
Reprendida por querer ir a la escuela cuando era ni帽a y desestimada o ignorada de adulta, Awrelia, una mujer originaria de Wau, Sud谩n del Sur, ha aprendido a defender sus derechos, los de sus hijos y los de las mujeres de su comunidad.
Sabe lo que es ser silenciada.
Nacida en una familia que no cre铆a en la educaci贸n de las ni帽as, tuvo que quedarse en casa mientras sus hermanos iban a la escuela. Solo cuando se mud贸 a Jartum con su t铆o tuvo la oportunidad de estudiar, aunque no por mucho tiempo.
“Me obligaron a casarme a los 14 a帽os”, dice Awrelia. “Incluso antes, algunos familiares me rega帽aban solo por ir a la escuela. Luch茅 por terminar la primaria, pero no pude continuar”.
Aun as铆, nunca renunci贸 al valor de la educaci贸n, especialmente para sus hijas. “Espero que crezcan y se conviertan en mujeres l铆deres responsables y exitosas. Algo tiene que cambiar para las ni帽as.”
Viuda y madre de ocho hijos
En Sud谩n del Sur, donde el conflicto y las normas de g茅nero profundamente arraigadas han marcado la vida durante generaciones, el cambio es lento; sin embargo, mujeres como Awrelia lo lideran con valent铆a y determinaci贸n.
Madre viuda de ocho hijos, ha pasado a帽os cri谩ndolos sola, a menudo en condiciones dif铆ciles e inciertas.
“Su padre muri贸 cuando eran muy peque帽os. Mi hijo mayor a煤n estaba en la escuela primaria”, recuerda Awrelia. “Los he criado sola desde entonces.”
En su d铆a a d铆a, Awrelia lidia constantemente con complejas din谩micas familiares, escasez y estigma, pero sigue adelante. “La gente espera que aguantemos en silencio. Incluso cuando las mujeres intentan buscar ayuda, nadie responde.”
En los espacios p煤blicos, los desaf铆os son a煤n mayores. En v铆speras del D铆a Internacional de la Eliminaci贸n de la Violencia contra la Mujer, que se conmemora anualmente el 25 de noviembre, Awrelia describi贸 c贸mo a menudo se desestima o ignora a las mujeres. “Dicen que solo somos mujeres, como si nuestras voces no importaran”, lamenta. “Guard茅 silencio durante a帽os porque ten铆a miedo de alzar la voz”.
Aprendizaje para ser l铆der
Pero incluso antes de alzar la voz, Awrelia ya lideraba a su manera: luchando por la educaci贸n de sus hijos y manteniendo unida a su familia. Esa fortaleza se profundiz贸 cuando particip贸 en una capacitaci贸n de liderazgo femenino impartida en Wau por la Organizaci贸n Internacional para las Migraciones (OIM).
La capacitaci贸n forma parte del programa de recuperaci贸n con perspectiva de g茅nero de la OIM, que se integra en un esfuerzo m谩s amplio, liderado localmente, para fortalecer el liderazgo de las mujeres y garantizar su participaci贸n en las decisiones comunitarias.
En todo Sud谩n del Sur, los grupos de mujeres y los movimientos de base llevan mucho tiempo preparando el terreno para el cambio. El curso de cinco d铆as aprovecha ese impulso, ofreciendo a las mujeres un espacio seguro para reflexionar, aprender y crecer juntas.
“Aprend铆 que ser l铆der significa tratar a los dem谩s con justicia y resolver problemas con paciencia”, apunta. “La capacitaci贸n me dio el valor para defenderme. Ahora s茅 que puedo liderar”.
De regreso en su comunidad, puso en pr谩ctica su nueva confianza. Su grupo local de mujeres estuvo a punto de disolverse, pero ella lo reorganiz贸. Ahora se re煤nen con regularidad para apoyarse mutuamente y compartir sus dificultades.
Aunque carecen de financiamiento para actividades generadoras de ingresos como la costura o la gastronom铆a, el grupo ofrece algo igualmente poderoso: la solidaridad.
Hogares encabezados por mujeres
En muchas zonas de Sud谩n del Sur afectadas por el desplazamiento, las mujeres encabezan hasta el 80% de los hogares.
En Wau, Bentiu, Malakal y otras zonas donde la OIM implementa el programa, cada vez m谩s mujeres se involucran. Aquellas que antes guardaban silencio ahora participan en las reuniones, apoyan a las sobrevivientes de violencia y crean redes para compartir experiencias y crecer juntas.
Awrelia ha notado un cambio en c贸mo la perciben. “Ahora la gente me reconoce”, apunta. “Durante una reuni贸n con y l铆deres femeninas, mencionaron mi nombre y me honraron frente a todos. Me sent铆 orgullosa. Las mujeres a las que lidero me respetan, y yo las respeto a ellas”.
Desde sus hogares hasta los centros comunitarios, mujeres como Awrelia est谩n alzando la voz y transformando el futuro que pueden construir para sus hijas, sus familias y su pa铆s.
