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Cuestión de color

José Saramago 26-03-2009 Dialogo de un anuncio de automóviles en televisión. Al lado del padre, que conduce, la hija, de unos seis o siete años, pregunta: “Papá, sabías que Irene, mi compañera de clase, es negra?” Responde el padre: “Sí, claro…” Y la hija: “Pues yo no…” Si estas tres palabras no son propiamente un puñetazo en la boca del estomago, son sin duda otra cosa: un mazazo en la mente. Se diría que el breve diálogo no es más que el fruto del talento creador de un publicitario con genio, pero, aquí al lado, mi sobrina Julia, que no tiene más que cinco años, preguntada sobre si en Tías, lugar donde vivimos, había negras, respondió que no sabía. Y Julia es china… Se dice que la verdad sale espontáneamente de la boca de los niños, sin embargo, ante los ejemplos dados, no parece que ese sea el caso, puesto que Irene es realmente negra y negras no faltan tampoco en Tías. La cuestión es que, al contrario de lo que generalmente se cree, por mucho que se intente convencernos de

8 de Marzo

José Saramago 09-03-2009 Acabo de ver en los informativos de televisión manifestaciones de mujeres en todo el mundo y me pregunto una vez más qué desgraciado mundo es éste en que todavía la mitad de la población tiene que salir a la calle para reivindicar lo que para todos ya debería ser obvio… Me llegan informes oficiales de solemnes instituciones que dicen que por el mismo trabajo la mujer cobra el 16 por ciento menos, y seguramente esta cifra estará maquillada para evitar la vergüenza de una diferencia aún mayor. Dicen que los consejos de administración funcionan mejor si están integrados por mujeres pero los gobiernos no se atreven a recomendar que el cuarenta por ciento, no ya el cincuenta, esté integrado por mujeres, aunque cuando llega el colapso, como en Islandia, llaman a mujeres para dirigir la vida pública y la banca. Dicen que para evitar la corrupción en la organización del tráfico en Lima van a poner guardias mujeres, porque se ha comprobado que ni se dejan soborna

Izquierda

José Saramago 25-02-2009 Nosotros tenemos razón, la razón que asiste a quien propone que se construya un mundo mejor antes de que sea demasiado tarde, pero o no sabemos transmitir a los demás lo que es substantivo en nuestras ideas, o chocamos con un muro de desconfianzas, de prejuicios ideológicos o de clase que, si no logran paralizarnos completamente, acaban, en el peor de los casos, por suscitar en muchos de nosotros dudas, perplejidades, esas sí paralizadoras. Si el mundo alguna vez consigue a ser mejor, solo habrá sido por nosotros y con nosotros. Seamos más concientes y estemos orgullosos de nuestro papel en la Historia. Hay casos en que la humildad no es buena consejera. Que se pronuncie alto la palabra Izquierda. Para que se oiga y para que conste. Escribí estas reflexiones para un folleto electoral de Izquierda Unida de Euzkadi, pero también pensando en la izquierda de mi país, en la izquierda en general. Que, pese a lo que está pasando en el mundo, sigue sin levanta

Gervasio Sánchez

José Saramago 29-01-2009 Los ojos que tengo no me han servido de mucho. Veo las letras que voy lanzando, una tras otra, sobre la página blanca del ordenador, formo palabras que, mejor o peor, le van contando a quienes me leen ciertas opiniones, ciertas ideas que llamo mías, visiones del mundo les llamaría retóricamente si el mundo se dejase conocer por tan poco. Mucho de lo que veo, sólo lo veo porque otros lo han visto antes. Me duele hasta el remordimiento haber sido tan pocas veces en mi vida el que vio. En rigor, no vivo en una burbuja protectora, pero me doy cuenta de que estoy rodeado de personas dispuestas a evitarme choques que, dicen, e tal vez alguna razón tengan, podrían afectar negativamente mi trabajo. No sé. Lo que sí sé es que el muro de que me siento a veces rodeado, al final es más frágil de lo que parece, lo acometen frecuentemente, con particular violencia, las investidas brutales de la realidad. El libro reciente al que el fotógrafo Gervasio Sánchez le ha dad

Israel y sus derivados

José Saramago 23-01-2009 El proceso de extorsión violenta de los derechos básicos del pueblo palestino y de su territorio por parte de Israel ha proseguido imparable ante la complicidad o la indiferencia de la mal llamada comunidad internacional. El escritor israelí David Grossmann, cujas críticas, en todo caso siempre cautelosas, al gobierno de su país han subido de tono, escribió un artículo publicado hace algún tiempo que Israel no conoce la compasión. Ya lo sabíamos. Con la Torá como paño de fondo, gana pleno significado la terrible e inolvidable imagen de un militar judío partiéndole a martillazos los huesos de la mano a un joven palestino capturado en la primera intifada por tirar piedras contra los tanques israelíes. Menos mal que no se la cortaron. Nada ni nadie, ni siquiera organizaciones internacionales que tendrían esa obligación, como es el caso de la ONU, han conseguido, hasta ahora, frenar las acciones más que represivas, criminales, de los sucesivos gobiernos de I
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