OPINIÓN
Carlos Luna Arvelo
Venezuela
“El sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política”
(Simón Bolívar, Congreso de Angostura, 1819)
Leo en X cualquier cantidad de casos de personas que denuncian que desde el mes de mayo dejaron de percibir el bono Hogares de la Patria, otros dicen que ya no reciben el bono José Gregorio Hernández (otorgados a personas con discapacidad) y así muchos otros casos similares. Se entiende que después de los anuncios del 1 de mayo del Presidente Maduro se modificó el esquema que se venia aplicando respecto a estas “ayudas”.
Dejo claro de entrada que ya ese tema de la “bonificación” debería comenzar a superarse, al menos en lo que respecta a los trabajadores. Pero cuando digo superarse me refiero a que se retome una política salarial en la que el referente sea el salario y no el de bonos. Pero cuando decimos “referente” aludimos al concepto, no es un tema meramente nominal. No basta con que se le cambie nombre de “bono de guerra” por el de “ingreso de guerra”, después del pírrico incremento de $30 del 1 M de 2025, como ha ocurrido.
Una de las razones fundamentales que debemos esgrimir los trabajadores al respecto es que en las leyes vigentes de nuestro país, incluidas nuestra Constitución, el referente es el salario. No voy a invertir tiempo citando artículos que explícitamente así lo establecen, pero si es esencial dejar claro que el tema de la “legalidad” cuenta y mire que no estamos hablando de leyes y normativas de tiempos de la cuarta. Para quienes no lo tengan del todo claro es importante recordar que la Ley Orgánica del Trabajo, de los Trabajadores y las Trabajadoras (LOTTT), fue promulgada el 7 de mayo de 2012 (en vida del Presidente Hugo Chávez).
Pero otra razón, que no deja de ser fundamental, aunque no haya sido mencionada de primero, tiene que ver con el concepto del “reparto de la riqueza” y del modelo de sociedad que de éste se deriva. Aquí nos permitimos citar un fragmento de la Exposición de Motivos de la LOTTT (2012) en el que se señala
“…la Republica Bolivariana de Venezuela da un paso al frente en su propósito de asegurar los derechos de la población, otorgando base legal a los mandatos constitucionales recibidos en 1999 e introduciendo una importante interpretación progresiva de los mismos, rumbo hacia una sociedad eminentemente justa, ética, moral y democrática, como se desprende del mandato de la doctrina social de El Libertador Simón Bolívar”
Abundan preguntas a los creadores de la política laboral que desde 2018 se aplica en Venezuela, entre ellas: ¿el modelo de reparto de riqueza que impera hoy apunta al de una sociedad justa y ética?, ¿Qué pasó con los derechos laborales de los trabajadores venezolanos del 2018 al día de hoy?, ¿Por qué el “crecimiento económico”, del que tanto alardea el gobierno, no redunda en beneficios directos a los trabajadores y sus familias?.
Es más que comprensible que en el contexto político social de un país como Venezuela, sometido a innumerables sanciones económicas y a un asedio por parte de los EE UU y sus socios, con el fin de llevar al país y a la sociedad al “colapso” y a la quiebra se hayan implementado medidas temporales y coyunturales para afrontar la “crisis”, ya después de un tiempo los trabajadores deberíamos comenzar a ver luz al final del túnel, ¿Por qué esto no ocurre?
No se justifican los desequilibrios y desigualdades que al día de hoy se perciben entre trabajadores del sector público y trabajadores del sector privado, entre los dueños de Capital (muchos ahora nominados “emprendedores”) y los trabajadores, entre los gobernantes y los gobernados. Al día de hoy son abrumadoras las diferencias que hay entre la educación pública y la educación privada, entre la salud pública y la salud privada por mencionar solo dos casos.
Hoy los representantes de los sectores empresariales y del Capital (Fedecámaras, Consecomercio, etc.) tienen un relato de coincidencia con quienes gobiernan y en abierta contradicción con los trabajadores y sus intereses.
Quizás muchos jóvenes, y otros no tan jóvenes pero desencantados, estén convencidos que llegó el Fin de la Historia, aquella tesis que después de la caída de la URSS intentaron imponer el hegemon y sus socios y que a punta de luchas los pueblos del Sur, con extraordinarios dirigentes, destrozaron. Aun quedan los pueblos, faltan los liderazgos.
Carlos Luna Arvelo.