¡Aquí hay petróleo!, una exposición en el Círculo de Bellas Artes reúne imágenes desde el siglo XIX a la actualidad
El Círculo de Bellas Artes ha presentado este jueves la exposición '¡Aquí hay petróleo!', que reúne diversas imágenes que van desde el siglo XIX a la actualidad a través de un recorrido por los paisajes visibles e invisibles de la "modernidad fósil", es decir, un mundo modelado por el carbón, el petróleo y el gas natural, cuyas infraestructuras --oleoductos, autopistas, fábricas, refinerías-- no solo han transformado el territorio, sino también las formas de imaginar y sentir.
La muestra --que se podrá ver en la Sala Minerva del Círculo hasta el 8 de febrero de 2026-- está comisariada por los investigadores del Instituto de Historia (IH-CSIC) Jaime Vindel y la arquitecta, investigadora y comisaria de la muestra, Gemma Barricarte, que ha detallado que se trata "hay una propuesta narrativa y secuencial donde primero se habla del origen, el punto de partida que hay en el siglo XIX con la aparición de la modernidad fósil más asociada al carbón".
Esta exposición aborda las relaciones entre los combustibles fósiles, las formas contemporáneas del poder y los imaginarios del deseo. La exposición se centra en la historia cultural de la modernidad fósil en España y, en particular, durante el franquismo, trazando una línea genealógica que conecta el pasado y el presente.
La dictadura fomentó una serie de prospecciones petrolíferas destinadas a garantizar la soberanía energética del país durante el periodo de la autarquía, al tiempo que promovía relaciones de cooperación internacional que redujeran el aislamiento del régimen. A modo de sátira de esa ansiedad fósil, la película de Rafael J. Salvia ¡Aquí hay petróleo! (1955), que da título a la exposición, mostraba cómo las expectativas de hallar petróleo se veían defraudadas en el pueblo castellano de Castilviejo.
A través de numerosas imágenes procedentes de diferentes archivos estatales y privados se evidencia cómo la dictadura generó una serie de imaginarios culturales destinados a conjurar y superar la percepción de atraso en su incorporación a los ritmos de la modernidad industrial. Tras el fracaso de los proyectos coloniales, la estética vanguardista de las infraestructuras e industrias energéticas cumplía un rol redentor en la historia del franquismo. A ellas se atribuía la posibilidad de cerrar la brecha entre la grandeza del espíritu nacional y la escasez de los recursos naturales requeridos por las políticas de modernización. Esas infraestructuras establecían un vínculo entre la energía y el bienestar que, sin olvidar la legitimidad de origen del régimen, lo proyectaba hacia un futuro que dejaba atrás el trauma de la Guerra Civil.
Actualizando esa matriz histórica, la exposición muestra cómo esas cosmovisiones constituyen el sustrato subjetivo sobre el que se reconstruyen las culturas petromasculinas contemporáneas, recurriendo para ello a nuevos formatos como la imagen digital, las redes sociales o los videojuegos. Esto sucede en un momento en el que la configuración del mundo fósil salido de la Segunda Guerra Mundial se ve convulsionado por la amenaza del cambio climático, la necesidad de implementar una transición energética acelerada, la reacción antifeminista y la emergencia de líderes mundiales sádicos, fascistas y genocidas.

