Liberar al Lobo (y a la Tierra) de la ganader铆a y de la amenaza humana (y a los dem谩s animales de la explotaci贸n)
Rebeldes Indignadas
Durante d茅cadas, nos han hablado de coexistencia entre ganader铆a extensiva y fauna silvestre como si fuera un equilibrio posible. Sin embargo, la realidad demuestra lo contrario: en los campos donde pasta el ganado (un t茅rmino especista, despectivo, entendido como animales explotados), el lobo desaparece. No por casualidad, sino por sistema. El conflicto entre la conservaci贸n del lobo ib茅rico y la producci贸n de carne no es un problema de “gesti贸n”. Es una contradicci贸n estructural. Y ha llegado el momento de elegir: ganado o lobo. De hecho, el lobo representa a todos los animales silvestres, desplazados o exterminados porque interfieren en el negocio de la explotaci贸n animal.
La falsa promesa de la coexistencia
Muchos defensores de la ganader铆a extensiva se apropian del discurso ecol贸gico para justificar pr谩cticas que, en realidad, est谩n en el coraz贸n del problema. Proclaman que hay que “convivir con el lobo”, mientras exigen subsidios por ataques, autorizaciones para matarlos, o directamente impulsan campa帽as de odio hacia este animal disfrazadas de gesti贸n poblacional. La coexistencia es, en estos t茅rminos, una trampa sem谩ntica; se traduce en tolerar al lobo solo cuando no molesta y eliminarlo en cuanto hace lo que la naturaleza le dicta: sobrevivir y hacerlo de una manera que resulta enormemente beneficiosa para los ecosistemas; no obstante, como agradecimiento son exterminados sin la menor misericordia . La situaci贸n actual no difiere en absoluto de aquellas fat铆dicas Juntas de Extinci贸n de Animales Da帽inos y Protecci贸n de la Caza, que operaron como tales entre 1954 y 1962 y que fueron creadas para justificar la matanza de miles de animales (lobos incluidos) por resultar perjudiciales para la caza y la ganader铆a. Las sucesivas (y previas) normativas al respecto siempre han tenido como objetivo "liberar" el espacio silvestre para la industria ganadera. A modo de ejemplo, el 煤ltimo lobo registrado en el Pa铆s Valenciano fue abatido en 1953 en Sinarcas, en la provincia de Valencia. Anteriormente, la presencia de lobos en la regi贸n era habitual, pero la persecuci贸n humana, especialmente en los siglos XIX y XX, llev贸 a su declive y eventual desaparici贸n, al igual que ocurri贸 en la mayor parte del territorio estatal.
No es el lobo: es el especismo
El modelo alimentario actual, basado en animales, implica domesticaci贸n de individuos sintientes cuyos intereses nada tienen que ver con acabar en el men煤 humano, ocupaci贸n de territorio, fragmentaci贸n del h谩bitat, presi贸n sobre los ecosistemas y un sistema de subsidios que premia la presencia de los animales destinados a los mataderos y penaliza la de depredadores o competidores; es decir, la pr谩ctica totalidad de las especies silvestres. En otras palabras: no hay espacio real para ambos.
El problema no es el lobo, ni siquiera sus ataques; de hecho, tales ataques se traducen en suculentas indemnizaciones, hasta tal punto, que se han desmantelado tramas de corrupci贸n para cobrar ingentes cantidades de dinero p煤blico mediante denuncias falsas. El problema es el supremacismo humano, que insiste en someter a los dem谩s animales a pesar de la abrumadora evidencia de sus capacidades sociales y cognitivas, que hacen muy dif铆cil justificar su explotaci贸n desde la 茅tica m谩s b谩sica; el ser humano no es la 煤nica especie con capacidades complejas de las que pueblan la Tierra; quiz谩 ni siquiera sea la m谩s inteligente, pero no hay duda de que es la m谩s cruel.
La pregunta real, por tanto, no es c贸mo proteger al ganado del lobo; de hecho se trata de individuos que acabar谩n en los mataderos, por tanto, lo que se protege es el negocio de la explotaci贸n. La pregunta es: ¿Por qu茅 seguimos criando animales domesticados en pleno colapso ecol贸gico? ¿Por qu茅 seguimos invirtiendo recursos p煤blicos en una actividad 茅ticamente inaceptable, que acelera la p茅rdida de biodiversidad, contamina acu铆feros y contribuye en gran medida al cambio clim谩tico? En definitiva la cuesti贸n es: ¿C贸mo proteger a los lobos y al resto de la vida terrestre libre (la poca que queda) de la invasi贸n humana y su estela de explotaci贸n y destrucci贸n? Y sobre todo: ¿C贸mo es posible que esta cuesti贸n fundamental se ignore incluso desde el ecologismo habida cuenta que tenemos ya encima una crisis exponencial de extinci贸n de la vida terrestre, humana incluida, por d茅cadas de silenciamiento de estas preguntas clave?
