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Manifestación antitaurina por las calles de Algemesí

OPINIÓN de Diego Nevado Martínez

La Associació Folgaça Antitaurina d'Algemesí realizó el pasado sábado una protesta por el fin de la tauromaquia expresando profunda indignación "ante la práctica de convertir la muerte y la tortura de un toro en un espectáculo lúdico y macabro", explican en un comunicado.


Están convencidos de que, tras 382 años de corridas de toros, Algemesí ha evolucionado, y se ha convertido en un pueblo como cualquier otro mayoritariamente antitaurino, culto y moderno.

Durante el acto contaron con la colaboración del poeta Ángel Padilla, quien ofreció una emotiva lectura de poemas en memoria de los animales.

Además, Bruno Ferris, de tan solo 8 años, interpretó con violín una pieza triste en honor a los toros que mueren en las plazas.

Por su parte, músicos locales acompañaron al colectivo en su reivindicación.

Dénia Animal Save, asociación empatía o València Animal Save son algunos de los colectivos que apoyaron la manifestación.

"Quiero compartir el orgullo que siento por nuestro acto del sábado en el que contamos con personas importantes en el movimiento por la defensa de los animales. Es fácil criticar y dar lecciones desde un sofá, pero detrás de esta manifestación hay mucho esfuerzo: papeles, horas, compras, reuniones, impresiones, llamadas, emails y muchas ganas de cambiar las cosas", explica Berta Ferris, integrante de la asociación y vegana.

Finalizando el acto, se leyó un manifiesto pidiendo el fin inmediato de las corridas de toros en Algemesí y todos los lugares donde tiene lugar la tauromaquia.

También se pusieron unas velas con los nombres de cada toro humillado, torturado y desangrado hasta la muerte durante los actos taurinos de este año.

La Associació Folgaça Antitaurina d'Algemesí también lamenta que, además de la tortura que padecen los animales, esta violencia se normaliza en la infancia, vulnerando todos sus derechos.

Además, recuerdan que la tauromaquia es subvencionada con millones de euros e incluso promovida en televisiones como Apunt.

Por ello, reclaman la inmediata abolición de todos los actos taurinos por la tortura contra los animales que tiene lugar durante los mismos.

ADOCTRINAMIENTO A LA INFANCIA 

Como bien reconoce la gran mayoría de la sociedad y queda claro en las encuestas oficiales, la tauromaquia es algo anacrónico y rechazado por la mayoría de la sociedad. 

No obstante, el regadero de subvenciones millonarias que recibe este chiringuito la mantiene con vida, así como el perverso adoctrinamiento que realizan contra la infancia pese a que hasta el comité de derechos del niño de la ONU lleva años hablando de la vulneración de derechos que supone e instando a España para que aleje a los menores de la tauromaquia en todas sus formas. 

Pues bien, los taurinos de Algemesí han hecho diferentes encierros infantiles y otras actividades cuyo único fin es que las futuras generaciones normalicen el sadismo. 

Encima, todos estos actos de adoctrinamiento a la infancia en la violencia han sido difundidos en las redes sociales del Ayuntamiento de Algemesí (PP), pese a que basta ver los comentarios para saber el rechazo de la mayoría de gente e indignación tras ver niños/as aprendiendo a torturar al toro o exponiéndose al peligro.

En uno de los vídeos publicados por el Ayuntamiento de Algemesí se ven animales arrastrados a la fuerza con una cuerda por las calles y niños/as corriendo por alrededor, además de una persona detrás con una especie de vara por si acaso paran.

Juan Ramón Adsuara (alcalde de Alfafar por el PP) permite los anacrónicos toros embolados, en cuerda, ferias medievales con animales, explotación de caballos o la cagada del manso, pero también ha reconocido el sufrimiento animal de los actos taurinos (más bien viene a decir que le da igual).

Hasta Laura Bernabé, concejala del PP en San Fulgencio (Alicante) en el último pleno dejó claro su desprecio por la tauromaquia y también dijo en palabras textuales que no ha pisado una plaza de toros en su vida (señalando además sin tapujos el sufrimiento animal que suponen estos actos). 

No comparto las formas y actitudes antidemocráticas que esa persona tiene, pero en este sentido dijo honestamente lo que hay.

Por lo tanto, ya hasta personas del PP dicen públicamente la vergüenza que supone una corrida de toros o los actos taurinos callejeros, pero en Algemesí no están muy por la labor de evolucionar y siguen torturando animales, despilfarrando el dinero público y aprovechándose de la inocencia de la infancia para crear futuras personas sin sensibilidad hacia los animales. 

En Albal la concejala del PP Azucena y Joan Carles de Avant Albal demostraron en el último pleno municipal su negacionismo respecto al sufrimiento de los animales torturados en festejos que tienen lugar en las calles del pueblo.

