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Guerras y más guerras

OPINIÓN de Ángeles Sanmiguel

Año dos mil veintiséis. Los poderes siguen instigando las guerras. Cualquier opinión disonante  es linchada, -vocablo referente al “patriota de la Guerra de la Independencia” el coronel Charles Lynch, del siglo dieciocho, quien asesinaba  sin juicio a opositores  y población afroamericana, violencia sin ley. 

“La guerra empieza  a ser posible cuando  el otro deja  de ser  alguien  para convertirse en algo y, a partir de aquí, la misma inercia belicista puede poner de manifiesto los comportamientos más  aberrantes de la condición humana” expresan desde el Colectivo AA-MOC València (Alternativa Antimilitarista MOC València).

Imágenes satelitales, rastreo cibernético, enfrentamientos en terrenos, guerras híbridas mediante presiones económicas, desinformación, uso masivo de drones con piezas realizadas en 3D que resultan más baratas evitando la necesidad de militares en el campo de batalla, -actualmente drones  patrullan  Londres  emulando a China-, reconocimiento facial procesado  a través de inteligencia artificial señalando  objetivos. Bioguerras, en dos mil veintitrés dos abogados neerlandeses presentaron una demanda civil contra diecisiete personas y entidades relacionada con la pandemia;  para dos mil veinticinco la declaración estrella correría a cargo del coautor  de la “Ley contra el terrorismo  con armas biológicas de1989” quien repentinamente falleció, posteriormente  en Países Bajos, uno de los abogados querellantes fue arrestado junto a otras ocho personas denominadas “ciudadanos soberanos” (que rechazan  la autoridad del Estado).

Guerra de desnaturalización y colapso  de ecosistemas, ¿dos mil treinta?  Guerra de extinción  de la autosuficiencia y privacidad, ¿dos mil veintinueve, control digital del Estado sobre el dinero?  

En toda guerra son protagónicas las compañías privadas esas que proveen de  cuanto se precisa para  la destrucción, ya sea de vidas o libertad. Nuevas  armas esclavizan a las poblaciones que ven como sus capacidades tanto orgánicas, económicas como psicológicas son superadas, cuando no saqueadas.  

España también está enredada  con intereses bélicos privados sin  ir más lejos “una parte  importantísima, tal vez la más importante  de este negocio, es la financiación, es decir, la Banca armada, sin la cual no sería posible. Casi todos los bancos  tienen alguna inversión en la industria de la muerte, los que más inversión  tienen son el Santander BBVA y Sabadell”, comenta  el activista antimilitarista Antonio.

“Indra, Navantia, General Dynamics European Land Systems  (GDELS), Sener, Santa Bárbara Sistemas (parte de General Dynamics), Aernnova, Talleres de Guerra (TEG), EADS CASA  (ahora Airbus Defence and Space)” son algunos nombres ligados  al mercado de la guerra “aparte de las empresas  que directamente fabrican  armamento”.  Las guerras también alimentan “muchísimas más  empresas que, aunque  no están en el listado de empresas armamentísticas, de alguna manera  son necesarias y viven también del mismo negocio: fabricación de piezas y  complementos, acabados, embalajes, transporte”. Y, ¿qué decir  de instituciones mutadas en intermediarias generadoras y perpetuadoras de guerras siempre asesinas? Cualquier guerra  es un estercolero donde la escoria se refocila multiplicándose hasta el infinito. 

Más de sesenta entidades pacifistas, sociales, educativas y sindicales  valencianas, este año, nuevamente,  han reclamado que “el Ayuntamiento de València  deje de invitar a las Fuerzas Armadas  a Expojove (Feria  de la Infancia y la  Juventud) en coherencia  con la aplicación  de las leyes educativas en un espacio educativo” redacta  el periodista, escritor  y corresponsal  barcelonés Joan Canela en su artículo sobre la sentada  antimilitarista  ante el stand  del ejército donde  esparcieron confeti rosa  y se pusieron narices rojas de gomaespuma de payaso circense. 

“Las armas no educan”.    

Rememoraba Ronald Clark periodista británico en la biografía de Bertrand Russell, pacifista y Premio Nobel  de Literatura que trabajaría para la Asociación  Antirreclutamiento (AA) por lo que fue expulsado del Trinity College,  que “el movimiento antibelicista  durante la I Guerra Mundial  fue apoyado por muchos hombres y mujeres de buena fe animados de un gran coraje”.

