OPINIÓN
Carlos Luna Arvelo
Lo bueno del actual presidente de Estados Unidos Donald Trump y su política contra Venezuela es que no se anda con disimulos y a pesar del “relato” de la lucha contra los cárteles de las drogas, deja ver insistentemente que el objetivo último de su cerco a Venezuela es un cambio de gobierno.
Así como Trump declaró públicamente que Netanyahu le solicitaba las armas, que se utilizaron en el genocidio en Gaza, y su gobierno se las otorgaba, no ha dudado en declarar insistentemente que su gobierno tiene como propósito desalojar del poder a Nicolás Maduro.
Es verdad que no dice ahora, como si lo dijo en su campaña, que al fin de cuentas lo que busca y necesita EE UU es el petróleo venezolano (preferiblemente sin tener que pagarlo). Pero las acciones siempre dicen más que las palabras.
No puede un gobierno, que dice estar luchando contra los cárteles de la droga en el Caribe, indultar a alguien que ha sido sentenciado por introducir 400 kgs. de drogas a los EE UU, sin que quede claro que no le importa nada la introducción de drogas en ese país. Nos referimos al caso del expresidente de Honduras quien recibió el indulto del Presidente Trump.
Mientras ya van más de 80 personas asesinadas en lanchas bombardeadas por la flota naval de EE UU, solo con el fin de intimidar al gobierno de Venezuela e imponer un gobierno afín a sus intereses en el país que posee las mayores reservas probadas de petróleo en el planeta. Así es bueno que Trump persista en su política de amenazar militarmente a Venezuela a pesar de que la encuesta más recientemente realizada en EE UU indica que un 70% de los estadounidenses lo rechaza, es bueno que los pueblos de América Latina vean a Donald Trump actuando como el matón del barrio que impone a todos su voluntad valiéndose de su fuerza y su poderío.
La política interna en los EE UU parece que está acelerando las contradicciones del gobierno de ese país y hemos visto los cuestionamientos públicos derivados de los ataques a lanchas en el Caribe y el pacifico en el que se han cometido ejecuciones extrajudiciales que muchos denuncian hoy como crímenes de guerra cometidos por una poderosa fuerza naval con el objetivo de intimidar a toda una región e imponer el cambio de gobierno en Venezuela.
Así mientras los días corren y el fin del año 2025 se aproxima, la mayoría de los analistas geopolíticos serios coinciden en que la intervención militar contra Venezuela ha sido una estrategia fallida de Donald Trump y su gobierno. Amanecerá y veremos.
Carlos Luna Arvelo
