El Festival de Cine Kurdo de Londres (LKFF, por sus siglas en inglés) ofreció al público una ventana cinematográfica a la historia, las tragedias, la resistencia y la riqueza cultural del pueblo kurdo, informa ANF.
Con el tema de este año, “Una vez más, el Halay” (Dîsa Govend), el festival no solo reflejó el dolor, sino que también llevó a la pantalla historias de esperanza, lucha y vida.
El Kurdistán en la gran pantalla
El festival se inauguró con A Happy Day del director Hisham Zaman. Ambientada en un campo de refugiados en Noruega, la película termina en tragedia y confronta al público desde el primer momento con la fragilidad de las vidas desarraigadas del Kurdistán.
The Bar, del joven director Bilal Korkut, destacó por su atmósfera melancólica tejida a través de la sensibilidad poética del poeta kurdo Arjen Ari. La película presenta un diálogo impactante entre un kurdólogo estadounidense y personajes atrapados en la memoria histórica del pueblo kurdo. Aunque termina en una tragedia inevitable, lleva a los espectadores a un profundo viaje interior.
Historias que tocan la memoria colectiva
El docudrama The Third Exile de Mediha Güzelgün se centró en los recuerdos de mujeres que fueron testigos de la Masacre de Maraş, mientras que Good Morning (Rojbaş) de Özkan Küçük llevó a la pantalla la resistencia persistente del teatro kurdo frente a décadas de represión. El actor Kemal Ulusoy, que aparece en la película, destacó que esta resistencia es un reflejo de la realidad vivida del pueblo kurdo.
In the Blind Spot de Ayşe Polat sostuvo un espejo frente a la oscura historia reciente de Turquía a través de la lente de los asesinatos políticos no resueltos. Cortometrajes como The Island y My Son exploran un amplio espectro de heridas sociales, desde la crisis ecológica hasta las limitaciones de las estructuras familiares conservadoras. El cortometraje A House Close to the Sun retrató el dolor y la esperanza de un sastre kurdo que resistió los ataques del ISIS.
La resistencia de las mujeres y la lucha contra el ISIS
Las historias de mujeres ocuparon un lugar central en el festival. The Virgin and the Child de Binevsha Berivan cuenta la historia de una mujer yazidí que confronta a su violador del ISIS en Bruselas, mientras que el documental Syria’s Ticking Time Bomb de Kawa Akrewi destaca los riesgos de seguridad que representan las decenas de miles de miembros del ISIS retenidos en campamentos en Rojava.
The Winners de Soleen Yusef sigue a Mona, una joven que migra de Rojava a Alemania y lucha por reconstruir su vida a través del fútbol. Inspirada en un familiar que luchó en las Unidades de Protección de Mujeres (YPJ), la película también explora las dimensiones profundamente personales de la resistencia.
Confrontando a través de historias reales
El documental The Girls of the Sun de Reber Dosky retrató el proceso de rehabilitación de mujeres yazidíes secuestradas por el ISIS. Uno de los momentos más emotivos del festival ocurrió cuando Sarab Nayif, una de las mujeres reales cuya historia aparece en la película, subió al escenario y compartió su experiencia con el público.
A lo largo del festival, mesas redondas reunieron a directores, actores y espectadores para explorar el futuro del cine kurdo, los desafíos de hacer cine y la intersección entre arte y política. Con 58 películas proyectadas, el festival ofreció un poderoso reflejo de cuánto ha avanzado el cine kurdo.
El cine kurdo ha crecido a través de la resistencia
El político kurdo Osman Baydemir describió el festival como “un reflejo de la memoria y la resistencia de un pueblo llevadas a la gran pantalla”.
La crítica de cine Seray Genç destacó en particular The Third Exile, afirmando que dejará una huella perdurable en la memoria de la diáspora de Maraş.
La directora de programación del LKFF, Şehriban Suyur, señaló que este año se contó con más directoras y que el festival puso un énfasis especial en las historias de las cuatro partes del Kurdistán y de la diáspora.
La directora Soleen Yusef subrayó la importancia de la solidaridad entre cineastas kurdos, diciendo: “Es esencial que los cineastas kurdos recorran este camino juntos. Estos festivales son un paso importante hacia la institucionalización del cine kurdo.”
El periodista y educador kurdo Alaaddin Sinayiç, que ha contribuido durante mucho tiempo a la realización del LKFF, dijo: “Todas estas películas se esfuerzan por crear un gran significado con presupuestos muy pequeños. Pero ahora debemos trabajar para que el cine kurdo crezca y se desarrolle aún más.”
Mostramos en pantalla las heridas que aún sangran
El director Bilal Korkut, cuya película se proyectó en el festival, respondió a las críticas sobre el enfoque del cine kurdo en el dolor: “Nuestras películas reflejan la realidad de nuestro pueblo. Donde sea que tu herida aún sangre, ahí es donde apuntas la cámara. Cuando esa herida finalmente sane, entonces nos volveremos hacia películas más ligeras y alegres.”