¿Hasta cuándo cualquier andamiaje narrativo en medios de comunicación será utilizado para sostener las guerras otorgándoles nombradía inexistente? Actualmente, el Tío Sam, por mor del empoderamiento de un caligulísmo grosero ha rebautizado el Departamento de Defensa como Departamento de Guerra quedando este hecho en titular de un solo día cuando realmente esconde algo terrorífico que señala el horizonte hacia donde se enfoca el negocio de la guerra en las alturas. “Washington está lleno de belicistas piensen lo que piensen los demás”,   declara el economista estadounidense  y asesor  para distintos gobiernos sobre reformas económicas Jeffrey Sachs. “El bloqueo a Venezuela es un acto de guerra. Es inconstitucional”, añade en el espacio digital del exjuez  Andrew Paolo Napolitano. “Él (Trump) está declarando la guerra por su cuenta” esgrime, “así que estamos en guerra desde un punto de vista técnico” y operativo con Venezuela. 

¿Carnaza  para guerrear con el gran dragón chino?

En el libro “Violencia, memoria amarga” el psiquiatra Javier Urra expone: “Sé por experiencia  que cuando uno verbaliza  en los medios de comunicación las atrocidades que por su profesión conoce, o la cruda realidad que se avecina, atrae sobre sí muchas veces, como un pararrayos, el estigma de las víctimas  y la crítica social”. 

¿Volverá la mili (servicio militar obligatorio)?  Mediante el  denominado Pacto del Majestic, en mil novecientos noventa y seis, Jordi Pujol  (CIU, Convergència i Unió) obligaría  a Aznar a  eliminarla  para lograr su voto y así poder ser investido como presidente del Gobierno. “Si hay que creerse las declaraciones de la ministra Robles, -habría que tener mucha fe-, no  parece que a corto plazo  se plantee la vuelta de la mili en España”, comenta Antonio. “Lo que me suscita  dudas es si  estas declaraciones  las hace desde el convencimiento y la voluntad política  o,  -más bien creo yo-,  esperando que la propaganda militarista y el tiempo vayan  haciendo las encuestas más favorables”. 

Recientemente  el embargo de armas a Israel mediante un Real Decreto se ha roto, afirmaba la mencionada  ministra y magistrada que esto “no tiene relación con las políticas militares ni de defensa, sino con el ámbito comercial, con el ámbito industrial y con el ámbito de exportaciones”. Pero, ¿qué es la guerra? ¡Comercio, industria y exportación!

En la guerra ruso-ucraniana “Estados Unidos y Europa dijeron podemos  adueñarnos de Ucrania” e ignoraron el tratado del año dos mil quince, el llamado Acuerdo de Minsk II, entre Ucrania, Rusia, Francia y Alemania firmado para  detener la guerra  entre fuerzas ucranianas y separatistas en el Donbás. En dos mil veintiuno,  un miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte apuntaría en privado que “la OTAN no se va a expandir a Ucrania pero no lo vamos a decir”. 

¿Intereses y más intereses para guerras y más guerras? 

¿Qué pasa con Europa? ¿Alemania como preboste belicista europeo?  Sachs señala que Bruselas está dirigida por una “exfuncionaria alemana”, ¿belicista de pro? Y “a Gran Bretaña siempre le encanta una guerra contra Rusia” pero esta guerra –la de Ucrania- “en realidad la podría haber terminado (Trump) con una llamada telefónica”. Por su parte, Francia, Gran Bretaña  y Alemania, “han jugado este juego desastroso  una y otra vez y otra vez, están caminando hacia otra guerra, un patrón repetido basado en una rusofobia”

Resumiría el escritor Aldous Huxley  en “Los escándalos de Crome”: “Si quieres hacer algo razonable en este mundo, tienes que contar con una clase de personas seguras, a salvo de la opinión pública, libres de la pobreza, que dispongan de tiempo libre  y que no estén obligadas a dedicar su tiempo a las rutinas imbéciles  que se conocen como trabajo honrado. Tienes que contar con una clase cuyos miembros puedan pensar  y, dentro de los límites obvios, hacer lo que les guste.  Debes contar con una clase en la que la gente  con excentricidades pueda abandonarse a ellas, y en la que la excentricidad en general  sea tolerada y comprendida”. 

