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El gato de Trump

OPINI脫N 

ENRICO TOMASELLI

Hay poco que hacer, Trump es definitivamente un estratega de corto plazo, es decir, no es un estratega en absoluto...

Hay muchas maneras de llevar una negociaci贸n, y obviamente algunas de ellas pueden ser cuestionables en s铆 mismas; un enfoque brusco, casi mordaz, puede ser molesto, al igual que los tonos amenazantes, pero al final, lo que realmente importa es si se logra el resultado. Y para obtener un resultado positivo hay algunos aspectos fundamentales que son imposibles de ignorar. En primer lugar, hay que saber exactamente cu谩les son los objetivos y, obviamente, tener una idea de c贸mo alcanzarlos. No una idea abstracta y autorreferencial, sino una idea concreta que tenga en cuenta todos los elementos en juego. Y, en segundo lugar, es esencial conocer a la otra parte: cu谩les son sus intereses, sus objetivos, su forma de pensar. Si falta alguno de estos elementos, o si los subjetivos prevalecen sobre los dem谩s, ser谩 muy dif铆cil obtener resultados. Si yo fuera Trump, le pedir铆a consejo a Lavrov, alguien que tendr铆a mucho que ense帽arle…

Su forma de actuar respecto a la cuesti贸n de Oriente Medio demuestra que realmente no sabe c贸mo abordarla. Porque, muy probablemente, tiene objetivos pero carece de estrategia, y por eso procede por ensayo y error: realiza una jugada, espera a ver qu茅 sucede y luego decide la siguiente. En resumen, improvisa. Y este es un p茅simo modus operandi en diplomacia, porque la flexibilidad t谩ctica est谩 bien, pero solo si, precisamente, est谩 firmemente anclada en una estrategia precisa.

Su enfoque de un asunto extremadamente complejo en s铆 mismo, y que en esta etapa se complica a煤n m谩s por diversos factores contingentes, se ha caracterizado fundamentalmente por un objetivo (poner fin a la guerra) y, en general, sentar las bases para el relanzamiento de una estrategia basada en los negocios, que constituye el n煤cleo de los Acuerdos de Abraham. Por supuesto, establecer relaciones comerciales mutuamente beneficiosas (en este caso entre Israel y los pa铆ses 谩rabes) siempre es positivo, ya que establece intereses comunes. Pero, espec铆ficamente en Oriente Medio, tambi茅n existen elementos que no son meramente utilitarios, y que se manifiestan en m谩s de un bando; ignorarlos perjudica los acontecimientos posteriores.

As铆 que, al principio, aprovechando tambi茅n, como es habitual, la desorientaci贸n de las contrapartes, logr贸 lograr un acuerdo de alto el fuego. Un acuerdo que preve铆a dos fases, la segunda de las cuales, como era previsible, ser铆a m谩s dif铆cil para Israel. Pero, al llegar al punto de pasar de la primera a la segunda fase, el mecanismo se atasc贸, como era previsible, sin haber previsto las medidas que se implementar铆an en tal caso.

Ya al ​​final de la primera fase, qued贸 claro que Netanyahu y la mayor铆a de su gobierno estaban sufriendo y que intentar铆an imponer su postura. Sin embargo, se le dio v铆a libre, apoyando sus crecientes violaciones de los acuerdos firmados, creyendo que la Resistencia Palestina ceder铆a de todas formas. Esto, probablemente, le hizo creer el propio Netanyahu, pero parece claro que incluso de su entorno recibe informaci贸n, como m铆nimo, imprecisa. De hecho, basta con ver el plan del Pent谩gono, reci茅n filtrado, sobre un posible conflicto con Ir谩n, para comprender que incluso en Washington no tienen muy claro el control de la situaci贸n. El resultado, sin embargo, como era previsible, fue que se vio enganchado a la corriente israel铆 m谩s de lo que deseaba, y termin贸 siendo arrastrado por ella. A pesar de todas las pruebas —la propia prensa israel铆, as铆 como numerosos miembros de la comunidad de inteligencia y militar, reconocen que Ham谩s ha cumplido fielmente los acuerdos y que, en cambio, estos fueron saboteados intencionalmente por Netanyahu—, este ha decidido adoptar la tesis oficial israel铆, a saber, que es la Resistencia la que est谩 violando los t茅rminos del alto el fuego y que, por lo tanto, la reacci贸n de Tel Aviv est谩 plenamente justificada. Sin percatarse, evidentemente, de que Netanyahu est谩 saboteando sustancialmente no solo el alto el fuego, sino tambi茅n el propio plan "estrat茅gico" de Trump.

El resultado es que hoy ya no es Trump (ni Witkoff) quien lleva la batuta, sino el primer ministro israel铆. Y Estados Unidos no puede hacer m谩s que seguirlo, como un animal de manada.

Est谩 cometiendo un error muy similar con Ir谩n, del que desear铆a obtener demasiado (no solo la renuncia a la energ铆a nuclear, sino tambi茅n a los misiles hipers贸nicos y a la relaci贸n con los grupos del Eje de la Resistencia), teniendo muy poco que ofrecer y sin tener en cuenta factores determinantes como su imagen personal, que parece poco fiable en Teher谩n (fue 茅l quien abandon贸 unilateralmente el Plan de Acci贸n Integral Conjunto (PAIC), acusando a Ir谩n de violar los acuerdos cuando incluso el OIEA lo neg贸), y, obviamente, el hecho de que la Rep煤blica Isl谩mica nunca aceptar铆a ser relegada a un papel subordinado. Por lo tanto, acentuar las presiones amenazantes —tambi茅n mediante el ataque contra los yemen铆es, que se encuentran entre los m谩s independientes de Teher谩n— est谩 resultando ser un grave error de c谩lculo, que corre el riesgo de arrastrar a Estados Unidos a un conflicto dif铆cil de gestionar y potencialmente explosivo a una escala mucho mayor de la que Estados Unidos puede manejar. Si llegaran a un enfrentamiento con Teher谩n, es impensable que eso no se reflejara en las relaciones con Rusia -aliado estrat茅gico de Ir谩n- y con China, para quien el Golfo P茅rsico es una ruta muy importante.

Para complicar a煤n m谩s una acci贸n decididamente chapucera, existe la evidente necesidad de que la administraci贸n estadounidense, tras tantos alborotos a diestra y siniestra, logre r谩pidamente alg煤n 茅xito. Y la prisa no ayuda cuando se trata de desenredar semejantes enredos. Como sabemos, una gata apresurada pari贸 gatitos ciegos.

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