Lamentablemente, estos actos también tienen lugar en un montón de sitios bajo gobiernos que se autodenominan progresistas.

Que las administraciones fomenten la vulneración de derechos de la infancia también es lamentable.

Si hacen esto es porque la tauromaquia está cada vez menos aceptada en la sociedad, por eso necesitan adoctrinar. 

Por otro lado, educar a la infancia en el respeto a los animales y hacerles partícipes de las protestas contra esta aberración no es adoctrinamiento, es educación en valores (siendo lo que debería hacer cualquier persona con la responsabilidad de tener seres vivos a su cargo).

DISFRUTAR CON EL SUFRIMIENTO AJENO

La ciencia y la ética más básica nos hace saber a la gente con sentido común que ningún interés tiene un toro por ser torturado y asesinado, además de que los informes veterinarios no pueden ser más claros. 

La Semana de Bous de Algemesí ha finalizado este domingo con un festival "benéfico" para los damnificados de la DANA del pasado octubre en Valencia. 

En el "festejo" ha resultado herido de gravedad Samuel Navalón, que fue invitado por Rubén Pinar a poner banderillas. Su único objetivo es torturar animales y los toreros o taurinos ni siquiera valoran su propia vida, por eso deciden arriesgarse por un rato de perversa adrenalina.

Por supuesto, una sanguinaria y sádica corrida de toros nunca tendrá nada que ver con algo benéfico.

Quienes abusan, parasitan y dañan a otros de manera desmedida suelen intentar esconder sus bajezas y sus maldades a través de intentos de lavado de imagen. 

Todo lo que lleva años sucediendo en Algemesí es sencillamente penoso.

Durante la manifestación unas pocas personas nos faltaron el respeto, pues es lo que hay cuando no se tiene un solo argumento coherente para defender su falta de empatía.

"Cuando se habla de tortura taurina, los defensores siempre apelan a la tradición, como si ese término, en sí mismo, aportase valor positivo a cualquier actividad. Pero nada más lejos de la realidad", señala un artículo de opinión que publicó Raquel Aguilar, que también participó en la protesta junto a Silvia Barquero.

"Una actividad tradicional es aquella que se transmite de generación en generación. Esto no implica que sea positiva ni que esté adaptada a la consideración ética social del momento. Y como tal, aquello que heredamos, debe estar continuamente en revisión para ver si nos enriquece como sociedad y merece la pena su conservación o, en cambio, ha llegado el momento de relegarlo a los libros de historia", señala Raquel en su artículo. 

Efectivamente, el hecho de que algo sea tradicional o haya formado parte de la "cultura" no es ningún argumento para que se siga haciendo, pues la sociedad evoluciona.

"Los festejos taurinos son una muestra más del especismo supremacista que el ser humano muestra hacia las demás especies animales, clasificándolas en aquellas que sirven para comer; para experimentar con ellas productos de cosmética, limpieza o farmacéuticos, para que sirvan de adorno o de diversión y un sinfín más de actividades, pues nunca falta creatividad a la hora de causar daño", ha explicado Rosa Más, bióloga. 

"A los toros les ha correspondido en (mala) suerte ser usados en bárbaros espectáculos, herencia de atavismos en los que el hombre sentía la necesidad de demostrar su poder sobre otras criaturas, eligiendo, en este caso, a un animal de aspecto poderoso, pero que no deja de ser un herbívoro, cuyo interés es pastar hierba fresca y tumbarse a la sombra de los árboles", explica Más.

Rosa Más zanja señalando que:

"Además, la participación de menores hace que se normalice la violencia hacia los demás animales desde la infancia, contribuyendo así a crear una sociedad insensible y embrutecida". 

NI TOROS EN LAS PLAZAS NI VACAS EN LOS PLATOS 

¿Son los toros las únicas víctimas de la gestión humana? No. ¿Son los toros los únicos animales que desearían vivir? No. ¿Son los toros los únicos animales que mueren a manos del ser humano? No.

La tauromaquia es una manifestación "cultural" que no se distingue en nada del resto de las atrocidades cometidas por nuestra especie que también conforman nuestra cultura. 

La única diferencia estriba en la importancia y mediaticidad que se le otorga a esta forma de explotación animal por su origen castizo y la sangre que se derrama públicamente.

La tauromaquia no más injusta que los zoológicos, los circos con animales, la pesca, la peletería, la carne, los acuarios, la experimentación animal u otras formas de explotación animal. 

Resulta erróneo hablar de maltrato animal porque el quid de la cuestión no radica en cuánto torturamos a nuestros esclavos; sino en la creencia de que tenemos legitimidad para tratar a los animales como nuestros esclavos y para definirlos legalmente como tales.

