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Instituto Cervantes de Praga |
Tres cabras faltan del rebaño y se reencuentran en las puertas de la escuela. Durante una jornada, tratan de pasar desapercibidas de los seres humanos. Sin embargo, dado que son cabras, sus intentos de imitar aquello que han visto y jugar con las palabras que han oído, suenan un poco enrarecidos, como los reflejos de un espejo distorsionado. Esta es la historia detrás de la obra de teatro ‘Cuando las cabras juegan a los dados’, que el grupo teatral español La sombra del oso presentará abiertamente este sábado 26 de abril a las 11:30 de la mañana en el Salón de actos del Instituto Cervantes de Praga con motivo del Día Mundial del Libro.
Radio Praga Internacional habló sobre la obra con dos integrantes del grupo: el actor, escritor y director Ángel Simón y la actriz Sonia Ruiz Parra. Como ambos relataron, la idea de esta pieza surgió por encargo del ayuntamiento del municipio español de Tomelloso, parte de la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, para dar a conocer la obra artística de los reconocidos escritores Félix Grande, Francisca Aguirre y su hija Guadalupe Grande.
Esta tarea llevó al grupo a leer cientos de páginas de la obra poética y narrativa de los tres autores, aunque con especial atención en la novela ‘La balada del abuelo Palancas’ de Félix Grande, así como sus ensayos relacionados con la cultura flamenca. Aunque Tomelloso no es el sitio natal de ninguno de los miembros de la familia Grande, este municipio fue un elemento clave para la formación de Félix Grande, tal como comentó Sonia Ruiz Parra.
“Tomelloso es mi pueblo. Es un pueblo de Ciudad Real y, como bien decía Ángel antes, Félix Grande se crió allí. No nació allí, pero se crió allí y hasta que se fue a Madrid es el lugar en el que toda su obra y, especialmente, la atmósfera de la novela ‘La balada del abuelo Palancas’ se percibe”.
El gran énfasis en la novela ‘La balada del abuelo Palancas’ tampoco fue por casualidad. Esta obra semi-autobiográfica cuenta la historia de tres generaciones de una familia manchega y de cómo la guerra civil y el período de posguerra atormentaron a esta familia, aunque no la quebraron. Uno de los protagonistas, el abuelo Palancas, es hacedor de vino, vinatero y cabrero, de ahí el símbolo tan importante de la cabra. Por otra parte, más allá de la obra, el abuelo de Félix Grande también era cabrero y, en algún momento, el propio Grande, con un hermano suyo, sin abandonar sus estudios, se dedicó a cuidar a las cabras. Por otro lado, como destacó Ángel Simón, la cabra también sirvió como vínculo clave entre los distintos fragmentos que se fueron acumulando de todas las obras leídas.
“De toda esta obra tan fragmentaria, aunque se vayan repitiendo temas, se trata de mucho material y ligarlo dramáticamente no es fácil. Entonces, las cabras nos permitieron ir observando su comportamiento, su movimiento, su quietud, todo lo que dan para imaginar, su mirada; nos permitieron asumir dramáticamente tanta fragmentación. Nos permitieron jugar con el sentido semántico y una cierta desubicación.”
Al principio, ‘Cuando las cabras juegan a los dados’ estaba destinada exclusivamente al público adolescente de los institutos. No obstante, a medida que pasaba el tiempo, la obra fue evolucionando y así surgió una versión para un público bien diverso, tal como resaltó Ángel Simón.
“Nosotros tenemos la costumbre de ir, o el hábito, aunque no sé si siempre, de seguir evolucionando la obra a medida que la vamos poniendo a prueba. Entonces, hubo, por un lado, la obligación, el contrato de presentar la obra para estos alumnos, para esta gente joven y los profesores, y luego, para un público abierto. Saben que en una obra de teatro puede aparecer gente de lo más diversa. Entonces, fuimos viendo que para los chicos algunas cosas funcionaban y para los adultos… se quedaban un poco fuera de tono.”
Simón subrayó que una de las tareas más importantes de esta pieza es transmitir los mensajes más entrañables de la obra de los Grande, especialmente aquellos que provienen desde la posición de las personas que se encontraron cara a cara con la guerra y sus devastadoras consecuencias.
“Cómo superar el dolor, cómo superar el miedo, el miedo al hambre, la desconfianza, cómo superarlo a través del lenguaje, la confianza, los valores, el respeto, el cariño mutuo.”
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La preparación de la obra tampoco estuvo exenta de momentos muy divertidos para el equipo. Por ejemplo, mientras vivían en una zona del campo de Galicia, el grupo invitó a unos amigos a visitarlos. Después de varios días con los actores, los invitados revelaron que terminaron sin saber si estaban hablando con sus compañeros o con las cabras. Sonia Ruiz Parra se acuerda, por su parte, de otra ocasión en la que los actores se toparon por casualidad en su camino con una cabra muy amistosa.
“Recuerdo un día, posterior a la última función que hicimos en Galicia, en Ferrol, vivíamos en el campo, cerca del océano, así que al día siguiente fuimos al agua, dos de las cabras, y decidimos volver a casa. Pero decidimos volver a casa por el camino más largo y nos vimos en medio de una peregrinación, en una trashumancia que es lo que viven estas cabras en su búsqueda de reposo y refugio.”
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Ángel Simón también recuerda esta cabra con mucho cariño.
“Era una cabra muy especial. Nos hicimos amigos. A partir de entonces, la fuimos a visitar. Una cabra amistosa, con gran facilidad venía a saludarte, le gustaba que le agarraras los cuernos. ¡Era una preciosidad de cabra!”
Intérpretes
Sonia Ruiz Parra , actriz, directora de teatro, profesora
Xacobe Lamas Carral , violín
Pablo Seoane Rodríguez , piano
Rodrigo Casillas , actor
Ángel Simón , actor, director de teatro