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El Hombre y sus Huellas


Por Mauricio Casta帽o H 
historiador
Colombiakr铆tica

Rastros, Huellas

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El hombre y sus huellas. Tan s贸lo basta ser, existir para tener rastros, toda acci贸n emprendida es una huella a seguir, a leer ante los ojos atentos que le saben mirar. Las huellas del caminar, incluso si se camina con torpeza hacia atr谩s queriendo despistar, ya indican la direcci贸n del viaje, hacia donde fue la marcha, all铆 est谩 el polvo dejado por la suela de los zapatos, indican los posibles tiempos y lugares por donde se estuvo. Aquellos zapatos que encabezan este escrito son y nos recuerdan a Vincent Van Gogh


Otro tanto pasa con las huellas de los dedos de nuestras manos, develan nuestra identidad, los malhechores usar谩n guantes para evitar ser descubiertos, pero no escapar谩n ante el rastro de una simple gota de sangre dejada en un leve desliz, incluso con un simple pelo de su cabellera ser谩n descubiertos por el forense. Ni qu茅 decir de los etn贸logos y antrop贸logos que trabajan con los desechos, lo m谩s sucio que est谩 bajo tierra, unos huesos, unas prendas en lo m谩s profundo de la tierra ser谩n extra铆dos para entregarnos todo un mundo ya ido.


Lo dejado, lo abandonado, lo asquiento, son materia, son huellas dejadas y despreciadas por lo sucio y nauseabundo. «Abyecci贸n, lo que inspira asco, suscita repulsi贸n, del lat铆n abjectus, de abjicere, lo que es echado lejos de s铆, lo que es arrojado a la tierra. De aqu铆 la idea de separaci贸n y de alejamiento.» (Dagognet, Detrictus, Desechos, lo Abyecto, ed.  Piedra Rosetta, Medell铆n, 2024)


Incluso en las basuras, en los deshechos nos entregamos en lo que somos, en lo m谩s 铆ntimo de nuestro ser: all铆, en lo deshecho, en las basuras est谩n los rastros, las huellas de nuestra ingesta, de nuestros h谩bitos cotidianos que desplegamos en nuestra vida. Existe en los ascos y las fobias todo un drama metaf铆sico, toda una sociolog铆a ante la mirada atenta del investigador. En la materia se encuentra lo mejor para revelar al ser y al mismo mundo, ella es memoria materializada.


Seres y Cosas


Seres y cosas hacen parte de un mismo universo indisoluble, tener polo a tierra, principio de realidad y no del deseo, se dice de quienes est谩n conectados con el mundo real, est谩n conectados con las cosas, y quien se enajena, quien orbita por el mundo de los solos ensue帽os, de los solos deseos, ser谩 retrotra铆do con la ergoterapia all谩 en las salas terap茅uticas, ps铆quicas o psiqui谩tricas. C贸mo olvidar que homo faber quiere decir el hombre que f谩brica, que hace cosas, nuestro Ser ligado a las cosas que fabricamos. El trabajo es ontol贸gico.


El Todo y la Parte


El ser est谩 impregnado de todo lo que lo rodea, dif铆cil escapar a las partes de esa unidad que somos, que nos conforma. Un fragmento, la incompletitud nos entrega el todo, un fragmento de roca es una enciclopedia para el ge贸logo. Dice Nietzsche, fil贸sofo y aforista, citado por Dagonet (Ibid. p.12): «'Lo incompleto produce m谩s efecto que lo completo… Al citar los m茅ritos conocidos de un hombre, si es completo o extenso, se hace nacer siempre la sospecha que esos sean sus 煤nicos m茅ritos'. En resumen, s贸lo lo completo insin煤a dudas y parece finalmente lagunar, mientras que no dejamos de completar lo parcelario.' Seres fijos como las plantas y m贸viles como las especies animales. Por lo dem谩s, el Ser se define por su identidad consigo mismo, es decir, su permanencia


Pero el desprecio hacia las cosas, hacia las pobres cosas, la desvalorizaci贸n de la materia ser谩 instalado desde la filosof铆a antigua con Plant贸n que deval煤a lo sucio, lo vil, lo impuro que es lo material. Y entonces advendr谩 la toma de partido por la sola idea y lo mero espiritual, todo tan alejado de la misma materia, de un real que da soporte existencial. En realidad, lo que domina no es dualismo sino un monismo, la sola idea divorciada de la materia, de lo concreto. Pero de no olvidar que sobre el esti茅rcol crecen las m谩s bellas flores, y lo podrido y nauseabundo nos entregan los mejores quesos y los mejores vinos. El ser est谩 ligado a las cosas que lo realizan y lo evidencian, son rastros, huellas de la propia existencia.

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