Los Derechos Animales presentan unos sólidos fundamentos basados en la razón y en los hechos. Si de verdad pretendemos ser coherentes con nosotros mismos, no podemos consentir que unas acciones actúen en detrimento de otras.

No existen animales superiores o inferiores, eso reside solamente en nuestra mente discriminatoria (especismo) y marcada cultura antropocentrista. Para ser justos debemos aplicar el principio de igualdad sin discriminación entre individuos.

En Algemesí también hemos estado a las puertas del matadero de pollos varias veces grabando la horrible situación de las víctimas encordadas y enviadas a su sanguinario final con unos 40 miserables días.

El veganismo es lo mínimo que podemos hacer por los animales, además de que hoy en día no puede ser más fácil este posicionamiento.

Encima, la industria alimentaria de origen animal es la principal causa de la crisis ecológica y climática, al destruir los océanos y bosques que regulan el clima terrestre y emitir más GEI que el transporte mundial, y el urbanismo descontrolado aumenta los efectos de las inundaciones: transición a dietas vegetales y decrecimiento profundo como medidas urgentes y silenciadas ante el previsto aumento exponencial de catástrofes climáticas.

También esta industria es responsable de daños a las poblaciones indígenas, hambre en el mundo, problemas de salud, deforestación y un largo etcétera ya imposible de negar.

CONCLUSIONES: LA TAUROMAQUIA NOS AVERGÜENZA COMO SOCIEDAD 

Es vergonzoso que un acto de extrema violencia como la tauromaquia siga siendo legal en 2025 y que tanto administraciones como medios de comunicación no hagan más que blanquearla, facilitándoles toda la difusión del mundo.

¿Por qué a la mayoría de los medios de comunicación les llegó la nota de prensa sobre la manifestación antitaurina de Algemesí y no la publicaron?

Como ya he dicho, la mayoría de la sociedad rechaza esta vergüenza nacional, pero conseguir dinero de todos los lados y meterles cosas en la cabeza a la infancia aprovechándose de su inocencia hace que el negocio siga. 

Detrás del mismo solamente hay grandes empresarios y es lamentable todo lo que conlleva esta "actividad".

Los cadáveres de los animales desangrados son luego eliminados de la plaza y cargados con un tractor que no sabemos dónde los llevan para ser descuartizados y venderlos después como "carne".

Algemesí además fue un pueblo gravemente afectado por la DANA, pero no hay desastre climático con suficiente fuerza para hacer pensar a estas personas que las cosas deben cambiar y las tradiciones obsoletas desaparecer.

Los toros, vacas, caballos e incluso la infancia son víctimas de la tauromaquia, unos por ser torturados y otros por ser adoctrinados para que el día de mañana crezcan sin sensibilidad alguna ni empatía por nada ni nadie.

Dado que aquí estamos en una nueva alerta roja por fuertes lluvias, quiero amparar a la responsabilidad y no quisiera acabar el artículo sin recordar la necesidad de acoger, aunque sea temporalmente, a animales que permanecen en refugios que probablemente vuelvan a inundarse. 

En este sentido, busca tus protectoras más cercanas en redes sociales y mira si necesitan algo. 

Manifestaciones como la que tuvo lugar en Algemesí son necesarias para seguir hablando por los animales y haciendo saber que la gente rechaza la violencia.

Sin embargo, aunque, como vemos, una gran mayoría de personas es contraria a la tauromaquia, que, sin duda, se mantiene, no por esa minoría de aficionados que disfrutan enormemente viendo sufrir, agonizar, torturar y morir a un animal inocente e indefenso (disfrutar con el dolor ajeno es únicamente propio de la psicopatía, ya sea estructural o cultural), sino por la financiación millonaria de dinero público que se reparten entre empresarios, ganaderos y muchos de los que forman parte de ese monstruoso “festejo”, además de como ya dicho por la inaceptable manipulación a los niños/as en la que colabora hasta el Ayuntamiento de Algemesí con vídeos que te revuelven el estómago.

Como la corrida de toros es un simulacro de combate y los toros no quieren combatir, el "espectáculo" taurino resultarí­a imposible, a no ser por toda la panoplia de torturas (el doble arpón de la divisa, la tremenda garrocha del picador, las banderillas sobre las heridas que manan sangre a borbotones) a las que se somete al pací­fico bovino, a fin de irritarlo, lacerarlo y volverlo loco de dolor, a ver si de una vez se decide a pelear: a pesar de los terribles puyazos que sufren en la corrida, con frecuencia los toros se quedan quietos y "no cumplen" con las expectativas del morboso público. 

"Las corridas de toros son un vicio de nuestra sangre envenenada desde antiguo", señaló Jacinto Benavente.





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