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105.000 razones para dejar de financiar la tortura

Alicante Antitaurina

Lo que ocurri贸 en el 煤ltimo pleno del Ayuntamiento de Alicante fue el en茅simo ejemplo de c贸mo el poder pol铆tico se arrodilla, una vez m谩s, ante el lobby taurino. Una moci贸n sensata, razonable, pac铆fica —como todas las que piden que el dinero p煤blico no sirva para financiar tortura— fue ridiculizada y rechazada. ¿Por qu茅? Porque hay partidos que siguen anclados en un concepto de cultura que huele a sangre, a privilegio, a clientelismo.

Pero vayamos al grano. Hablemos de n煤meros: 105.000 euros es el salario aprobado para el director de la Escuela Taurina Municipal de Alicante. ¿Cu谩ntas personas estudian all铆? 19 alumnos. Echen cuentas: m谩s de 5.500 euros por alumno, solo en direcci贸n. Pero eso no es todo. La moci贸n denunciaba que en total, incluyendo actividades, personal, premios y cert谩menes, el Ayuntamiento destina m谩s de 80.000 euros anuales a la tauromaquia.

Mientras tanto, asociaciones culturales, grupos de teatro independiente, programas de arte comunitario, proyectos sociales, huertos escolares, actividades para mayores o iniciativas por la salud mental luchan por sobrevivir con ayudas rid铆culas —si es que las hay—. Pero la tortura en plaza tiene v铆a libre y presupuesto asegurado.

¿Esto es cultura? ¿Esto es progreso? ¿Esto es lo que defienden los representantes p煤blicos en una ciudad que presume de moderna y europea?

En el pleno escuchamos de todo. Intervenciones predecibles desde el sector taurino: que si el toro es cultura, que si es econom铆a, que si sin festejos se extingue la dehesa, como si el ecosistema espa帽ol dependiera de las banderillas. Pero lo m谩s lamentable no fue eso. Lo m谩s lamentable vino del concejal socialista Miguel Castell贸, que decidi贸 no solo abstenerse de apoyar la moci贸n, sino atacar con desd茅n a quienes la defendieron. Un concejal con doctorado en Filosof铆a y formaci贸n humanista que, en lugar de reflexionar sobre el sufrimiento y el valor de la vida, prefiri贸 hacer juegos malabares con tecnicismos para esquivar el debate 茅tico. Un concejal que, en vez de dar ejemplo desde su supuesta sensibilidad progresista, opt贸 por decir que la moci贸n “no era antitaurina” porque no ped铆a directamente la prohibici贸n.

Claro que no ped铆a prohibir, se帽or Castell贸. Ped铆a algo m谩s b谩sico: que dejemos de pagar todos lo que solo disfrutan unos pocos. Ped铆a justicia fiscal. Ped铆a democracia. Ped铆a coherencia.

La hipocres铆a se hizo evidente cuando muchos de quienes se declaran cristianos —y hay varios en el pleno— defendieron, sin sonrojarse, una pr谩ctica que consiste en acribillar un animal vivo con espadas ante la mirada de ni帽os y ni帽as.

¿En qu茅 parte del Evangelio se justifica el derramamiento de sangre como espect谩culo infantil? ¿D贸nde encaja eso con el mensaje de compasi贸n, de amor por las criaturas, de cuidado del d茅bil? O la Biblia ha cambiado mucho, o algunos interpretan la palabra de Cristo en funci贸n de su carnet de abonado.

Desde Alicante Antitaurina, colectivo integrado por voluntariado y fedatarias de la ILP “No es mi cultura” para derogar la Ley 18/2013 —esa ley que se inventaron para blindar la tauromaquia como “patrimonio cultural” mientras la sociedad se alejaba de ella— decimos alto y claro: no con nuestro dinero. Alicante fue uno de los territorios donde m谩s firmas se recogieron, donde m谩s ciudadan铆a se implic贸, donde m谩s calles, mesas, conciertos y mercados vieron a personas explicando pac铆ficamente que el dolor no es arte y que la violencia hacia los toros no no educa.

Y por eso duele tanto ver c贸mo nuestros representantes ignoran esa voluntad popular. C贸mo prefieren proteger a los suyos —porque esto no va de cultura, va de redes de poder, va de clientelismo— antes que escuchar a una ciudadan铆a que cada d铆a tiene m谩s claro que el futuro no pasa por el albero ni por la muleta casposa.

Esto no es una guerra cultural. Es una exigencia 茅tica. Lo que est谩 en juego no es solo el bienestar animal. Es el modelo de ciudad que queremos. ¿Una ciudad que financia muerte o una ciudad que impulsa vida?

Mientras se gasta ese dinero en premiar a toreros, ampliar ferias, mantener escuelas que apenas tienen alumnado real, se cierran servicios, se recortan ayudas, se eternizan listas de espera para psicolog铆a infantil o atenci贸n a la dependencia. Pero claro, la fiesta nacional no se toca. A eso no se le llama cultura. Se le llama prioridad ideol贸gica camuflada de tradici贸n.

En 2025 no hay justificaci贸n posible para mantener la tauromaquia con dinero p煤blico. Que existan personas a las que les gusta matar animales p煤blicamente ya es grave. Que adem谩s tengan que cobrar por ello con fondos p煤blicos es una ofensa a la inteligencia y a la 茅tica.

El concejal Castell贸 dijo que si los festejos se autofinancian, pueden seguir haci茅ndose. En eso coincidimos. Que se autofinancien. Que busquen patrocinadores privados. Que monten rifas, crowdfundings o lo que quieran. Pero que no lo pague el pueblo. Despu茅s desplazaremos nuestra lucha hacia otros objetivos para conseguir la abolici贸n, s铆, la abolici贸n de la barbarie taur贸pata.

Porque si algo qued贸 claro en el pleno, es que cuando se trata de defender a los taurinos, algunos pol铆ticos se ponen el capote. Pero cuando se trata de defender la dignidad, los derechos emergentes, la compasi贸n o la justicia fiscal, prefieren mirar para otro lado.





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