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Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía

COMENTARIO A  TIEMPO

Teodoro Rentería Arróyave


México

 

QUERÉTARO, QUERÉTARO. Después del tránsito de más de año y medio, casi 19 meses, por salas de espera, consultas, análisis y estudios, inclusive de lo más sofisticados por complejos en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía “Manuel Velasco Suárez”, puedo afirmar en conciencia que los mexicanos contamos con instituciones médicas de tercer nivel a la par de sus homólogas mundiales, a las cuales tienen acceso pacientes de condiciones económicas paupérrimas hasta las pudientes, puesto que prevalece la regla humanitaria de quien solicita previa necesidad y apremio, es atendido en igualdad y respeto.   




 

En lo personal, desde siempre he mantenido un gran respeto y reconocimiento a las instituciones de medicina de tercer nivel que son hospitales y centros de alta especialidad que brindan atención médica de superior complejidad a pacientes referidos de otros niveles de atención. 

 

Estas instituciones se caracterizan por contar con personal altamente capacitado y con tecnología avanzada para tratar padecimientos complejos ya que cuentan con una amplia gama de especialidades médicas. Son, además, centros de investigación y atención médica del más alto nivel.

 

Seguro que, por el antecedente de mi padre médico, doctor Fortino Rentería Meneses siempre he mantenido mi respeto y personal reconocimiento a esos centros de salud, como son entre otros, además del mencionado de Neurología, el Instituto Nacional de Cardiología, el Instituto Nacional de Cancerología, el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán y el Hospital Infantil de México Federico Gómez

 

En resumen, las instituciones de medicina de tercer nivel en México juegan un papel crucial en la atención de enfermedades complejas, brindando servicios especializados y utilizando tecnología de vanguardia para garantizar la salud de los pacientes.

 

Va de historia: El Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez (INNNMVS por sus siglas) es una institución de atención médica, enseñanza e investigación científica perteneciente a la Secretaría de Salud de México cuya especialidad es la neurología, neurocirugía, y psiquiatría. Fue inaugurado en 1964 y forma parte de los Institutos Nacionales de Salud, un sistema de 13 institutos de investigación en ciencias biomédicas en los que se brindan servicios de salud pública y docencia a la población en general, destacando entre los mejores de su tipo en el mundo.

 

El proyecto de la creación del INNN se planteó desde la década de 1940 y fue concretado hasta mediados de los 60. La idea de crear este instituto surge de la necesidad de contar con medios físicos y humanos para atender a la población con problemas en el sistema nervioso, además de crear un área de especialización en la medicina mexicana, esto último motivado por los avances de la neurología. 

 

Esta propuesta se formalizó con un decreto expedido por el entonces presidente Miguel Alemán Valdés, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 27 de febrero de 1952. Sin embargo, no fue hasta el 28 de febrero de 1964 que fue inaugurado por el entonces presidente Adolfo López Mateos. En su discurso inaugural, el doctor Manuel Velasco Suárez, fundador y primer director del INNN mencionó:

 

“El Instituto, no sólo se destinará al estudio y atención de las enfermedades neurológicas, sino al tratamiento e investigación neuroquirúrgica, así como también al mejor conocimiento de los desórdenes mentales agudos. Como centro de enseñanza e investigación pura y aplicada esperamos que llegue a superar mucho de lo existente... está dedicado cariñosamente al pueblo todo y abre sus puertas para los que, sabiendo que aún nadie termina la carrera de Medicina, se consagren al estudio en progreso y debida atención a los enfermos del sistema nervioso y mentales”.

 

Significo en el actual director general del Instituto, doctor Antonio Arauz Góngora, de la médica neuróloga, doctora Lourdes Olivia Vales Hidalgo, de la licenciada, Berta Calderón Ramos, jefa del Servicio Social, ya jubilada, de la maestra Juana Patricia Pérez González, así como del doctor, Alejandro Chirino Sierra, cofrade en la Academia Nacional de Historia y Geografía, ANHG, auspiciada por la Universidad Nacional Autónoma de México, quien fue el vértice de estas conocencias del amor y atención al prójimo necesitado.

 

Y el paciente tras 19 meses, resultó sano y salvo de esta compleja aventura médica del más alto nivel. El agradecimiento es poco ante el portentoso resultado o conclusión de la gran experiencia de vida.





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