OPINI脫N de Samuel Schmidt
La generaci贸n Z sali贸 a la calle, fue un evento muy esperado porque se oir铆a una voz que normalmente no se escucha. En parte porque hay mucho ruido pol铆tico producido por los que quieren privilegios, lograrlos, no perderlos o recuperarlos.
Los organizadores de la marcha supieron muy bien como manejar las plataformas y hablar con sus iguales, pero trascendieron hacia otros o铆dos.
Con gran ambici贸n presentaron un pliego petitorio que parec铆a estar escrito por un anarquista o un 谩crata, porque se promov铆a deshacerse del Estado. Pretend铆an que grandes decisiones las tomara la sociedad, y aunque confuso, pretend铆an un asamble铆smo, al que est谩 muy acostumbrada la clase media.
La propuesta de tomar decisiones estrat茅gicas sin la intervenci贸n del gobierno y del congreso, con una suerte de auto gobierno es impreciso, porque no se sabe qui茅n articular谩 las demandas.
No todo lo que piden es originales. La ley prev茅 que los ciudadanos puedan iniciar el proceso de revocaci贸n de mandato, aunque los Z quieren hacerla sin reglas y eligiendo sucesora.
Hay puntos con los que coincido. Como exigir y asegurar transparencia, eliminar la compra de votos, aunque podr铆an exigir desaparecer a los caciques y al narco que son los que m谩s votos compran.
Me sumo a exigir desmilitarizar la seguridad p煤blica, pero tambi茅n a desmilitarizar las obras p煤blicas, que los Z no tomaron en cuenta.
Quieren reformar las reformas y la volveremos a reformar para seguir con Lampedusa. A reformar todo para que todo quede igual.
Crear consejos ciudadanos, magn铆fica idea, pero me dan 帽a帽aras cuando pienso en lo ciudadano que era el IFE, INE, INAI.
Los an贸nimos de la Generaci贸n Z hablan en nombre de 1/3 de la poblaci贸n, cosa que me parece un poco atrevida. No se dirigen a nadie, no ponen plazos, as铆 que nadie tuvo la necesidad de responder
Antes de esperar, y despu茅s de amenazar por la detenci贸n de v谩ndalos, anunciaron otra marcha que se desangel贸 y parece que se fueron de vacaciones. Llegaron los transportistas y campesinos, protestando por la falta de seguridad y la ley de aguas, lo que abri贸 un debate interesante.
La Generaci贸n Z prometi贸 una manifestaci贸n pac铆fica, con 120 heridos, de los que 100 son polic铆as. Pero una vez m谩s el bloque negro hizo de las suyas.
Se lanzaron acusaciones sobre la mano que mece la cuna de la violencia y la provocaci贸n.
Pero hay que voltear la mirada hacia el discurso de la marcha.
Se anticiparon con una pinta en el z贸calo acusando al narcoestado; si las definiciones sirven para algo, involucra a todas las instituciones del Estado, pero eso es lo que gritan desde la oposici贸n. Cierta parte de las instituciones cohabita con el crimen, es aventurado sostener que todo el Estado es narco.
En abierto oportunismo, trataron de secuestrar al Movimiento del sombrero, pero la principal dirigente estuvo ausente.
Se posesionaron de s铆mbolos de rebeld铆a de Nepal y s铆mbolos nazis, junto a la calavera desfilaron las swastikas.
Y los gritos reflejaron esas expresiones racistas, ah铆 se mostr贸 abiertamente judeofobia y para no dejar duda imprimieron la leyenda “Puta jud铆a”, lo que es parad贸jico porque La Dra. Sheinbaum no se identifica como tal. En eso se parecen a los nazis, que le recordaron su pasado a muchos que dejaron de ser jud铆os, para asesinarlos.
Como los racistas son de amplio registro, tambi茅n fueron mis贸ginos, gritando que las chichis tiemblan en Palacio Nacional. Nunca se hubieran atrevido a eso con un presidente, y lo hacen porque creen que las mujeres son d茅biles y se les puede agredir, como hizo el que abrazo a la presidenta, suceso que est谩 muy discutido.
La ultra derecha se expres贸 y muy fuerte, tratando de intimidar. Ah铆 navegan los franquistas, el Yunque, los empresarios que luchan denodadamente para recuperar privilegios, como no pagar impuestos, y por supuesto, los pol铆ticos que creen que la mejor estrategia para salvar lo poco que queda del naufragio, es provocar un naufragio colectivo.
La oposici贸n busca sangre, busca inestabilidad, y se dicen apoyados por un pueblo que no est谩 presente. Quieren demostrar que el gobierno es dictatorial, que no hay libertad, aunque marchan sin freno. Quieren convencer al mundo que M茅xico se tambalea. Quieren un escenario turbulento.
¿Qu茅 pasar谩 si el pueblo bueno que est谩 con la 4T sale a defender a su presidenta? ¿Ser谩 el escenario buscado? ¿La ultraderecha quiere un enfrentamiento que ba帽e de sangre la plaza de la constituci贸n?
Echeverr铆a dec铆a que los revoltosos eran los responsables de la represi贸n, el represor, trataba de culpar a sus v铆ctimas. El gobierno sabe que en sus manos est谩 cuidar que los incidentes sociales y pol铆ticos no se desborden y salgan de madre.
La marcha hay que tomarla en serio y propiciar un di谩logo con los Z y toda la sociedad.
El gobierno tiene la prerrogativa de marcar el ritmo.
