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«Si sigues comiendo animales te acabaré odiando»

Campaña de los veganos para persuadir a sus familias

COMUNICADO de Liberta

La asociación de defensa y liberación animal Liberta informa que se están desarrollando en el mundo campañas muy novedosas e imparables para expandir el veganismo a una mayor velocidad. El poeta y dramaturgo Ángel Padilla, cofundador de Liberta, desde dicha asociación explica que “En concreto, una de las iniciativas con más futuro y presente es la que se trabaja dentro de las familias, cuyo lema es “Si sigues comiendo animales te acabaré odiando”, donde los familiares veganos les dicen a sus familiares que no lo son que si prosiguen con la alimentación carnívora, lograrán finalmente conseguir un desafecto completo por parte de ellos e incluso que los odien, puesto que el veganismo ha crecido mucho en el mundo y no hay ya familia más o menos grande que no tenga en sus filas un vegano o más, y con ello el enfrentamiento ético es una constante diaria, que hoy se resuelve con la mencionada advertencia.


La campaña “Si sigues comiendo animales te acabaré odiando” (cuyo eslogan varía según el país; también se usa “Cada vez te quiero menos si no te haces vegano” y otros de parecida índole), consiste en que eso mismo dirán los veganos a sus familiares, convivientes cercanos o lejanos, para que dejen de comer animales dañando con ello tanto a quienes se comen como a sus familiares veganos que por ello sufren. Además de que cada vez más se sabe a voces que la mayor fuente de contaminación que genera el calentamiento global es la explotación animal. Dejar de comer animales —explican— será sin duda la salvación de esos animales pero también del único mundo que habitamos, la Tierra. Esta campaña representa, sin duda, un ultimátum. Una guerra abierta a favor de la liberación animal en el núcleo del problema: dentro de cada familia, en los millones de familias del mundo. Para que el veganismo, la moral animalista, se irrigue desde su raíz, cada familia, todas las familias de los habitantes de las metrópolis, de la Demanda millonaria de consumidores de animales del mundo.

Se informa de que en Alemania está comenzando entre los activistas dicho estrechamiento de la presión para el respeto a los animales desde los familiares veganos hacia los que no lo son; aunque al parecer el empeño lleva realizándose desde al menos hace dos años en Australia, más concretamente en Melbourne. Asociaciones de varios países interesados en tal campaña intrafamiliar están aliándose para trasladar al idioma de cada país los eslóganes e implementar finalmente en todo el mundo “esta justa, higiénica y libertadora en grado sumo idea”, informa Lola Becker (Wolfsverteidigung EA).

Citan a Víctor Hugo cuando dijo que la idea más poderosa es aquella a la que le llegó su tiempo. “Y sin duda, si hay un tiempo en que la focalización hacia el mayor horror —que produce, por expansión de males, todos los demás que nos asolan a todos en esta tierra y a la misma tierra—, que es el holocausto animal, la esclavitud animal en el mundo; nuestro tiempo es ese tiempo.”, explica el poeta y activista antiespecista español Ángel Padilla.

La campaña “Si sigues comiendo animales te acabaré odiando” con pormenores

Liberta, junto a otras entidades, informan de que “Nada en el mundo humano se movería (al menos no igual como lo hace ahora) si de pronto se aboliera mundialmente el uso de los animales y se declarase que han de ser libres, todos ellos, de inmediato. Pero eso no sería malo, que se detuviese un mundo de máquinas que se mueven e irrigan con sangre y dolor —informan—, porque habría dos buenas nuevas: los animales serían respetados por fin, así como los ecosistemas, con lo que la Tierra tendría, acaso, una oportunidad para paliar el calentamiento global y todos los desastres planetarios a él asociados. Además de que los países pobres denominados terceros y segundos mundos tornarían a poder comer y beber, porque lo que ellos no tienen es lo que los carnívoros del mundo tienen de más.

