Este 28J: ¡organizaci贸n y lucha!
COMUNICADO de Lucha Internacioanlista
Un a帽o m谩s, la disidencia sexual y de g茅nero organizada, salimos a las calles para recordar y reivindicar la revuelta de Stonewall, un levantamiento protagonizado por mujeres trans racializadas y migradas, que enfrentaron la brutalidad policial en las calles de Nueva York en junio del 69. Hoy, en un contexto de reacci贸n mundial, recuperar el car谩cter pol铆tico y combativo de aquel d铆a es m谩s urgente que nunca.
En todos estos a帽os de lucha hemos conseguido numerosas victorias gracias a la movilizaci贸n. Conquistas que ayudan a mejorar parcialmente nuestras condiciones materiales, pero que en ning煤n caso son un fin en s铆 mismo. El colectivo LGTBIQ+ debe tener claro el objetivo de nuestra lucha para no caer en la desmovilizaci贸n que, a menudo, acompa帽a a ciertas victorias institucionales. As铆 ocurri贸 en el Estado espa帽ol hace 20 a帽os, cuando se aprob贸 el matrimonio igualitario que —aunque un triunfo— tambi茅n supuso la institucionalizaci贸n de gran parte del movimiento. Adem谩s, la integraci贸n de las disidencias sexuales en el marco de la familia nuclear vino acompa帽ada de una homo normatividad excluyente, que impone un ideal de lo LGTBIQ+, en el que solo encaja el hombre cis gay, blanco y con dinero; todo lo que se escapa a esa norma, todo lo queer, queda fuera de su relato.
Pero la asimilaci贸n en el sistema y la imposici贸n de la homonorma no son las 煤nicas herramientas que el capitalismo utiliza para intentar desactivar el potencial revolucionario de las disidencias. Hoy el capitalismo se viste de rosa para mercantilizar nuestra lucha, despolitiz谩ndola y utilizando nuestros derechos y nuestra simbolog铆a como mera estrategia de marketing. El PRIDE convierte el d铆a por la liberaci贸n sexual y de g茅nero en un desfile de empresas, en puro consumismo, en una fiesta vac铆a. Las multinacionales ti帽en sus logos con el arco铆ris una vez al a帽o, para proyectar una imagen progresista tras la que ocultar explotaci贸n y miseria. El orgullo se transforma en un escaparate neoliberal que esconde la precariedad que atraviesa a las disidencias, donde el desempleo, el acoso, el sinhogarismo o la violencia institucional son el pan de cada d铆a.
Y ni nuestros derechos acaban en el matrimonio igualitario, ni el Pinkwashing del PRIDE o el Capitalismo Rosa contribuyen a erradicar la LGTBfobia. De hecho, el 煤ltimo estudio en el Estado espa帽ol sobre las agresiones al colectivo muestra un aumento alarmante: las agresiones f铆sicas o verbales pasan del 6,80/ % en 2024 al 16,25/ % en 2025, y la discriminaci贸n en 谩mbitos como el empleo, el acceso a servicios o la vivienda afecta al 25,25/ % de personas LGTBIQ+. Y no se trata de poner m谩s polic铆a en las calles ni de reformar el C贸digo Penal: casi la mitad de las personas agredidas no denuncia, por miedo y por desconfianza, hacia las instituciones y el sistema judicial cisheteropatriarcal.
Esta situaci贸n se replica en todo el mundo. El avance de la ultraderecha a escala internacional y el desplazamiento del espectro pol铆tico hacia posiciones cada vez m谩s reaccionarias colocan en el punto de mira a personas migradas, mujeres, y disidencias sexuales y de g茅nero. Figuras como Milei o Trump patologizan a las disidencias, expulsan a personas trans de cargos p煤blicos y llaman abiertamente a combatir la llamada «ideolog铆a de g茅nero» o la «agenda woke». En Europa, gobiernos como el de Hungr铆a proh铆ben las manifestaciones del Orgullo, o se bloquean leyes contra la homofobia y la transfobia, como en Italia, todo el lo ante el silencio c贸mplice y la inacci贸n de partidos que se autodenominan progresistas. Incluso espacios en teor铆a «LGBTI-friendly» como Eurovisi贸n ceden ante estas presiones, prohibiendo a las artistas mostrar banderas queer para «evitar mensajes pol铆ticos», mientras permiten sin reparo la participaci贸n del Estado genocida de Israel. Este avance reaccionario viene acompa帽ado de una ca铆da de caretas: multinacionales como Amazon o Meta, que hasta hace poco participaban del pinkwashing, hoy abandonan esa fachada para alinearse con los gobiernos que ellas mismas han financiado.
