar茅 a la madre de Kuzma!".

“Esta botella tiene la forma de una bomba nuclear”, dijo el coronel Terkin. “Quiz谩s se pueda beber su contenido cuando ya no haya m谩s bombas nucleares en el mundo”.

El coronel Terkin (izquierda), el autor (centro) y el coronel Volkov (derecha), con “La madre de Kuzma”

La celebraci贸n del D铆a del Defensor de la Patria estaba prevista desde las 18.00 hasta las 20.00 horas. Cuando el coronel Terkin y el coronel Volkov me entregaron la botella de “La madre de Kuzma”, ya eran m谩s de las 20.00 horas. El coronel Volkov me acompa帽贸 hasta una mesa en la que se hab铆an reunido oficiales rusos y kazajos. El v铆nculo entre las dos naciones era evidente cuando se hicieron brindis y se sirvieron vasos de vodka.

Reun铆 al coronel Volkov y sus camaradas para un 煤ltimo brindis, que seg煤n la tradici贸n film茅 y publiqu茅 en las redes sociales.

Era hora de irnos.

El coronel Volkov reuni贸 a todos los que quedaban —los oficiales, sus esposas y sus invitados— para un 煤ltimo brindis, que termin贸 con las tradicionales recitaciones de “¡Urrah, Urrah, Urrah!”.

Encontr茅 a Garland y nos despedimos de nuestros anfitriones.

Cuando salimos del Edificio Ceremonial de la Embajada de Rusia, los sonidos del 煤ltimo “Urrah” a煤n resonaban en mis o铆dos.

Eran buenas personas, pens茅.

El mejor.

Me hab铆a puesto algo melanc贸lico durante la velada, al enfrentarme a la evidencia de mi futura obsolescencia.

Pero sent铆 en mi mano el peso de la caja que conten铆a “La madre de Kuzma”.

No estaba obsoleto.

La paz nunca podr铆a quedar obsoleta.

¡Os voy a mostrar a todos "La madre de Kuzma"!

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