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800 millones de pobres, la principal deuda social planetaria

30 a帽os despu茅s, la segunda Cumbre para el Desarrollo Social

Sergio Ferrari

En menos de dos semanas arranca en Doha, Catar, la Cumbre Mundial para el Desarrollo Social. Convocatoria marcada por la crisis del multilateralismo, as铆 como por una fatiga inevitable tras tantos eventos de las Naciones Unidas con relativamente pocos resultados. A pesar de algunos avances sociales, los esfuerzos de dicha organizaci贸n lucen fr谩giles debido a los estragos causados por la persistente pobreza mundial.


Afiche de la Segunda Cumbre de Desarrollo Social de noviembre en Doha, Catar



Esta ser谩 la segunda cumbre, a treinta a帽os de la de 1995 en Copenhague, y entre el 4 y el 6 de noviembre reunir谩 a miles de representantes de gobiernos e instituciones internacionales y de la sociedad civil. El programa incluye una sesi贸n oficial y una paralela. Esta 煤ltima, con un d铆a para el Foro de la sociedad civil y otro para el Foro del sector privado (https://social.desa.un.org/es/world-summit-2025/programme).

Hasta la tercera semana de octubre, los medios de informaci贸n poco se interesaron en la din谩mica preparatoria de la Cumbre de Catar, desde ya eclipsada por una coyuntura mundial donde los conflictos en Palestina y Ucrania, as铆 como la imposici贸n unilateral de aranceles por Washington, parecen definir otras prioridades.

Desde Latinoam茅rica, la Comisi贸n Econ贸mica para Am茅rica Latina y el Caribe (CEPAL) se帽ala que tres d茅cadas despu茅s de Copenhague esta nueva convocatoria busca evaluar el progreso alcanzado y definir nuevas estrategias para los desaf铆os actuales. Seg煤n la CEPAL, “persisten problemas como la pobreza, la desigualdad y la exclusi贸n social en un contexto de crisis globales y cambios acelerados”, de all铆 la esperanza de que esta cumbre ofrezca una oportunidad clave para fortalecer compromisos y promover pol铆ticas que garanticen mayor cohesi贸n social y movilidad econ贸mica. “Am茅rica Latina y el Caribe, con una larga trayectoria en el debate sobre desarrollo social”, anticipa la CEPAL, “presentar谩 propuestas para reducir la desigualdad y mejorar la inclusi贸n social”. Como expresi贸n de deseos esta organizaci贸n latinoamericana espera que la cumbre sirva como plataforma para consolidar una perspectiva com煤n que refuerce la gobernanza, la cooperaci贸n internacional y el papel de la sociedad civil en la implementaci贸n de pol铆ticas efectivas para el desarrollo sostenible (https://www.cepal.org/es/segunda-cumbre-mundial-desarrollo-social).


En los 煤ltimos 20 a帽os ha habido avances sociales tibios. El trabajo informa desatendido, sin embargo, sigue siendo un desaf铆o siempre vigente. OIT


Tibios progresos, enormes deudas civilizatorias

Con la mirada puesta en Catar, la segunda quincena de octubre la Organizaci贸n Internacional del Trabajo (OIT) lanz贸 la campa帽a “Esto es justicia social” mediante una serie de videos con historias humanas que muestran el impacto de la justicia social en la vida de trabajadores, empleadores y comunidades (https://www.ilo.org/es/temas-y-sectores/justicia-social).

Algunas semanas antes, a fines de septiembre, en su Informe sobre el Estado de la Justicia Social en 2025 la OIT reconoci贸 varios logros desde Copenhague 1995 hasta el presente. Por ejemplo, la disminuci贸n del trabajo infantil del 20,6% en 1995 al 7,8% en 2024 y el aumento del 铆ndice de finalizaci贸n de la escuela secundaria en 22 puntos porcentuales desde 2000 hasta la fecha. Adem谩s, el hecho de que la pobreza extrema pasara de 4 de cada 10 personas en 1995 a 1 de cada 10 en 2023 y que la proporci贸n de trabajadores pobres se redujera del 27,9 % en 2000 al 6,9 % en 2024.




Sin embargo, la propia OIT reconoce enormes tareas pendientes y deudas sociales no resueltas. Fundamentalmente, que no se haya logrado erradicar la pobreza, como lo evidencian estos datos tan preocupantes: 800 millones de personas a煤n viven con menos de 3 d贸lares al d铆a y una de cada cuatro carece de acceso al agua potable. El desequilibrio resultante sigue siendo una constante planetaria: el 1% m谩s rico de la poblaci贸n mundial posee el 20 % de los ingresos y el 38% de la riqueza. En paralelo, la brecha entre la fuerza de trabajo masculina y la femenina mejor贸 muy poco desde 1995 y el 铆ndice de informalidad laboral se redujo apenas dos puntos porcentuales desde 2005, con un 58% de los trabajadores a煤n en empleo informal. Si de derechos humanos fundamentales se trata, la OIT constata un deterioro del derecho de asociaci贸n y de negociaci贸n colectiva, para mencionar tan solo dos.