¿Tecno centuriones multimillonarios?

Desorbitadas son las ganancias que están procurando  a Silicon Valley la guerra en Ucrania y el genocidio en Gaza. 

“Distintas formas de hacer  la guerra no son distintos tipos de guerra, solo existe la guerra” afirma Antonio. “De la misma manera que no entiendo el concepto de crímenes de guerra, para mí no hay  crímenes de guerra porque toda la guerra  es un único crimen”. 

¿Qué opina la juventud?  “Me parece obvio que la inmensa mayoría de los jóvenes  que acuden al ejército como salida profesional,  lo hacen desde una situación de necesidad  y crisis, buscando  estabilidad y seguridad laboral” indudablemente “también habrá alguno  que se meta en el ejército por vocación. 

Asimismo existe cierto grupo que ansía emular a sus ancestros por esa educación espejo o raigambre de saga tan arraigada en la España  franquista militarista.

¿Cuántas  enfermedades  mentales  se desarrollan  en tropas y combatientes? ¿Cuántos  psicópatas  se nutren del belicismo? El cine ha romantizado  la violencia de los ejércitos. En “Oficial y Caballero”, interpretada por Richard Gere, además del mensaje sexista donde el máximo anhelo de las jóvenes supone ser elegidas por un chico de incólume uniforme, este, a su vez, representa al artúrico redentor guerrero Lancelot del Lago. 

“Una encuesta del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas)  de 2021  dice que el 15,05% de los jóvenes entre 18 y 29 años consideraban las Fuerzas Armadas como una salida profesional válida, de ese porcentaje,  la mayoría eran hombres con estudios  medios o inferiores”. ¿Empobrecer  a la juventud, acotándole  su futuro para que engrosen  las filas militares aunque  a los cuarenta y cinco años tengan que buscarse la vida si no alcanzan el nivel de permanencia mediante restringida oposición?  ¿“Fábrica de parados”?  

En los anteriores porcentajes influye la llamada “tranquilidad militar, es decir, mientras no haya que ir a pegar tiros o que te los peguen a miles de kilómetros  de tu casa, habría que preguntar directamente  si se estaría dispuesto o dispuesta  a ir a la guerra por 1.200 o 1.500 euros  al mes”.  

“El mundo es un lugar muy muy peligroso en estos momentos” indica Sachs.

¿Aumentar  los discursos  de guerra cuando la población quiere paz? Según Sachs, Trump “está tratando de asustar al resto del mundo” declarando: “Somos los más duros, los más malos, los más temidos del barrio”.    

“Me opongo al genocidio” pone el cartel de la activista ambiental sueca  de veintidós Greta Thunberg  apresada en Londres. “Es una locura, no sé qué está pasando en Gran Bretaña” dice  la coronela  Karen Kwiatkowski, “es Orweliano”. 

“La caza de seres humanos no es otra versión  de la guerra sino  la expresión máxima  de la repugnante deshumanización  producida por la propia lógica militarista”, dictamina Antonio. En Sarajevo francotiradores civiles pagaron  para matar  a personas y en Gaza  y Nigeria se asesinan a niñas y niños a sangre fría. El ansia por la violencia  se ha desatado. Russell en un cierto momento confesaría afligido: “Me di cuenta de lo odioso que es el espíritu de la violencia”.

 ¡No a las guerras! 

Relata sobre la II Guerra Mundial el periodista estadounidense Michael Coffey: “Después de seis años de guerra mundial, ¿dónde nos encontrábamos? La guerra que había costado  la muerte por lo menos  a 15 millones de militares y a más de 30 millones de civiles, se había acabado”. 

“La guerra no es un juego” expresaron  en valenciano los manifestantes antimilitaristas en Expojove. 

Desde AA-MOC València especifican que “se han hecho y se hacen puntualmente acciones  y campañas  contra el juguete bélico  y sexista”.

“Lo único que pedí a mis  marines es que obedecieran mis órdenes como si fueran palabras de Dios”  dice un coronel en la película del director y guionista  estadounidense Stanley Kubrick “La Chaqueta metálica”. “¡A ver pon cara de pelea! ¡Puta mierda no me convences! ¡Pon cara de pelea de verdad! ¡No me das miedo sigue con ello!”.


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