Pero estos discursos de odio ya no se limitan solo a la derecha o a la ultraderecha. Cada vez m谩s sectores del movimiento feminista, as铆 como organizaciones que se autodenominan socialistas o marxistas, adoptan argumentos tr谩nsfobos y llaman a movilizarse contra las mujeres trans. Utilizan falacias como el «borrado de las mujeres» o la idea de que las mujeres trans buscan aprovecharse de los espacios o derechos «femeninos», cuando la realidad es muy distinta: las personas trans enfrentan enormes barreras para acceder al empleo, sufren una precariedad extrema y viven en condiciones de exclusi贸n social sistem谩tica. As铆, el PSOE — que hace solo unas semanas celebraba hip贸critamente actos por los 20 a帽os del matrimonio igualitario— cede al discurso biologicista, eliminando la Q+ de las siglas institucionales y reproduciendo estigmas contra el colectivo.
En este contexto, un sector de la ultraderecha instrumentaliza los derechos del colectivo LGTBIQ+ para justificar sus posturas xen贸fobas, racistas e islam贸fobas. Este fen贸meno, conocido como homo nacionalismo, es utilizado tanto por organizaciones — como Alian莽a Catalana— como por gobiernos o estados, como el estado sionista de Israel. Usan nuestra lucha como excusa para impulsar pol铆ticas represivas y genocidas; se valen de la defensa de los «valores LGBTI» 煤nicamente cuando les sirve para reforzar fronteras, legitimar la violencia o alimentar el racismo institucional. Nos corresponde a nosotras desenmascararlos: ni nuestra lucha debe servir para justificar genocidios, ni estos est谩n a favor de nuestros derechos. Al contrario, censuran contenidos queer, permiten terapias de conversi贸n, mercantilizan nuestros s铆mbolos y, por supuesto, excluyen sistem谩ticamente todo aquello que escapa a la homonorma.
El auge de la ultraderecha es una respuesta del sistema capitalista a su crisis estructural. Hace que el debate p煤blico gire en torno a la okupaci贸n, la migraci贸n, o los derechos del colectivo, se帽al谩ndonos como culpables de una profunda crisis econ贸mica que el propio capitalismo causa y es incapaz de revertir. Las 茅lites econ贸micas intentan dividir la respuesta obrera y popular para que esta no se vuelva en su contra; as铆, la ultraderecha se construye desde la exaltaci贸n del nacionalismo, el racismo, el machismo y la LGTBfobia. Es necesario se帽alar y denunciar sus discursos de odio y su hipocres铆a, pero tambi茅n debemos se帽alar las pol铆ticas socialdem贸cratas que, intentando salvaguardar los intereses del gran capital, empujan a la miseria a la clase trabajadora y a los sectores populares. La ola reaccionaria pone en peligro todas las conquistas que, como movimiento, hemos conseguido, pone en peligro nuestras vidas, y la 煤nica forma de pararla es la movilizaci贸n y la organizaci贸n. Por eso es necesario organizar una respuesta unitaria, combativa y al margen de instituciones y gobiernos. Pero la defensa de los derechos de mujeres y disidencias no puede desligarse de la lucha de las personas migrantes y racializadas ni del conjunto de la clase trabajadora.
¡¡Este 28J tomamos las calles contra el pinkwashing y el homo nacionalismo, por la libertad de todos los pueblos oprimidos, y por el fin del sistema capitalista y cisheteropatriarcal!
Contra la precariedad a la que nos condena este sistema, exigimos leyes integrales, trans y LGBTI que avancen hacia la erradicaci贸n de las desigualdades sociales y laborales de todas las disidencias sexuales y de g茅nero.
Contra el machismo y la LGTBfobia, exigimos pol铆ticas de prevenci贸n y reparaci贸n y recursos para su aplicaci贸n. Por la separaci贸n real de la Iglesia y el Estado y por una educaci贸n, sanidad y servicios sociales 100 % p煤blicos y con perspectiva de g茅nero.
Contra la instrumentaci贸n de nuestra lucha; porque nuestros derechos no sirvan para justificar pol铆ticas racistas y xen贸fobas. ¡Por una Palestina libre desde el r铆o hasta el mar!
28 de junio de 2025
Lucha Internacionalista