La principal forma de garantizar la supervivencia del lobo y otros depredadores es eliminar la ganader铆a. No bastan zonas protegidas ni normativas: si hay vacas, ovejas y cabras ocupando el monte, no habr谩 lobos porque ser谩n asesinados. El territorio no es infinito. No obstante, la cuesti贸n de la explotaci贸n animal sigue fuera de las agendas gubernamentales, lo que tiene cierta l贸gica, aunque sea una l贸gica de naturaleza perversa, teniendo en cuenta que el Estado es garante de la econom铆a y del beneficio econ贸mico sobre todas las cosas y tambi茅n, lamentablemente y de manera mucho menos justificable, del ideario de las grandes organizaciones ecologistas, que no solo insisten en obviar los nefastos impactos de la ganader铆a, la pesca o cualquier otra de las miles de formas en las que utilizamos a los dem谩s animales sobre los ecosistemas, terrestres o acu谩ticos, sino que tambi茅n defienden una presunta convivencia entre la explotaci贸n de los animales domesticados y la vida de los silvestres; una convivencia, a todas luces, imposible.
Por eso lamentamos que en el manifiesto de la manifestaci贸n en defensa del lobo del dia 22 de junio se plantee no solo una defensa del lobo sino tambi茅n proteger a l*s ganader*s. Como hemos denunciado desde Rebeldes Indignadas con el informe Oculto a Primera Vista, el lobby ganadero campa a sus anchas en el movimiento ecologista, y, a juzgar por el mencionado manifiesto, se dir铆a que incluso por sectores del movimiento antiespecista. No podemos seguir jugando a falsos posibilismos ni medias tintas. Hay que ayudar a l*s ganader*s, s铆, a transformar su nefasta industria sin futuro en industrias regeneradoras, de prote铆na vegetal y/o santuarios de animales, como demuestran que es posible iniciativas como Transfarmation.
Exhortamos para ello a las entidades ecologistas a sumarse a nuestra Carta Abierta a las grandes organizaciones ecologistas para frenar esta deriva suicida que se limita a ponerle parches al Titanic que se hunde, obviando siempre el cambio sist茅mico profundo, que pasa, siguiendo la propuesta VegAnarQueer, por (1) la transici贸n a dietas vegetales, (2) el decrecimiento profundo y (3) abordaje queer al tab煤 de la superpoblaci贸n: pues 8.000 millones de human*s sedentarias no pueden dejar de ser una fuerza destructiva para el resto de lo viviente en la biosfera, habida cuenta el impacto brutal de fragmentaci贸n y ocupaci贸n de h谩bitats que causamos. El suicidio colectivo es seguir ignorando estos problemas. La utop铆a es que este modo de vida dominante tenga futuro ninguno.
Exhortamos a les activistes a sumarse a una ola regeneradora de cambio, que solo puede pasar por un desmontaje total del supremacismo humano, hacia modos de vida mucho m谩s enriquecedores que los de la t贸xica civilizaci贸n urbana-industrial-digital, de nuevo en coexistencia con el resto de lo viviente, como fue el caso durante la mayor parte de la historia del Sapiens y como demuestran que es posible aun hoy numerosas comunidades ind铆genas. Mutar en el colapso que viene, o desaparecer: la explotaci贸n es contraria a la ley de la vida y tiene los d铆as contados, pues la vida se basa en biodiversidad y simbiosis: hay que desmontar los ubicuos monocultivos de la explotaci贸n.
El rechazo a la explotaci贸n animal libera a los propios animales, tanto a los domesticados como a los silvestres, libera tierras, permite la reforestaci贸n, recupera corredores ecol贸gicos y reduce el conflicto humano-animal. Adem谩s, nos enfrenta a una verdad inc贸moda: no necesitamos usar a otros animales para alimentarnos, ni en ning煤n otro 谩mbito de nuestra vida. Solo lo seguimos haciendo por costumbre, por econom铆a o por miedo al cambio; motivos espurios que poco tienen que ver con una sociedad que pretende ser civilizada, una sociedad del siglo XXI que mantiene atavismos medievales.
Ganado o lobo.
Tenemos que elegir.
No es una met谩fora. Se trata de una decisi贸n 茅tica, ecol贸gica y urgente. Pedir coexistencia mientras se promueve la ganader铆a es como pedir paz mientras se reparten armas. Es incompatible.
La transici贸n hacia la liberaci贸n animal no solo es necesaria para frenar la crisis clim谩tica, sino tambi茅n para restaurar el equilibrio perdido con la vida silvestre. El lobo no es el enemigo. Es el s铆ntoma de una naturaleza que a煤n intenta defenderse. Somos los seres humanos quienes estamos en guerra contra la naturaleza y desgraciadamente, vamos ganando.
Hay que decirlo claro, sin eufemismos ni falsas conciliaciones: si de verdad queremos que el lobo siga vivo, tenemos que dejar de considerar a las dem谩s especies animales como recursos a nuestra disposici贸n eligiendo veganismo, incorporando la perspectiva de especie del mismo modo que, en su d铆a, se incorporaron las perspectivas de g茅nero o de raza por considerar la dominaci贸n de unos seres humanos sobre otros como algo intolerable. Si bien la filosof铆a de la liberaci贸n animal parte de una base emocional, est谩 ampliamente justificada por la ciencia: la 茅tica y la raz贸n nos llevan a considerar a las dem谩s especies animales como merecedoras de consideraci贸n y de respeto, como nuestras compa帽eras de viaje en este peque帽o planeta que seguimos queriendo que sea azul.
