
Se entiende por Endogamia a la actitud social de rechazo a la incorporaci贸n de miembros ajenos al propio grupo o instituci贸n.
La endogamia es una pr谩ctica que nos afecta m谩s de lo que ser铆a deseable. Sobre todo, si vemos a la sociedad y a la pol铆tica actualmente como un cuerpo democr谩tico que se reproduce en sus pr谩cticas e instituciones y cuyo sistema inmune se sostiene bajo el imperativo de la legalidad y de la disidencia.
La ausencia de cr铆tica desnaturaliza cualquier contexto democr谩tico formal, ya que tiende a imponer una sola visi贸n de la realidad que cada cual se hace con mayor o con menor tino. Lo habitual es que se pague un alto precio por dignificar expresando la disidencia y la herej铆a. Pero no acaba ah铆 la cosa, ya que la criminalizaci贸n del m茅rito y de la disidencia fundamental para nuestro sistema inmune, es una pr谩ctica que, casualmente, afecta a todo tipo de organizaci贸n y, por lo tanto, se extiende casi a cada mirada.
Es en las formaciones pol铆ticas donde de forma palmaria se da el fen贸meno endog谩mico, basta con observar d贸nde se encuentran sus “herejes” y la reducci贸n de m茅ritos que tienen los que configuran la supuesta 茅lite dirigente y sus alrededores, cada vez m谩s desmejorada y mediocre, cuya mayor virtud, en el mejor de los casos, es la de un esclavismo mental subordinado a los dogmas grupales y consignas que sustituyen la reflexi贸n, el an谩lisis y el debate. Dogmas y consignas que se repiten como mantras sectarios que desconectan cada vez m谩s al grupo y sus l铆deres de cualquier versi贸n sensata de la realidad.
Es propio de los procesos endog谩micos normalizar malformaciones conductuales individuales y colectivas a modo de mecanismo de autodefensa, llegando a constituir un medio ambiente patol贸gico y debilitado a fuerza de la autocomplacencia. La endogamia termina en los grupos pol铆ticos por familiarizar a sus componentes, siendo este hecho otro de sus s铆ntomas m谩s relevantes.
La mezcla de un arrogante despotismo caciquil y la mediocridad ensimismada son los 煤ltimos estad铆os de las pr谩cticas endog谩micas que llegado a esos extremos, perjudican visceralmente la convivencia y el patrimonio com煤n f铆sico y virtual en el campo de las ideas.
Vean sino dos casos llamativos por no ser dif铆cil observar la inequ铆voca endogamia que resumen, tan parecidos con la realidad como queramos.
La habilitaci贸n de un espacio p煤blico con el dinero de todos despu茅s de muchos a帽os en desuso y convertir su reinauguraci贸n en un triste acto de autoafirmaci贸n partidista, en el mejor de los casos es un error de comunicaci贸n impropio que algunos se lo deber铆an mirar, si no es en su defecto, un inequ铆voco s铆ntoma de endogamia pol铆tica.
De la misma manera, engrandecer y adornar artificialmente hasta el barroquismo chabacano una figura en sus aspectos social, cultural y art铆stico, soslayando interesadamente el pol铆tico para pretender convertirla en uno de los suyos cuando en lo pol铆tico no fue ni quiso ser, con distinciones institucionales y a la hora de la verdad reducir el homenaje, al menos en su aspecto art铆stico, en un encuentro de una “cuchi pandi” partidista, es caer de bruces en la endogamia o tambi茅n en otro error comunicativo del que se tendr铆an que cuidar.
No se despisten mucho, la Democracia no est谩 adquirida de una vez por todas, al contrario. La Democracia en todas sus versiones, la 煤nica manera que tiene de crecer es esa, acoger la disidencia como motor de cambio real y vacunarse contra la endogamia tanto ex贸gena como end贸gena.
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