“Somos un municipio golpeado por el conflicto y por la violencia, somos muy resilientes, a pesar de todo, nosotros le vemos ese lado bueno a las cosas… Yo siempre sueño y trato de buscar espacios para que los niños y los jóvenes empuñen un lápiz en vez de empuñar un arma.”
En las montañas verdes de Suárez, Cauca, el eco de la resistencia suena en voz de una joven que se niega a rendirse. Paula, del corregimiento Aznazú, vereda Catoto, creció entre el liderazgo y el compromiso comunitario. Su madre, consejera del gobierno propio del Consejo Comunitario de Comunidades Negras Piedra Pinta y Piedra Escrita, le enseñó que la palabra también puede ser una forma de protección. Desde entonces, Paula decidió que su voz serviría para transformar.
Juventud que hereda la fuerza de sus mayores
Hoy, Paula es vicepresidenta de la Plataforma Municipal de Juventudes y coordina el Palenque Juvenil dentro del Consejo Comunitario. Desde allí, impulsa procesos
de formación y liderazgo junto a otros jóvenes y adolescentes del territorio, llevando un mensaje, que las nuevas generaciones no hereden el miedo, sino la esperanza.
“Sabemos que, nosotros los jóvenes somos los que debemos tomar el timón de todos estos espacios de toma de decisiones, que son muy importantes y nos pueden afectar como beneficiar.”

El Palenque Juvenil, articulado con el Palenque de Mujeres, se ha convertido en un espacio donde la juventud se reconoce como parte viva de la historia colectiva. Desde actividades culturales hasta encuentros interétnicos con comunidades indígenas
y campesinas, los jóvenes de Suárez fortalecen el tejido social.
“Queremos tener como ese sentido de comunidad, que nos aprendamos a conectar, a respetar nuestras creencias, nuestra cultura, como la de los indígenas, la de los campesinos… hacer unión, hacer una familia.”
Guardianas y guardianes del territorio
Inspirados en la experiencia de la Guardia Cimarrona, en su vereda también crearon una Guardia Juvenil, conformada por estudiantes del colegio. Su papel es acompañar
la convivencia escolar y mediar conflictos, siempre en coordinación con las y los mayores de la Guardia.
“Si ocurre un conflicto, ellos actúan como los solucionadores de ese conflicto, ayudan
a mediarlo, a conversarlo, siempre con el apoyo del coordinador de la guardia de los adultos.”
Estos espacios son parte de una red viva de protección y cuidado que une generaciones de mujeres, hombres y jóvenes para defender la vida y el territorio.
Aprendizajes desde los talleres de protección
Paula ha participado en varios espacios de formación promovidos por Alianza – ActionAid, en articulación con ACONC (Asociación de Consejos Comunitarios del Norte del Cauca), en el marco del consorcio CREER, financiado por DG ECHO.
“Han sido talleres y espacios muy valiosos, porque he podido compartir con mayores
y con personas jóvenes, que nos ha enseñado mucho sobre esa resistencia, ese amor que debemos tener por nuestro territorio.”

Durante los talleres, las y los participantes fortalecen sus capacidades comunitarias para la gestión del riesgo, la autoprotección y la prevención de emergencias. Paula recuerda la elaboración colectiva de la ruta de emergencia para su corregimiento.
“Creamos una ruta, lo primero es una alarma para saber qué está ocurriendo una emergencia… la segunda, cada familia debe tener un kit de emergencia y saber cuál es un punto de encuentro, además, de un punto de evacuación. También, es importante saber cuáles son las organizaciones que nos pueden ayudar en caso de una emergencia.”
Más allá de los conocimientos técnicos, para ella estos espacios son una oportunidad para reafirmar la identidad y los saberes propios:
“Nos están hablando sobre riesgos y desastres naturales para que fomentemos y fortalezcamos nuestros palenques, nuestros quilombos, para que sigamos cuidando toda esa medicina ancestral, pero sin dejar a un lado la medicina occidental.”
Feminismo, territorio y esperanza
Estudiante de Ciencias Políticas, Paula reconoce que su liderazgo también nace del deseo de transformar las relaciones de género en su comunidad.

“Suárez es un municipio que se caracteriza por ser machista, y yo me considero en cierto punto feminista… me gusta todo ese tema de la defensa de los derechos de las mujeres, de romper estereotipos de género, de enseñar nuevas masculinidades, y ser una voz de las que no hablan por temor o por miedo.”
Su visión feminista y comunitaria se entrelaza con una apuesta más amplia por la dignidad, la justicia y la paz.
Un futuro en paz, con raíces vivas
Paula sueña con un futuro donde los niños y jóvenes de Suárez crezcan en paz, sin perder su identidad ni su conexión con la naturaleza.
“Quiero que en algún momento pueda llegar algo de paz a nuestro municipio, que no tengamos que vivir como inmersos en ese conflicto, que avancemos tecnológicamente, pero que no dejemos perder nuestras tradiciones, nuestras costumbres.”
Antes de despedirse, nos dice con nos dice con voz fuerte y convincente, “que no se dejen llevar, Suárez no es como lo pintan, sino como nosotros
lo pintamos.”
