OPINIÓN de Emilio Marín, Argentina.- Otra vez inundaciones en la provincia de Buenos Aires. Junto el drama social, otra vez se desbordó la política, más en tiempo de elecciones. Ahora bajan las aguas. La turbiedad política, en cambio, puede acentuarse. En el momento crítico, del martes 11, los desbordados ríos Luján, Salto y Areco habían dejado 20.000 afectados; la mitad evacuados o auto evacuados. Se habló de cuatro muertos. Los daños económicos serán cuantiosos, aunque siempre lo más valioso es el sufrimiento de las personas y la pérdida de vidas. “La plata va y viene”, aunque para la mayoría de los damnificados, de los estamentos menos pudientes de la sociedad, más va que viene. Es que en la cercanía de los ríos, en los terrenos más bajos, y sobre todo en zonas inundables, por lo general no viven los argentinos más adinerados. Estas tragedias tienen casi siempre un evidente contenido de clase. A partir del viernes 14 las aguas comenzaron a bajar y ya ese día los afectados empezaro