El acuerdo firmado entre el comandante de las Fuerzas Democráticas Sirias, Mazloum Abdi, y el presidente del gobierno de transición en Siria, Ahmed al-Sharaa, el 10 de marzo de este año, representó un rayo de esperanza para estas personas desplazadas, ya que estipulaba la provisión de las bases necesarias para un regreso seguro a las áreas ocupadas de Girê Spî, Serê Kaniyê y Afrin.
Sin embargo, la ocupación turca en curso y la presencia de sus mercenarios impiden la aplicación de estas disposiciones, dada la ausencia de garantías internacionales para proteger a los retornados.
Adula Khalil, una mujer desplazada que vive en el campo de desplazamiento de Girê Spî, dijo: "Hemos estado viviendo en el campamento durante seis años, atrapadas entre la dureza del verano y el frío del invierno, y en duras condiciones de vida".
"Vimos los recientes acuerdos como un rayo de esperanza, pero siguieron siendo tinta sobre papel. No podemos regresar con la ocupación y sus mercenarios presentes". Ella continuó: "Lo que sucedió en Afrin es el mejor ejemplo, donde los retornados fueron sometidos a violaciones graves, incluyendo secuestro, extorsión y acoso, a pesar de las promesas y acuerdos".
Por su parte, Khawla al-Ibrahim dijo: "Los acuerdos no se han implementado sobre el terreno, y la presencia de mercenarios hace que el regreso sea un gran riesgo. Eximos la aplicación real de los acuerdos y la retirada del ocupante de nuestra tierra, como condición básica para garantizar nuestro regreso seguro".
Las dos mujeres desplazadas, junto con miles de residentes del campamento, pidieron a la comunidad internacional y a las partes pertinentes que tomaran medidas concretas para garantizar un regreso seguro y digno a sus hogares, libre de amenazas y violaciones continuas. El campamento de desplazados internos de Girê Spî, establecido por la Administración Autónoma Democrática el 22 de noviembre de 2019, cerca del pueblo de Tal al-Saman, alberga a aproximadamente 7.000 hombres y mujeres desplazados de la ciudad de Girê Spî/Tal Abyad y su campo. Se desplazaron por la fuerza como resultado del ataque turco a la zona el 9 de octubre del mismo año, que provocó el desplazamiento de más de 100.000 personas.
Los residentes del campamento están sufriendo difíciles condiciones de vida y económicas debido a la pérdida de sus medios de vida. Han seguido resistiendo las duras condiciones de vida durante casi seis años, con la esperanza de regresar a sus hogares.
Anha