OPINIÓN de Diego Nevado Martínez
Nuevamente, la concejala Raquel García, del partido de extrema derecha Vox Albal, que “gobierna” por el pacto del puchero con Avant Albal y el polémico PP con José Miguel Ferris a la cabeza, se ha vuelto envuelta en otra polémica.
El PSPV señala que, en la nota de prensa difundida por la asociación Santo Ángel de la Policía de El Puerto de Santa María, se expone que "se otorga el reconocimiento a título individual, por labores altruistas".
Para el PSPV, si es un premio a título individual, "no se debería haber costeado con dinero público, de todos los vecinos".
El punto de la polémica está en una factura de 442,1 euros destinados al pago de una comida para 15 personas, en la que García invitó con "fondos públicos" a miembros de la asociación, además de la factura del alquiler del coche, con un gasto de 150 euros, el taxi (13 euros); gastos en carburantes (30,27 euros); y en una comida con dos menús (29.90 euros). Del alojamiento y vuelo no han tenido conocimiento de gasto público.
Además, el grupo municipal del PSPV señala que "si la medalla fuera para el ayuntamiento, estaría en el edificio, pero, sin embargo, la tiene ella como una distinción personal".
Desde la formación política explican que Raquel García intentó "blanquear el viaje" alegando haber conseguido una donación de aires acondicionados para centros escolares.
“A día de hoy desconocemos si esos aparatos existen, si están instalados o si esa donación es real. Lo hemos preguntado, sin respuesta. Podría ser una excusa improvisada para justificar el desplazamiento”, explican desde el PSPV.
El polémico alcalde del PP José Miguel Ferris guarda silencio y yo de primera mano he podido comprobar los vergonzosos comportamientos de este tripartito que, por ambición y no por ética, quiso que no gobernara la fuerza más votada con el histórico Ramón Marí al frente después de 20 años en la alcaldía y otros tantos en la oposición.
COMPORTAMIENTO EN EL ÚLTIMO PLENO
La concejala Raquel García en el último pleno no fue capaz siquiera de reconocer que, mientras los taurinos estaban vociferando y amenazándome un pleno antes, ella estaba hablando con otra persona diciendo que yo había venido a provocar (por ir al pleno a intentar expresar lo que consideraba).
Por lo menos el alcalde, aunque fuera para quitarme de en medio, se disculpó y reconoció el vergonzoso comportamiento del PP en el pleno, así como por lo menos son capaces de reconocer lo que dicen.
Hay testigos más que de sobra que oyeron a Raquel García pronunciar esas palabras aún dentro del consistorio al que acudieron los taurinos para intentar que no pudiera hablar mediante la intimidación, y están siendo investigados por el juzgado de instrucción 1 de Catarroja, dado que podían haber cometido delitos de coacciones y amenazas.
La Policía Local del municipio está de testigo del suceso e incluso impidió agresiones de los que son violentos con los animales y las personas.
En el pleno de noviembre, la concejala de Vox y supuesta cristiana niega sus palabras, además de que luego, fuera de cámara, se niega a tener el talante democrático de hablar un minuto y su acompañante me dice que ya tengo para escribir, entre otras cuestiones delante de la Policía Local, por lo que Vox ni está por Albal ni está por la patria, está por la pasta.
Avant Albal sigue siendo cómplice de todas las miserias del PP y la formación de extrema derecha en cuanto a que siguen formando parte del gobierno cuando en la mayoría de cosas ni siquiera coinciden.
En el último pleno, Raquel García impidió una declaración institucional para condenar la violencia hacia la mujer, así como en otros ha presentado enmiendas para silenciar a las mujeres en cuestiones como la trata/prostitución, o es la única edil de Albal que se ha negado a condenar el genocidio que sufre el pueblo palestino.
A la concejala no merece la pena pedirle la dimisión, pues Vox todo lo que sea un sillón lo mantendrá hasta las últimas consecuencias para hacer todo el mal que pueda bajo un falso patriotismo que cada vez tira más para atrás.
Si fuera por la formación extremista, el vecindario comería banderas de España.
Aprovecho para reprobar que este tripartito siga manteniendo actos sádicos como la tauromaquia callejera, el tiro y arrastre o su apoyo a lugares como el Bioparc, que secuestran animales de su hábitat para realizar un siniestro negocio.
También es vergonzoso que todos los medios locales se hayan dedicado a encubrir al alcalde y el resto del descoordinado “equipo“, así como la mayoría también han ocultado la polémica que salpica a la concejala de Vox (que también dice ser “cristiana“).
Pronto me tocará escribir sobre el circo que el sábado abre con animales en València.
PP, Vox y Avant Albal están haciendo cada vez más daño al pueblo y solamente queda reiterar que en las próximas elecciones de 2027 esto debe cambiar por el bien del vecindario.
Basta hacer un breve repaso a la cuenta de Vox Albal para ver su desprecio y ataque a los inmigrantes, blanqueamiento a Carlos Mazón o cómo comparten al concejal de Vox Paiporta investigado penalmente por pedir plomo para los inmigrantes.
Yo no estoy en ningún partido, pues basta ver mis artículos de opinión para saber que los he criticado a todos cuando así he considerado que debía hacerlo.
Aunque muchas veces no voten lo mismo, Avant Albal y PP son cómplices de blanquear a una formación de extrema derecha para satisfacer su obsesión por los sillones.