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Ay, lo que se oculta realmente, el dominio estadounidense

OPINI脫N

Eduardo Madro帽al Pedraza 

“Antes de empezar a reinar al Rey le dan una falsilla -yo le llamo el catecismo de Wells Stabler, el embajador de EEUU- donde se le dice el ritmo ralentizado al que tiene que hacer la apertura, y con qui茅n tiene que bailar ese ritmo. Le dan hasta las parejas de baile: centro-derecha procedente del r茅gimen y centro-izquierda socialdem贸crata. Se dec铆a que los socialistas pod铆an esperar, pero que los comunistas deb铆an esperar. No es un mandato, es una indicaci贸n del “gran tutor”. Que el Rey se est谩 moviendo durante esos a帽os bajo la tutela norteamericana es evidente, no digo nada que no sepa todo el mundo. Es una tutela militar, pol铆tica y econ贸mica”. Pilar Urbano.

 

Franco abraza a Eisenhower en 1953

Asistimos a una catarata de documentales, programas de televisi贸n y radio, y p谩ginas de peri贸dico, sobre un momento decisivo: la muerte de Franco y el tr谩nsito a la democracia. No es solamente un debate hist贸rico, porque la visi贸n sobre lo que sucedi贸 hace medio siglo determina la que tengamos sobre la Espa帽a actual. La visi贸n que hoy tengamos sobre el franquismo y la transici贸n es pues una batalla pol铆tica, una “guerra cultural”, de enorme importancia para poder impulsar hoy una alternativa revolucionaria. Hoy estamos en la OTAN, la burgues铆a monopolista estadounidense controla el Ibex-35 y sectores clave como la energ铆a y la vivienda. Tal dominio debe ser ocultado en la transici贸n para que no podamos combatirlo hoy.

 

La batuta estadounidense en la transici贸n espa帽ola 

Nada mejor que una “confesi贸n” del enemigo. En sus memorias, Henry Kissinger, el “cerebro” de la pol铆tica exterior de EEUU de 1969 a 1977, afirma que “la contribuci贸n norteamericana a la evoluci贸n espa帽ola durante los a帽os setenta constituy贸 uno de los principales logros de nuestra pol铆tica exterior”. La “batuta americana”, dirigiendo el rumbo y el ritmo de la transici贸n, se ejerce directamente, empezando por el Rey, que desde la muerte de Franco a la aprobaci贸n de la Constituci贸n en 1978 ostenta los poderes absolutos que hereda del dictador.

Portugal, Grecia, Italia y Espa帽a constituyen en esos momentos una prioridad m谩xima para la CIA. A mediados de los a帽os setenta se ha consumado la derrota estadounidense en Vietnam, y la URSS, la entonces otra superpotencia, avanza mientras EEUU retrocede. Y en el sur de Europa, en Espa帽a, Grecia y Portugal, tres reg铆menes fascistas con amplio rechazo popular, son un factor de debilidad para el dominio yanqui. En Espa帽a EEUU pilota una transici贸n hacia un r茅gimen democr谩tico donde su dominio no s贸lo no sea cuestionado, sino que aumente.

Y as铆 es que con el fascismo se inaugura el dominio estadounidense sobre Espa帽a. En 1953 se firma el tratado que permite a la superpotencia instalar bases militares en nuestro pa铆s. Y en 1959, elaborado por los “tecn贸cratas” del Opus Dei, pero bajo la direcci贸n del FMI, se aprueba el Plan de Estabilizaci贸n, que abrir谩 las puertas a una masiva penetraci贸n del capital estadounidense en Espa帽a.

 

Los due帽os de Franco siguen vivos 

Hay un juego conmemorativo en la izquierda, bajo el t铆tulo “¿D贸nde est谩 Franco?”, para encontrar los restos del franquismo que perviven en la Espa帽a actual, se帽alando a la judicatura, a los medios de comunicaci贸n y a la ultraderecha. Sin embargo, los dos “vestigios del franquismo” m谩s poderosos, los que m谩s perviven, no aparecen. No se habla de Rota y Mor贸n, aunque las bases estadounidenses se instalaron durante el r茅gimen fascista. Ni de Ana Patricia Bot铆n, aunque el banco Santander no ser铆a lo que hoy es sin los a帽os de fascismo. Los que mandaban durante el fascismo y los que mandan ahora, 茅stos son los permanentemente ocultados.

 

La lucha popular acab贸 con el fascismo 

Franco se muri贸 en la cama, pero el fascismo fue derrotado en la calle. Lo que oblig贸 al cambio de r茅gimen, haciendo imposible la continuidad del r茅gimen, fue una lucha popular que antes y despu茅s de la muerte de Franco alcanz贸 dimensiones casi desconocidas bajo una dictadura. En 1974, con Franco vivo, se pierden en Espa帽a 14 millones de horas de trabajo por conflictos laborales, diez veces m谩s que en 1963. Y en 1976 -aunque eran ilegales- se realizaron una media de diez huelgas diarias, en las que participaron el 40% del total de trabajadores. El movimiento obrero es la punta de la lanza de esta oleada de luchas. Y la movilizaci贸n se extiende a todo el pa铆s y a todos los sectores sociales.

En lo mucho que ahora se nos cuenta sobre Franco y el final de la dictadura, lo m谩s importante es lo que no se dice. Lo que debe ser ocultado hace 50 a帽os porque sigue actuando hoy con mayor fuerza.

Eduardo Madro帽al Pedraza





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