Fatiga de Cumbres

A fines de mayo pasado, la agencia informativa IPS public贸 un comentario anal铆tico titulado “La Cumbre Social Mundial de 2025 no debe ser una oportunidad perdida”. Escrito a seis manos por Isabel Ortiz, Odile Frank and Gabriele Koehler, tres dirigentes femeninas de prestigio en instituciones internacionales miembros de la organizaci贸n Justicia Social Global, el an谩lisis se帽ala que “En la sede de la ONU circulan rumores de que hay poca ambici贸n en la Segunda Cumbre Mundial para el Desarrollo Social… [y que] diplom谩ticos y expertos hablan de una ‘fatiga de cumbres’ tras un calendario repleto de reuniones globales: la Cumbre de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de 2023, la Cumbre del Futuro de 2024 y la Cuarta Conferencia Internacional sobre la Financiaci贸n para el Desarrollo de 2025” (https://www.un.org/pga/wp-content/uploads/sites/109/2025/04/Zero-Draft-clean-as-of-24-April-2025-12pm.pdf)

Adem谩s, deslizan que el Borrador de la Declaraci贸n Pol铆tica de la Cumbre Social “carece de la ambici贸n necesaria para enfrentar las m煤ltiples crisis sociales que atraviesa nuestro mundo” (https://ipsnoticias.net/2025/05/la-cumbre-social-mundial-de-2025-no-debe-ser-una-oportunidad-perdida/).

Para estas tres coautoras, la realidad es contundente: “Hay demasiado en juego. El mundo ha cambiado dram谩ticamente desde la hist贸rica primera Cumbre Social de 1995 en Copenhague. En aquel entonces, los l铆deres mundiales reconocieron la necesidad de un desarrollo centrado en el ser humano. Hoy, la urgencia ha crecido exponencialmente en un mundo fracturado y vol谩til”.




El punto clave del comentario es el an谩lisis de la actual situaci贸n mundial, con una poblaci贸n que debe enfrentar m煤ltiples crisis superpuestas: una policrisis pospand茅mica, una crisis del costo de vida que ha empujado a millones a la pobreza, la priorizaci贸n del bienestar corporativo sobre el de las personas, un r谩pido deterioro democr谩tico que agrava las desigualdades, una creciente emergencia clim谩tica y una prolongada crisis de empleo que, con toda probabilidad, se deteriorar谩 dr谩sticamente debido al uso de la inteligencia artificial (IA). Por otra parte, la confianza en los gobiernos y en las instituciones multilaterales se est谩 erosionando, el descontento social y las protestas se multiplican y las desigualdades, tanto internas como internacionales, han alcanzado niveles grotescos. Por todo ello, coinciden, “Una declaraci贸n t铆mida [en la Cumbre de Catar de noviembre] … ser铆a una traici贸n a quienes siguen viendo en las Naciones Unidas un modelo de justicia y dignidad humana”.

¿C贸mo evitarlo, se interrogan? Seg煤n ellas, la Declaraci贸n debe definir acciones vinculantes y compromisos expl铆citos para construir sociedades que funcionen y generen prosperidad para todos. Esto implica, entre otras iniciativas, “reducir las desigualdades de ingresos y riqueza que socavan profundamente la cohesi贸n social, la gobernanza democr谩tica y el desarrollo sostenible”. Adem谩s, reconocer la justicia de g茅nero como un pilar fundamental, sin la cual se estar铆a traicionando a la mitad de la humanidad y fracasando en su misi贸n de promover los derechos humanos, la dignidad y el desarrollo sostenible.

Por otra parte, insisten Ortiz, Frank y Koehler, se debe garantizar servicios p煤blicos universales y de calidad a trav茅s de sistemas financiados y gestionados con fondos p煤blicos para proteger a los trabajadores, eliminar barreras a los servicios de calidad mediante una s贸lida inversi贸n p煤blica basada en una financiaci贸n m谩s justa y proteger el desarrollo social de los recortes presupuestarios y la privatizaci贸n.

Con respecto a la creciente precariedad de ingresos, proponen abordarla mediante la inversi贸n en trabajo decente con derechos/est谩ndares laborales y la extensi贸n de sistemas y niveles de protecci贸n social universales. Y promover una econom铆a del cuidado que apoye a la mujer y priorice el bienestar sobre el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB). Conceptualmente, sostienen, se debe reconocer las limitaciones de los paradigmas centrados en el crecimiento y en cambio adoptar pol铆ticas orientadas a la sostenibilidad ecol贸gica y el desarrollo equitativo. No menos esencial en este panorama reivindicatorio es el combate contra los movimientos anti-derechos y anti-g茅nero y la reafirmaci贸n de los compromisos globales con los derechos humanos y la democracia.

El avance hacia la justicia social mundial confronta al planeta a sus propias contradicciones sist茅micas, entre un ideal de mayor redistribuci贸n --con Estados sociales m谩s fuertes – y un sistema hegem贸nico centralizador en lo econ贸mico y excluyente y discriminatorio en lo social.



Sergio Ferrari




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