Eduardo Madro帽al Pedraza
“Los pueblos nunca hemos temido al mal ni a los fantasmas, ni nos hemos doblegado jam谩s ante la hegemon铆a o la intimidaci贸n.”
Desde la vuelta de Trump a la Casa Blanca, los pueblos del mundo sentimos una gran incertidumbre y una profunda consternaci贸n ante c贸mo los Estados Unidos (EEUU) con tal presidente a la cabeza ha lanzado una ofensiva global -respaldada por el grueso de la burgues铆a monopolista estadounidense- que nos est谩 sacudiendo de nuevas y diversas maneras, desde Gaza a Ucrania, desde los aranceles al impulso de la ultraderecha, y siempre con la gu铆a del saqueo econ贸mico y el dominio pol铆tico-militar del planeta.
Ante esta agresiva pol铆tica nos inundan los climas de opini贸n que nos pintan una superpotencia y un trumpismo rearmados, temiblemente crecidos y a la ofensiva, ante los que apenas podemos hacer otra cosa que ponernos a resguardo y resistir. Pero la realidad es otra muy distinta.
Estados Unidos contra el mundo
En realidad, se est谩n produciendo ricas respuestas del planeta a las agresivas pol铆ticas de los EEUU de Trump. Primero, porque por agresiva que sea, la respuesta de la clase dominante estadounidense no es realmente “a la ofensiva”, sino que al contrario es a la defensiva. La catarata de pol铆ticas disruptivas de Trump no son un signo de fortaleza, sino de debilidad.
Los EEUU de Trump tratan de contener -mediante formas cada vez m谩s imperativas- un ocaso imperial que avanza inexorable; un orden mundial unipolar que agoniza a la misma velocidad que avanza mientras se configura un orden mundial multipolar, donde potencias y pa铆ses emergentes -con China y los BRICS+ a la cabeza- exigen ser tratados como iguales ante la declinante superpotencia.
EEUU se enfrenta a la lucha de los pa铆ses y pueblos del globo que avanza incontenible, conquistando nuevas cotas de independencia pol铆tica, de soberan铆a nacional y de autodesarrollo econ贸mico, que est谩 reduciendo los espacios de explotaci贸n econ贸mica y de control pol铆tico-militar de Washington.
Los pueblos se defienden y golpean
La superpotencia yanqui todav铆a tiene tal temible capacidad para desencadenar intervenciones y guerras, dolor y muerte. Pero ¿pueden unos EEUU en su ocaso imperial poner las bridas a un planeta que ya se les ha desbocado? Y ante sus agresiones lo que vemos no es sumisi贸n, ni acongoje, ni acatamiento ni pleites铆a. Lo que vemos, apenas dos meses de iniciado su segundo mandato, es un mundo levantado en su contra.
Porque la actuaci贸n de los EEUU de Trump tiene la “virtud” de mostrar -a las claras y a las bravas, sin filtros ni maquillajes- su verdadero car谩cter de la superpotencia, que est谩 provocando una agudizaci贸n de la contradicci贸n entre el hegemonismo yanqui y el conjunto de pa铆ses y pueblos del mundo, incluido el propio pueblo estadounidense
Y al lesionar tambi茅n los intereses de numerosas burgues铆as monopolistas y clases dominantes de los pa铆ses bajo su 贸rbita de dominio -incluida la Uni贸n Europea (UE)- los ataques de los EEUU de Trump provoca nuevas respuestas y ampl铆a la resistencia.
Una respuesta global y multilateral
Podr铆amos caracterizar la pol铆tica de los EEUU de Trump como una “bomba de racimo” -que se divide en varias bombas que atacan varios objetivos a la vez- que est谩 recibiendo una temprana respuesta coral -de distintas maneras y con diferentes tonos y grados de intensidad- que proviene de muy diversos pa铆ses y pueblos del mundo.
El propio pueblo estadounidense ya ha desarrollado protestas masivas contra las ultrarreaccionarias pol铆ticas inmigratorias de Trump. Tambi茅n y junto con el resto del mundo, se ha movilizado contra la brutal limpieza 茅tnica de Gaza, con el apoyo de la inmensa mayor铆a de los gobiernos del mundo 谩rabe, que se opone al sucio sue帽o de Trump, “la Riviera de Oriente Medio”.
El amplio rechazo al humillante trato de Trump a Ucrania, para promover una pinza imperialista con Putin para estrangular al pa铆s invadido. La misma indignaci贸n que ha levantado el proyecto de Trump de apropiarse de Groenlandia, y de tomar por la fuerza el Canal de Panam谩, as铆 como la guerra arancelaria contra sus pa铆ses vecinos, Canad谩 y M茅xico. Incluso ya se siente en Wall Street, la incertidumbre ante la guerra comercial que va a disparar la inflaci贸n y bajar sus beneficios, lo que no gusta a n煤cleos de la clase dominante estadounidense.
En Iberoam茅rica, la mayor铆a de gobiernos progresistas hacen pi帽a frente al intervencionismo de Trump, pero adem谩s invitan -como ha hecho Petro en Colombia- a Canad谩 a fortalecer sus v铆nculos comerciales con Am茅rica del Sur, puenteando a EEUU. La presidenta de Honduras ha amenazado a Washington -si persisten en las deportaciones masivas de hondure帽os- que cerrar谩 la base militar yanqui de La Palmerola.
En 脕frica, m谩s de una docena los gobiernos -Burkina Faso, Senegal, Mali, N铆ger, Malawi, etc.- han decidido renacionalizar sus riquezas minerales. Y junto a una Sud谩frica que ha osado sentar a Israel ante la Corte Penal Internacional, otros nueve pa铆ses -Belice, Bolivia, Colombia, Cuba, Honduras, Malasia, Namibia y Senegal- han creado el Grupo de La Haya para promover el derecho internacional, en lo que busca ser un germen de un nuevo movimiento de Pa铆ses No Alineados.
Eduardo Madro帽al Pedraza