
La verdad de este cliché no depende de tu partido político. No depende de si ganaste o perdiste unas elecciones. Depende de tu lugar en una sociedad y de tus convicciones morales. La política, en cualquier caso, es el arte de administrar el poder de esa sociedad y, por regla general, los políticos son solo actores de reparto. En muchos casos, son los dobles que arriesgan sus vidas para proteger la integridad de los actores principales.
En Uruguay, cinco años no eran necesarios para probar que este aforismo es falso. Con frecuencia, en otros países bastan meses de observación. Con experiencia, ni siquiera da tiempo a escribirlo en una pancarta casera.
Sí, vale para cualquier ideología. El secreto está a la luz del día: debes saber de qué lado estás. Los medios dominantes (la prensa, la industria cultural; no la cultura crítica) presumen de ser un espejo de la sociedad y, por las razones equivocadas, lo son: muestran la realidad invertida. Te representan del otro lado para mantenerte en tu propia realidad. Esta permanente contradicción es funcional: consolida un statu quo a través del deseo eternamente insatisfecho.
Es decir, los medios dominantes son los medios que tiene la clase dominante para desclasar a las clases dominadas apelando al miedo y al desprecio de tu propia clase y a las casi siempre vanas ilusiones de ser admitido en el exclusivo club de la clase dominante.
Para eso, los clichés y los aforismos populares son más útiles y más poderosos que toda la filosofía desde Tales y que todo el conocimiento científico acumulado en los últimos siete mil años.
Jorge Majfud, febrero 2025