Según la ONU, solo en julio se ejecutaron 100 personas, el doble que en el mismo mes del año pasado.
Entre los ejecutados se encontraban numerosas mujeres, refugiados afganos, baluchis, kurdos y árabes.
La portavoz de la ONU, Ravina Shamdasani, declaró que las ejecuciones en Irán se utilizan como "herramienta de represión de la disidencia" y están dirigidas especialmente contra personas de distintos grupos étnicos y migrantes.
En el comunicado se señaló que 11 condenados enfrentan la pena de muerte. Uno de ellos fue sentenciado por "rebelión armada" debido a su pertenencia a la Organización de los Muyahidines del Pueblo (MEK), y cinco fueron condenados a muerte por cargos relacionados con las protestas de 2022.
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Turk, volvió a instar a la administración de Teherán a detener las ejecuciones y considerarlas como el primer paso hacia la abolición total de la pena de muerte.
ANHA