Explican que el movimiento animalista avanza mucho, pero no todo lo rápido que debiera, porque se han dado cuenta de que dejaron de lado un factor, el más importante donde “trabajar”: “nuestras propias familias y entornos cercanos. En las familias es donde se desarrolla la visión del mundo. La visión conjunta de todos los ciudadanos sobre el mundo y la vida. Qué se piensa, cómo se piensa, qué se debe pensar y cómo se debe pensar.” Insisten: “Nuestras propias familias son las que nos obligaron a adoptar un hábito alimenticio criminal, devolvámosle el 'favor' educándolas en el respeto a los animales, también por imposición”.

Familias y más familias, millares, millones de familias configuran la humanidad. La humanidad que ahora es carnívora —dicen— porque ha escuchado demasiados siglos un pensamiento único, y que ahora vamos a sacar del marasmo con la verdad para una vida con respeto a todos los seres del mundo, pese lo que pese al capitalismo, que es la abstracción —además de la fisicidad más horrible y destructora— que desea dominar, desangrar hasta su última gota, con su afán ciego esquilmador todo lo vivo, el capitalismo busca hacer caer hasta el último árbol, dejar seca hasta la última vaca. “El mercado global mundial fabrica horror y lo pisa todo con horror”, sentencian.

Mirando hacia atrás en las luchas sociales

En la lucha contra la esclavitud animal, al final de esta, los popes se comenzaban a plegar a la idea del pocoapoquismo, ya que no querían los políticos de la época liberar a los esclavos del todo, o sea, no querían declararlos hombres y mujeres libres y ofertaban la falacia y abstracción de una “liberación progresiva”. Ante este espanto y tomadura de pelo supinos, emergieron las comisiones de mujeres lideradas entre otras y sobre todo por Elizabeth Heyrick para gritarles a los líderes del movimiento y a todo el mundo que los esclavos debían ser liberados para Ya, no poco a poco. Las comisiones de mujeres iban casa por casa hablando de los males del azúcar que provenía de la sangre de los esclavos. Casa por casa. Y así lograron, después de más de medio siglo de lucha antiesclavista por todo el mundo pero sobre todo desde Inglaterra, donde nació el movimiento en cuestión, que la abolición de la esclavitud negrera fuese un hecho. “Los plantadores de las Indias Occidentales han ocupado un lugar demasiado destacado en el debate en esta cuestión. Y los abolicionistas han demostrado demasiada cortesía y comprensión hacia esos caballeros”, con esta rotundidad se expresaba Elizabeth Heyrick exigiendo, con su folleto escrito en 1824 de nombre “Inmediate, not Gradual Abolition (Abolición inmediata, no gradual).

Una iniciativa que dará lugar a otras de igual naturaleza

Los animalistas explican que “Así como Heyrick fue con las comisiones de mujeres casa por casa y ellas mismas a sus familias persuadían para que no colaborasen con la explotación de los hombres y las mujeres africanos que morían al sol en los campos de algodón americanos injustamente, el movimiento animalista, sin dejar de realizar todas sus acciones en abierto en sociedad, manifestaciones, acciones directas, creación de obras de arte que conmoviendo sobre la realidad animal rompan el conjuro perverso especista y lógrese con ello más individuos activos para la causa de la libertad, se enfatizará el esfuerzo en la familia de cada uno.” De hecho, los veganos cuentan que muchos de ellos ya se niegan a sentarse a la mesa de familiares que comen animales, eso se hace desde hace tiempo. “Pero este empeño que ahora comienza busca acorralar aun más, y ya del todo, a quienes conviven con nosotros y realmente no nos quieren, porque si nos quisieran se harían veganos: hacerse veganos es lo más sencillo del mundo, y si no lo hacen es porque no nos respetan, y todos sabemos algo tan sencillo como que quien no nos respeta es imposible que nos quiera.”

El mensaje se traslada a los familiares: que ahora vamos en serio y que deben decidir, dar el paso fundamental. Quienes, primero reticentes, incluso muchos bromearán, se tomarán el asunto a simpleza, después, al no cerrar filas del empeño los veganos insertos en cada familia, deberán tomar una decisión importante: o dejar de comer animales y seguir teniendo el afecto y la cercanía de sus familiares veganos, o el verse privados de afecto desde ellos —merecidamente— e incluso en muchos casos la amenaza será el marcharse de esa casa el vegano o la vegana si bajo su techo se sigue comerciando y participando del holocausto animal.

