El Ibex 35 lleva un año de récord en récord, y este pasado viernes 12 de diciembre ha vuelto a pulverizar uno más. Ha arrancado la sesión en los 16.956 puntos y, antes de cumplirse el mediodía, el selectivo español superó por primera vez en su historia los 17.000 puntos. En concreto, ha llegado a tocar los 17.029 puntos tras haber conseguido, en ese momento, una subida del 0,7%.
Todo ello sirvió para que el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sacara pecho y alardeara de que esos datos son consecuencias de su política económica.
Sin embargo, a casi al unísono trascendió un par de datos demoledores del que el Presidente no hizo eco en sus manifestaciones de alegría económica.
Por una parte, el salario más alto en las mayores empresas españolas es en promedio 111 veces superior a la nómina media, de manera que una persona con un sueldo intermedio tendría que trabajar más de un siglo para igualar lo que gana el máximo ejecutivo de la compañía en un año.
Así se recoge en el informe «Las brechas salariales de las grandes empresas» elaborado por Oxfam Intermón a partir del análisis de las 40 mayores compañías españolas cotizadas por nivel de ingresos durante 2024. En el documento se destaca que pese al sólido crecimiento económico, esta mejoría no se traslada a la mayoría de las personas trabajadoras.
Por otra parte, en las grandes empresas analizadas, las mujeres ganaron de media un 8,16% menos que los hombres por el mismo trabajo durante 2024. Sin embargo, si se comparan los sueldos medios entre hombres y mujeres, la diferencia asciende al 18,2%. En la práctica, esto implica que las mujeres tienen que trabajar una hora y media más que los hombres cada día para ganar lo mismo, en lo que respecta a trabajos remunerados.
Por último, el 63% de los hogares españoles tiene dificultades para llegar a fin de mes, según un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Esta situación se debe a factores como bajos ingresos, el aumento de precios en productos básicos y el encarecimiento de la vivienda, sobre todo en alquiler.
De esta manera, esa bonanza económica de la que se enorgullece el Presidente es para unos cuantos y no está llegando, en modo alguno, a esa mayoría social a la que dice representar.
Lo sorprendente de todo ello, es que a la izquierda del PSOE, en todas sus sensibilidades, no se haya hecho eco de esa contradicción y le haya dicho al Presidente que no hay motivos para tanta alegría, sino todo lo contrario y que estamos inmersos en una economía llena de parabienes para los poderosos que no llega a la currante mayoría social. Nunca hubo tanta gente trabajando, según las estadísticas de la Seguridad Social y del Ministerio de Trabajo, pero también nunca hubo tantos hogares que se las ve canutas para llegar a fin de mes, a pesar de trabajar ambos cónyuges, lo que pone de manifiesto una desconexión entre las cifras oficiales y la realidad cotidiana de la mayoría.
Parece que la política económica actual se sigue centrando en un modelo que, aunque reduce el desempleo, no reparte los beneficios de manera justa. Esto refleja un sistema donde el crecimiento no necesariamente se traduce en mejoras en la calidad de vida de las clases populares, sino que puede estar concentrándose en un sector reducido de la población.
No cuestionar profundamente estas contradicciones por parte de la izquierda real, algo que podría ser una oportunidad para fortalecer un discurso más crítico y realista sobre la distribución de la riqueza, es parte del cada vez más descreimiento y desafección en el electorado popular que padecen según los sondeos y procesos electorales.
Puño en Alto
