De la Orden Ejecutiva 13692 de Obama a la declaración de FTO a miembros del gobierno venezolano de Trump

OPINIÓN

Carlos Luna Arvelo

El relato de la lucha antidrogas de Donald Trump en el Caribe que mantiene la agresión continuada contra Venezuela muestra grietas que dejan claro otros propósitos de la flota marítima estadounidense apostada en el Caribe.

No importa que el informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), junio de 2025, haya mostrado detalles sobre rutas de producción y tráfico de cocaína en América Latina en el que se indica que apenas el 5% de la droga pasa por Venezuela. Dicho documento reconoce que Venezuela controla más del 70% de las rutas que atraviesan su geografía, por tanto, es considerado país “no relevante” en el trafico de drogas, en comparación con sus países vecinos Colombia y Ecuador. El relato trumpista dictamina que en Venezuela gobierna el Cártel de los Soles.

Tampoco importa que en la encuesta de CBS News/YouGov recientemente publicada el 70 % de los encuestados se oponga a una acción militar contra Venezuela. El sondeo en el que se encuestó a 2.489 personas revela que la mayoría rechaza cualquier acción militar en Venezuela y un 76% considera que el gobierno de Trump no ha explicado con claridad su posición y objetivos en la región. Trump y su gobierno han impuesto un relato que “justifica” cualquier acción militar contra Venezuela.  

El Cártel de los soles ha sido declarado Grupo Terrorista Extranjero (FTO), como bien señala la periodista de opinión en The New York Times Michelle Goldberg, después de consultar a Phil Gunson, analista de Internacional Crisis Group, sobre este caso “Declarar organización terrorista a este falso cártel podría tener consecuencias en el mundo real. Pretende enviar el mensaje a Maduro de que ahora se te considera un terrorista y, por tanto, podrías correr la misma suerte que Osama Bin Laden. Es a la vez una amenaza y una justificación para una posible operación de cambio de régimen, una aventura militar que sería totalmente absurda, pero que también parece cada vez más probable”.

Es que las guerras aunque absurdas ocurren, como olvidar que en 2003 ocurrió la invasión a Irak por parte de Estados Unidos, Inglaterra y países aliados, entonces el “relato” fue la existencia de armas de destrucción masiva y el peligro que representaba el régimen de Saddam Hussein, resultados de aquella invasión: hasta 100.000 civiles muertos, aunque la Universidad de Brown  estima medio millón de muertos, incluyendo los de causas indirectas como consecuencia del colapso de los sistemas de salud; millones de desplazados que causó crisis de refugiados en la región que perdura en el tiempo; los costos económicos para los EE UU y la coalición supera los 2 billones de dólares; pero la peor parte le ha tocado a Irak que pasó de ser un Estado con infraestructura moderna a ser un país devastado con la mayor parte de hospitales, escuelas, redes eléctricas y sistemas de aguas y viales destruidos. A pesar de la vasta reserva petrolera de este país se estima que un tercio de su población vive en pobreza y más de 35% de los jóvenes están desempleados.

Pero más que datos numéricos y cifras abstractas es conmovedor el relato de Kadhim al-Jabbouri un iraquí sobreviviente quien, siendo opositor al régimen de Sadam Hussein, denuncia el desastre que resultó para la población la invasión a Irak en 2003 “Yo derribe la estatua de Saddam y me alegre de la caída de su régimen, pero ahora es peor, solo hay corrupción, saqueos y matanzas, antes había un Saddam, ahora hay mil. EE UU y Reino Unido nos destruyeron y nos han llevado a la Edad Media”. Añadimos, todo en nombre de la libertad y la democracia que EE UU y sus aliados impusieron a ese país.

No olvidamos que en su campaña para llegar, por segunda vez, a la Casa Blanca Donald Trump declaró estar en contra de guerras inútiles, pero por los vientos que soplan y por las acciones de su gobierno cada día lucen más probables acciones militares directas contra Venezuela, dirigidas a imponer un cambio de régimen en este país. Nadie puede dejar de lado, en cualquier análisis, que este país posee las reservas petroleras probadas más grandes del planeta. 

Carlos Luna Arvelo