Cualquier forma de persuasión sobre este aspecto es válida. Lo importante, sobre todo, es que los familiares se tomen en serio lo que el vegano o la vegana dice: que desde el día en que lo dice cada nuevo día les querrá menos e incluso podrá dejar de hablarles, y como decimos, marcharse. Para no compartir vidas con gente que naturaliza el asesinato, la soledad y el dolor de las infectas naves de la explotación animal, que asumen como buenas todas las formas de abuso y martirio animal como la pesca y la caza y la vivisección.

Becker apunta que “Esto era normal que ocurriese, que al final cuando la moral animalista está lo suficientemente alta —y ya lo está— en el aire, los animalistas, los veganos, señalen a los que comen y usan a los animales, da igual que sean familiares; más aún, sobre todo, ya, a los familiares.

Fuerte presión a los carnívoros en bares y lugares de comidas donde se coman animales

Otra idea, extensión de la anterior —y que ya se está implementando en ciertos lugares—, es la composición de grupos de veganos que asalten bares y lugares públicos donde se consumen con total impunidad animales, entren con carteles de imágenes de animales en la realidad de la explotación animal, y rodeen las mesas, quietos y sin decir nada, que hablen las imágenes. Carteles o pcs con imágenes en movimiento de lugares de explotación animal. Lo que se busca es una conmoción pública de primer orden. Lo que se persigue es que quien come animales y lo ha naturalizado en público y en el hogar como algo legítimo que no le genera problemas, ahora comience a generárselo. Se persigue ruborizar, como mínimo, a los consumidores, masticadores, de animales. Cada grupo de veganos decide cuándo se ha trasmitido el mensaje con suficiencia en los lugares donde incurran, es decir cuándo marcharse. Se trata de una lucha pacífica pero que en su simiente es muy agresiva, porque quienes se vean de pronto en restaurantes y lugares de comidas donde consumen animales, rodeadas sus mesas por personas de pie con imágenes de esos mismos animales en sus realidades de torturas hasta llegar a los platos, se sentirán violentados y reaccionarán de muchas maneras.

“En la actualidad existen grupos de influencia mundial animalista que muestran en las calles con ordenadores abiertos a los viandantes imágenes de tortura animal en la explotación animal. Ahora lo que se busca entre otras cosas es que ese “mira lo que te comes, por lo que pasó” se produzca además en los lugares de comidas, en el corazón mismo donde se ejecuta el ritual cotidiano de ser cómplice del holocausto animal masticando a sus víctimas”.

La historia de todas las luchas grandes que han nacido del seno humano —resumen— nos indica que no han transcurrido siempre en forma amable, más al contrario, cuando menos amable es una lucha es cuando comienza a dar sus frutos, cuando se convierte en problemática. Es sencillo. Si alguien lo interpreta como una amenaza, seguramente lo sea. Entendiendo amenaza como advertencia de algo que ocurrirá realmente y producirá dolor. El desafecto, la espalda dada por algún familiar que quieres, es una quiebra. El señalamiento social es una medida de acción de primer orden. Los movimientos animalistas que participan de estas iniciativas insisten en que lo que ahora hacen es exactamente igual a lo que ellos han sentido, antes los apartados y acorralados eran ellos, los veganos, ahora se da la vuelta la situación y los veganos pondrán el foco en “los verdaderos culpables, directos, de la situación infernal de los animales en el mundo humano: la demanda de los comecadáveres, que deberán ser señalados como monstruos bajo la luz del sol, para que declinen en sus hechos salvajes y horribles de inmediato. “Así el veganismo se extenderá por el mundo a velocidad de vértigo afirman Becker y Martine Hofmann (Wolfsverteidigung), y la liberación animal será una realidad pero ya no porque la rogamos o pedimos sino porque la exigimos.”


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